lunes, 26 de octubre de 2015

Cine: TAXI TEHERAN


Jafar Panahi es un director iraní que fue condenado e inhabilitado para ejercer su profesión en 2010, acusado de una serie de delitos que incluían propaganda contra el estado. Hasta entonces había realizado una serie de películas centradas en la visión social de la vida en su país, que le reportaron varios premios en festivales internacionales. A pesar de su condena ha seguido realizando películas en la clandestinidad y ha seguido obteniendo reconocimientos en el resto del mundo. Su última película es Taxi Teheran que fue premiada con el Oso de oro en Berlín 2015.

Aunque cabe preguntarse como es posible que a pesar de la prohibición siga presentando su obra en el resto del mundo sin que las autoridades iranís tomen nuevas medidas contra él, no cabe duda de que se trata de un luchador contra un régimen censor y absolutista.



Un taxi conducido por Jafar Panahi recorre las  calles de Teherán.  Su cámara, colocada en el salpicadero del vehículo, captura el espíritu de la sociedad iraní mediante personajes muy diversos que entran en el taxi a lo largo de unas pocas horas. Se trata de vehículos que se pueden compartir con desconocidos lo que da lugar a que los primeros pasajeros sean una maestra y un autónomo con visiones muy opuestas de la vida. Después un traficante de películas prohibidas por la censura, un accidentado con su mujer que quiere que se grabe su ultima voluntad y unas mujeres supersticiosas, para finalmente recoger a su sobrina del colegio, entrevistarse con otro hombre y recoger a una abogada de un grupo que le apoya en su defensa. Todo esto está contado, en mi opinión, con poca agilidad y, aunque nos transmite  un retrato de la sociedad en que se desenvuelve, la verdad es que varios de los episodios se alargan demasiado y no sabemos si estamos ante un documental o una ficción. 

Algunos episodios son verdaderamente reveladores, aunque el primero, por ejemplo, podría grabarse en cualquier país, incluido el nuestro.

Mención aparte merece la secuencia con su sobrina, una niña espontanea y encantadora a la que utiliza para transmitirnos las duras y absurdas condiciones que la censura impone al cine, condiciones que recuerdan a otras no muy lejanas en nuestro país. Y que, además, constituye  una reflexión sobre la manipulación en los documentales.

Creo, sinceramente, que como documental es interesante pero que los premios y opiniones que recibe, lo son más a su situación y la lucha que sostiene contra las autoridades de su país que a la calidad cinematográfica.


1 comentario:

  1. También la veo como una película denuncia, sin más. Hay escenas excesivamente largas y carentes de sentido como grabarle a él conducienerotismo tiempo pero en silencio: u otras que ya se explican por sí solas (ya que es más un reportaje) sin tener que reiterar la idea. Esperaba más a la vista de tan elogiosas críticas. Pero bravo.

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