lunes, 27 de abril de 2015

Cine: Sexo fácil, películas tristes


Coproducción hispano argentina, dirigida por el argentino Alejo Flah que es también autor del guión. Es la segunda película larga del director. Presente en el Festival de cine español de Málaga, donde Ernesto Alterio, uno de los protagonistas, ha ganado el premio al mejor actor. 



Marina (Marta Etura) y Víctor (Quim Gutiérrez) son jóvenes, solteros, guapos y se atraen profundamente. No tardarán en darse cuenta de que están hechos el uno para el otro.
Sólo existe un pequeño problema: Víctor y Marina son, en realidad, personajes de ficción creados por Pablo (Ernesto Alterio), un guionista en plena crisis sentimental al que han encargado escribir una comedia romántica.

La cuestión es: ¿será capaz de escribir una historia de amor cuando su amor está en crisis?

Lo cierto es que se trata de una película con una enorme sensación de ya vista. La historia de Marina y Victor es la típica de encuentros y desencuentros, mientras que la de Pablo es la del final de una relación. El poco interés de la película, reside en la alternancia de las dos historias, la de ficción y la real del guionista, con sus dificultades para llegar a un final feliz cuando él se siente infeliz.  Recuerda el director una frase de Billy Wilder sobre la escritura: siempre escribir en antítesis a los estados anímicos (la comedia en los períodos depresivos, el drama en los momentos alegres).

Aparte de la forma de narrar, el interés de la película está en sus intérpretes. Sobre todo Ernesto Alterio  en uno de esos personajes de perdedor que se le dan muy bien, la sonrisa de Marta Etura y la seriedad de Carlos Areces. Todos ellos, junto a Quim Gutierrez en papeles sin un ápice de originalidad.

Pero en conjunto se trata de una película anodina, insignificante, falta de conflicto. Intrascendente y entretenida. 



viernes, 24 de abril de 2015

JORGE EDWARDS - LA MUERTE DE MONTAIGNE

 LA AMISTAD (Los ensayos de M. Montaigne)

El afecto que Montaigne compartió con Etienne de la Boetíe, escritor francés y poeta, (1530-1563), quedó plasmado en el ensayo titulado por Montaigne como "De la amistad" publicado en 1580. Se conocieron por un texto de La Boetíe  titulado "Discurso de la servidumbre voluntaria o contra uno".

Como consecuencia del interés que suscitó en "El Señor de la montaña", nombre con el que se conoció a Montaigne, se buscaron y encontraron, iniciando así una relación de profunda amistad, creando un vínculo que solo se rompió con la muerte de La Boetíe.

El ensayo de Montaigne hace hincapié en la intervención del destino en el establecimiento de la amistad; porque la amistad es diferente de las demás relaciones humanas, porque es indestructible su definición e importancia. También detalla las diferentes formas de la amistad y el amor. Montaigne distingue cuatro tipos de relaciones entre los humanos: naturales, sociales, entre anfitriones y amorosas,

Montaigne afirma que las relaciones entre hijos y padres están fundadas en el respeto y por tanto excluye de ellas a la amistad. Esta, dice, que nace y crece por la comunicación, la cual no puede darse entre padres e hijos debido a la disparidad que entre ellos existe y además chocaría con los deberes naturales de los progenitores, Porque "ni pueden comunicarse a los hijos todos los pensamientos secretos de los padres, para no crear una intimidad indecorosa, ni las advertencias y correcciones, que constituyen uno de los primeros deberes de la a mistad",

En cuanto al matrimonio, Montaigne dice que es un contrato en el cual solo la entrada es libre, la duración es obligada y forzosa: "es un contrato que suele establecerse con vistas a otros fines. En la amistad, en cambio, no existe otro asunto ni negocio que el de ella misma".

La relación de amistad en las mujeres, para Montaigne, es insostenible, pues argumenta que "la capacidad habitual de las mujeres no llega a la altura del diálogo y la comunicación que nutre este santo lazo, ni su alma parece lo bastante firme para sostener la presión de un nudo tan apretado y duradero. Pero este sexo todavía no ha podido alcanzar una amistad más plena y más cumplida, con ningún ejemplo, siendo así que ya el acuerdo general de las escuelas antiguas lo excluye de ella"

Montaigne afirma que "Por lo demás, lo que solemos llamar amigos y amistades no son más que relaciones  y familiaridades entabladas por alguna ocasión o ventaja a cuyo propósito nuestras almas se unen, En la amistad que yo hablo, se mezclan y confunden entre sí con una mixtura tan completa que borran y no vuelven a encontrar ya la costura que las ha unido. Si me instan a decir por qué le quería, siento que no puede expresarse más que respondiendo: porque era él, porque era yo".

Montaigne cita en su ensayo varios ejemplos de amistad llevados a un límite extraordinario:
"Cuando el filósofo Diógenes necesitaba dinero no decía que lo pedía a los amigos, sino que lo exigía".

"Hay hechos que me llevan a honrar de forma extraordunaria la respuesta de un joven soldado a Ciro, rey de los persas: al preguntarle éste por cuanto cedería un caballo con el que acababa de ganar el premio de una carrera, y si lo querría cambiar por un reino, le dijo: ciertamente no, Majestad, pero sí lo entregaría de buena gana por adquirir un amigo, si hallara a alguien digno de semejante compromiso." 


Emilio González Cuenca.

miércoles, 22 de abril de 2015

Cine: La fiesta de despedida


Coproducción germano-israelí La fiesta de la despedida está dirigida por dos israelíes, Sharon Maymon y Tal Granit. Se trata según parece de su cuarta película de cuyo guión también son responsables. Obtuvo el Premio del público en el Festival de Venecia y la Espiga de oro en la seminci de Valladolid.



La fiesta de la despedida trata el controvertido tema de la eutanasia, pero trata de hacerlo con humor, como se aprecia en el avance, lo que le da un aspecto de comedia negra.

Cuenta la historia de Yehezkel, un hombre de 75 años que vive con su esposa en una residencia de ancianos de Jerusalén. Max, su mejor amigo, se encuentra en estado terminal y quiere morir en paz, por lo que Yehezkel está decidido a ayudarle a cumplir su deseo que comparte su mujer.  Para ello, utilizando sus conocimientos, decide construir una máquina de ‘auto-eutanasia’ con el propósito de ayudar a su amigo. Pero cuando se extienden los rumores sobre la máquina, otros ancianos les pedirán ayuda. El conflicto llega al límite cuando es la propia mujer de Yeheskel, victima de un alzheimer galopante quien pese a haberse mostrado contraria a las actividades de su marido, le solicita ayuda para morir dignamente.

Apoyada en las buenas interpretaciones de un conjunto de actores veteranos desconocidos aquí, la película es eficaz y simpática pero falta de profundidad. Abusa del buen rollo y se queda en tierra de nadie. Leía en un comentario sobre la película que este hubiera sido un buen tema para Berlanga y Azcona. Es cierto. La habrían dotado de esa profundidad y, sobre todo, del humor negro que le falta.

No obstante la película no está mal, se deja ver, y provoca reflexionar sobre el hecho de que  poner fin voluntariamente a una vida de sufrimiento, no solo este prohibido por las religiones sino también por las leyes. Algo con lo que, en principio, no estoy de acuerdo, pero que considero muy difícil de regular en algunos casos.

Son bastantes las películas que se han acercado a este tema, desde diferentes ángulos y mayor o menor fortuna. Podemos señalar Mar adentro (Amenabar, 2004), Million dollar baby (Eastwood, 2004), Amor (HAneke, 2012), Johnny tomó su fusil (Trumbo, 1971), Tapas (Corbacho y Cruz, 2005), Los descendientes (Payne, 2011) o, recientemente, Siempre Alice, que comenté en el blog hace unas semanas.

martes, 21 de abril de 2015

Cine: El capital humano



Película franco-italiana, dirigida por Paolo Virzi, del que no he visto nada anterior. Entre sus películas destacan, al parecer, Todo el santo dia y La prima cosa bella, aunque hay que remontarse a 1995 para encontrar un premio David de Donatello (Los Goya italianos) a la mejor película por Ferie d'agosto. Parece que está bien considerado en su pais. De hecho, El capital humano viene avalada por nada menos que siete premios David, entre ellos el de mejor película, por delante de La gran belleza. Debo decir que, aunque La gran belleza no me gustó, considerar El capital humano mejor, me parece increíble.

En esta ocasión adapta una novela de Stephen Amidon, escritor norteamericano, publicada en 2004. Paolo Virzi que también es guionista de la película,  ha trasladado la acción desde Connecticut a Brianza, una provincia italiana de creación reciente (2004) cuya capital es Monza, y se encuentra próxima a Milán. 



En la víspera de Navidad, un lujoso todo terreno saca a un ciclista de la carretera. El todo terreno es el vehículo de Maximiliano, el hijo de la familia Bernaschi. Pero él no lo conducía. El accidente puede cambiar el destino de dos familias: la del millonario Giovanni Bernaschi, un especulador financiero que ha creado un agresivo fondo de inversión atrayendo y esquilmando a los crédulos inversores, y la de Dino Ossola, un ambicioso agente inmobiliario al borde de la quiebra, cuya hija, Serena, estudia en la misma escuela que Maximiliano. Y la de Luca, un joven con problemas psicológicos, enamorado de Serena.   Siete personajes cuya historia conoceremos a través de tres de ellos, Dino Ossola, Carla Bernaschi y Serena Ossola.

Con apariencia de thriller - ¿quien conducía el coche en el momento del accidente?-, se nos presenta un culebrón social de ricos, clases medias y bajas, donde las tramas y los temas  se acumulan sin que ninguno de ellos se desarrolle plenamente. ¡Que diferencia con los dramas burgueses del francés Claude Chabrol en los 70, a los que de alguna forma recuerda!

Lo mejor son las interpretaciones femeninas. Valeria Bruni Tedeschi (hermana de Carla Bruni, la esposa de Sarkozy), actriz y directora italiana, muy popular y premiada, es Carla Bernaschi, una ex-actriz casada con el millonario pero insatisfecha de su vida. La parte de la película que se centra en su personaje gana con su presencia pero es de lo mas convencional y tópico. Tambien está Valeria Golino, la sra. Ossola a quien recordamos como la pareja de Tom Cruise en Rainman, (1988). Las dos fueron premiadas con el David. Y un insufrible (probablemente por el doblaje) Fabrizio Bentivoglio en un papel que hubiera bordado Alberto Sordi. 

Y también es interesante la forma de contarla. Tres partes, tres historias que confluyen en algunos momentos y cuyo entramado completa el tablero, rompiendo con la linealidad del relato original. 

En resumen una película  discreta pero que puede gustar. Al menos al público del Festival europeo de Sevilla le gustó, pues le dio su premio. 

lunes, 13 de abril de 2015

Cine: FELICES 140


Felices 140 es la octava película dirigida por Gracia Querejeta, una directora que siempre despierta mi interés, aunque todavía no ha presentado la película redonda. La que mas se ha acercado a ese calificativo ha sido Siete mesas de billar francés (2007) y también me gustaron Héctor (2004) y Cuando vuelvas a mi lado (1999). Sus películas siempre tratan de personajes y conflictos humanos perfectamente entendibles y cercanos a la realidad.



Las reuniones de amigos y familiares con motivo de alguna celebración podría constituir un genero cinematográfico. Tengo buen recuerdo de películas como Reencuentro (Lawrence Kasdan, 1983) y Los amigos de Peter ( Kenneth Brannagh, 1992). También el cine español nos ha dado algunas muestras como En septiembre ( Jaime de Armiñán, 1982) y Familia (Fernando León de Aranoa, 1996).


En Felices 140, Elia (Maribel Verdú) cumple 40 años y, para celebrarlo, reúne en una lujosa casa rural a amigos y familiares. Tiene que decirles algo muy importante: es la ganadora del bote de 140 millones que el Euromillón sorteaba esa semana. A partir de ese momento el ambiente empieza a enrarecerse.

Un antiguo amante (Ginés García Millán), ahora emparejado con una joven actriz argentina, un amigo (Eduard Fernández), propietario de un restaurante con apuros económicos con su mujer (Nora Navas), embarazada, otro amigo (Alex O'Doghety), muy bien situado económicamente y su hermana (Marián Älvarez) con su marido (Antonio de la Torre), abogado, y su hijo. En total nueve seres humanos cuya actitud, a la vista del dinero pone de manifiesto la verdadera naturaleza de su relación. 

Un suceso inesperado hacia la mitad de la historia, provocará un cambio radical del tono de la película que se convierte en una especie de comedia negra sobre la ambición y los caminos que escoge para conseguir sus propósitos, al margen de toda ética.

 La película está bien, en general, pero da la sensación de que podía estar mucho mejor. No todos los personajes están bien construidos y eso hace que las relaciones entre ellos no siempre estén bien definidas. Por encima de todo están las interpretaciones, ya que todos los actores están francamente bien, incluso los que tienen que soportar los personajes peor definidos. Mención especial para Maribel Verdú, Antonio de la Torre, Eduard Fernández, Marian Älvarez ( La herida, 2013) y Nora Navas (Pa negre, 2010).

El guión es de la propia Gracia Querejeta y de Antonio Mercero, hijo del creador de series como  Farmacia de guardia, Verano azul y el telefilm La cabina, con el que ya colaboró en su película anterior, Quince años y un dia, que tampoco le salió todo lo redonda que hubiera sido de desear.

viernes, 10 de abril de 2015

LA RAZÓN DEL MAL-- RAFAEL ARGULLOL








La razón del mal.
Rafael Argullol.


Acantilado.
22o pág.


Rafael Argullol es un escritor catalàn, poeta, narrador,pensador y sobre todo ensayista en temas relacionados con la creación artística ,es catedrático de Estética y Teoría de las artes en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra y habitual colaborador del periódico El País.
La editorial Acantilado recupera esta novela que obtuvo el premio Nadal en el año 1993, los años no la han perjudicado, al contrario sorprende lo actual de sus postulados y la coincidencia de muchas situaciones y comportamientos con la actualidad ética y política de este país.
Esta novela es sobre todo una crónica que explora la metarmofosis que sufre una ciudad /no se menciona aunque claramente es Barcelona / y sus habitantes a partir de un acontecimiento , insólito y distópico, como es que cada vez más personas ingresen en los hospitales aquejados de un extraño mal, personas normales que van cambiando sus comportamientos y se transforman, pierden el interés por todo, se abandonan y caen en una apatía total. En un principio la ciudad parece inmune a los hechos:
Verdaderamente no había ningún motivo importante para el desasosiego. Las crónicas del pasado no contenían momentos similares. Se pronunciaban sobre hambre, guerras y agitaciones. Si juzgamos por ellas, la ciudad había sido, con poco intervalo, permanente escenario cruento donde el odio se había cobrado innumerables víctimas. Ideas y pasiones habían ensangrentado las calles. Pero todo esto parecía pertenecer a un tiempo muy remoto. No, quizá, en la distancia de los años aunque sí en la disposición del espíritu. El espíritu de la ciudad, libre al fin de aquellas penurias depositadas en los libros de Historia, había apostado por una paz duradera y ,lo que era más decisivo ,había ganado la apuesta.
La connivencia de gobierno, políticos, periodistas y grupos de poder ocultan la situación, pero finalmente ante el aumento de casos se hace necesario informar, ante la dificultad de explicar racional y científicamente algo que no se podía calificar de enfermedad ni de epidemia, se buscó un nombre a los afectados, se les llamó exánimes, al ser demasiado brutal  llamarlos idiotas, eso sí  el gobierno investigaría, se nombrarían comisiones de expertos, comisiones de tutela, y comisiones de vigilancia de todas las comisiones, todas se revelaron incapaces de solucionar el mal, pero eso sí , se convirtieron en poderosas herramientas de control de la información y de los ciudadanos.
Sin embargo la crisis de los exánimes comenzó a pasar factura:
Y bajo el imperio del peligro las conductas se volvieron peligrosas.Las familias que antes, desesperadas, entregaban sus enfermos a los hospitales, ahora lo hacían con alivio y, aún,con rabiosa satisfacción.Los hogares vomitaban a sus envenenados,despreocupándose de su suerte.Nadie quería tener contacto con el mal
Los exánimes pasaron de enfermos a adversarios y se les recluyó en sospechosos centros de acogida,la ciudad se transformó, comenzaron los disturbios, la ciudad se degradó, los templos volvieron a llenarse, surgieron predicadores, adivinos,farsantes y augures y entre todos ellos uno especial Rubén que"en seis meses había pasado de ser un perfecto desconocido, a ser un rastro que se reproducía en los carteles que sus seguidores habían colgado por toda la ciudad"
Rubén fué pronto llamado El Maestro y en efecto se reveló como un maestro del populismo y la prestidigitación que contaba a los ciudadanos aquello que querían oir:
El Maestro había bromeado enardecido, declarándose filósofo y payaso, teólogo y cientifíco.Sin embargo, al hablar de todo, todo lo había desmenuzado, troceando los conceptos de tal manera, que dueño de un caos de fragmentos, había reordenado a su voluntad las cáscaras huecas de las palabras. Y este universo de cáscaras, ofrecido como si fuera un jardín de frutos primordiales, embelesaba a los espectadores.
Rafael Argullol ha escrito una novela con pocos personajes y donde la protagonista principal es la ciudad, una ciudad orwelliana que parece tener vida propia, lo que propicia, por parte del autor numerosas prosopopeyas:
Era una ciudad que podía considerarse mayoritariamente feliz.
Una ciudad ecuánime consigo misma.
La ciudad quedó envuelta en los pesados vapores de la duda.
La ciudad despertó con la cabeza confusa y el cuerpo embotado.
El hilo de la narración se realiza a través del personaje de Victor Ribera fotógrafo de éxito, aunque el mismo está hastiado de la poca autenticidad de su obra, y su relación con los demás personajes:
su amigo David médico psiquiatra impotente para afrontar y tratar el mal de los exánimes, Salvador Blasi director del periódico El Progreso que un día fue pionero en las libertades y ahora convertido en un periódico esclerótico y silente,, Victor viejo periodista fatalista que sabía que las heridas cerradas en falso de la ciudad se volverían a abrir, el senador Félix Penalba símbolo de la clase política dirigente capaz de todo por perpetuarse, Max Bertrán el ciníco, frívolo y sarcástico cronista de la villa conocedor de los trapos sucios del sistema, y por último Angela compañera de Victor entregada a su profesión de restauradora.
En la trama juega un papel simbólico muy importante el cuadro que Angela restaura, que representa a Orfeo y Eurídice retornando del Hades. La restauración dura un año coincidiendo con la aparición del mal y con su insólita desaparición:
Victor pensó que no era una simple coincidencia.Un hilo secreto ataba el destino el destino de la ciudad a la incertidumbre de Orfeo: al fondo permanecía amenazante, el infierno de la memoria guardando una verdad demasiado intolerable.
La razón del mal es una novela simbólica ,para reflexionar en la deriva de las sociedades y democracias actuales,, bien escrita ,con un estilo brillante, depurado y culto y a la vez nada pomposo, en fin una lectura muy recomendable que no te deja indiferente.
Por último añadir que el planteamiento inicial recuerda a los Ensayos de la ceguera y de la lucidez de José Saramago aunque estos están escritos con posterioridad.

martes, 7 de abril de 2015

Teatro: PLUTO



En el Teatro de la Latina se está representando una versión de la comedia de Aristófanes, Pluto. Presentada en el Festival de Mérida el año pasado, es una versión actualizada por Emilio Hernández que fue director del Festival de Almagro y pareja de la directora de la función, Magüi Mira.

Hernández ha creado una revista musical a partir del texto de Aristófanes. Una revista con numerosas canciones y algún momento coreográfico, con continuas alusiones a la corrupción de los políticos, frases de doble sentido y lenguaje un tanto obsceno. 


Aristófanes nos presenta a Pluto, el dios del dinero, circulando ciego por las calles. Está triste porque no sabe a quién se da. Quisiera repartirse con justicia entre toda la gente honesta… Los que no lo tienen lo reclaman, y los que ya lo tienen no lo quieren soltar. Pero Crémilo, un agricultor arruinado, le devuelve la vista. Y comienza el reparto justo de la riqueza. Aunque tal como nos indica la diosa Pobreza, es probable que todo vuelva a la situación anterior. Solo es cuestión de tiempo.

Hernández mantiene la estructura de la obra original incorporando canciones que le dan un aire de revista, lo que teniendo en cuenta el marco, el teatro de la Latina, parece muy adecuado. Recuerda un musical inglés de los años 60 que llevó al cine Richard Lester en 1966, Golfus de Roma, que supuso la última aparición de Buster Keaton en el cine aunque en este caso se acerca más a las comedias de Plauto que a Aristófanes.

Magüi Mira ha dirigido un montaje muy sencillo, sin decorados, donde todos los intérpretes permanecen en escena continuamente adoptando el papel de coro tras unas máscaras blancas que solo abandonan cuando interviene su personaje. Bajo su dirección hemos visto recientemente Kathie y el hipopotamo.


El protagonista de la función es Javier Gurruchaga que interpreta tanto al dios Pluto como a la diosa Pobreza con eficacia. Cuando actuaba como la diosa me recordaba a Mary Santpere, actriz, cantante y vedette catalana, bastante popular en mi juventud. Le acompañan con la misma eficacia actores populares como Marisol Ayuso,  Jorge Roelas, Marcial Alvarez (al que vimos en El cojo de Innishmann) y Ana Labordeta, entre otros. Todos ellos acompañados por un músico cuyo nombre no figura en el sucinto programa que facilitan que acompaña con su instrumento unas canciones facilonas y llenas de esloganes.

Una observación. ¿No os parece que el lenguaje malsonante y obsceno está invadiendo nuestros escenarios y pantallas en niveles excesivos? Bien está el realismo, pero ¿es necesario tanto? El otro dia en Buena gente y ahora en Pluto así como, en general, en las películas y series de TV la proliferación de tacos y expresiones soeces me parece excesiva. Y no puedo decir que yo me distinga por la utilización de un lenguaje refinado. Pero si es cierto que los extranjeros, especialmente los sudamericanos se quedan asombrados del nivel de nuestro lenguaje. Quizá sería el momento de que se intentara un proceso de regeneración de nuestra forma de hablar. Por lo menos en público.

Pluto está prevista en el Teatro Mira el próximo mes de mayo. 

lunes, 6 de abril de 2015

teatro: ENRIQUE VIII Y LA CISMA DE INGLATERRA


La Compañía Nacional de Teatro Clásico presenta en el Teatro Pavón esta obra de Calderón de la Barca. Se trata de una versión llevada a cabo por Jose Gabriel López Antuñano y con la dirección de Ignacio García del que no he visto montajes anteriores.

En la obra Calderón nos presenta el proceso por el que Enrique VIII pasa de ser un defensor de la fe católica a declararse cabeza de la Iglesia anglicana, todo ello bajo la manipulación del cardenal Volsey (aqui Volseo) y el deseo de unirse a Ana Bolena, separándose de Catalina de Aragón para después arrepentirse, condenar a muerte a la Bolena y tratar de volver con Catalina, en una interpretación un tanto personal de la Historia.

Dejando al margen la fidelidad histórica,  la obra nos presenta el conflicto en que se encuentra Enrique VIII, un rey culto, educado, que pretende gobernar honorablemente su reino, pero incapaz de controlar su pasión por Ana Bolena y el deseo de tener un hijo varón. Junto a él y aprovechándose de su inestabilidad, el Cardenal Volseo, ambicioso y manipulador, que deseoso de deshacerse de la reina Catalina facilita la relación del rey con Ana Bolena y el cisma religioso.

Calderón destaca el papel y la personalidad de la reina Catalina frente a sus dos enemigos, el cardenal y Ana, y manipula el final de la relación entre el rey y ésta, presentando un arrepentimiento religioso que, al parecer, queda bastante lejos de la realidad.

Pero más allá del carácter de denuncia y del intento de desprestigiar la iglesia anglicana exhibiendo su pecado original, Calderón nos ofrece un texto sobre las debilidades humanas de los distintos personajes y una reflexión sobre el poder y la ambición. El montaje de Ignacio García hace hincapié en la falta de sensibilidad de los gobernantes que miran mas por sus propios intereses que por los de sus ciudadanos, tratando de acercar la obra a la situación actual.

En general la obra me gustó. Estamos ante teatro, no ante una lección de historia, y en este sentido el lenguaje de Calderón, la puesta en escena y la interpretación me parecieron notables.


Enrique VIII es Sergio Peris-Mencheta, un actor cuyo valor se está incrementando dia a dia. Me gustó mucho más que en el Julio Cesar que le vi hace algunos meses. El cardenal es Joaquín Notario, un habitual de la compañía, un actor sólido que dota de credibilidad a sus personajes, aunque aquí quizá marca demasiado el carácter corrupto de Volseo. Catalina es Pepa Pedroche, otra habitual de la compañía que en esta ocasión me gustó mucho. Completan el elenco, entre otros,  Mamen Camacho (la hemos visto en la serie de TVE, Gran reserva y procede de la compañía joven de teatro clásico) como Ana Bolena, Emilio Gavira, Sergio Otegui y Chema de Miguel. También está María Jose Alfonso, como el ama de honor de la reina Catalina, cincuenta años después de ser La niña de luto (Manuel Summers, 1963).

Aunque el rigor histórico de la obra, basada en la historia del jesuita Pedro de Rivadeneyra, no sea muy de fiar, el espectáculo vale la pena.