domingo, 25 de octubre de 2015

A PROPOSITO DE MOIRA___2

Puestos a especular sobre una segunda parte de la novela Moira de Julien Green, primera lectura del curso, yo me decantaría por un tratamiento menos católico/ francés y abundaría más en las raices sureñas del escritor, partiendo pues de esa base tendríamos:
       Joseph Day sería condenado a veinte años de reclusión, pero eludiría la pena de muerte, un buen abogado amigo del inevitable Bruce Praileau y una correcta selección de rústicos sureños ultracátolicos como jurado, desmontaria el cargo de asesinato por el de homicidio con la prueba de la carta que Moira escribió a Céline y que demostraba que no hubo premeditación, ni intencionalidad ni deliberación en la muerte, esta fue el resultado de una enajenación transitoria de alguien que se sintió profundamente violentado en sus más íntimas conviciones religiosas.
Joseph profundiza en la prisión en sus conocimientos de las sagradas escrituras, con la Gran Depresión del 29 el Estado aligera sus gastos y dá la libertad condicional a muchos presos, Joseph sale libre y empieza a predicar una nueva religión por él creada la Iglesia de la Eterna Expiación, iglesia que invita al ascetismo y la mortificación para dominar las pasiones, sus prédicas comienzan en las calles usando como púlpito un cajón de frutas, en viejos graneros y almacenes abandonados, el ardor que pone en sus flamígeros discursos empiezan a darle popularidad, Praileau que continúa a su lado le consigue un programa radiofónico y más tarde con la llegada de la televisión se convierte en uno de los primeros telepredicadores del país, llegan los miles y miles de dólares y llegan los testimonios de escándalos ecónomicos y sexuales, que Praileau desmonta como puede.
        David Laird que siempre admiró la fé algo salvaje de Joseph y que siempre pensó que él valía más, a consecuencia de los acontecimientos, tuvo una crisis de fé y abandonó sus estudios de pastor y también a su novia, visitaba a Joseph en la cárcel y a su salida se convirtió en uno de sus apóstoles.
        Mrs. Dave asistió avergonzada a la lectura de la carta de Moira durante el juicio, nunca logró sobreponerse a su muerte, y a los pocos años murió de enfisema pulmonar y abandonó este mundo enchufada a una bombona de oxígeno, embadurnada de colorete y maldiciendo a aquel pelirrojo del que siempre desconfió.
        Céline y Frank Mac Allister autores de la encerrona a Joseph se consideraban culpables de la muerte de Moira, unieron sus remordimientos pensando que juntos podrían llegar a ser felices pero no lo consiguieron. 
        Killigrew también quedó marcado por todo lo sucedido, en sus sueños homoeróticos siempre aparecía un pelirrojo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario