lunes, 12 de octubre de 2015

Cine: REGRESION



Con diez Goyas en su haber sobre quince nominaciones, un Oscar y un Globo de oro a la mejor película en lengua no inglesa (Mar adentro) y dos premios del cine europeo, Alejandro Amenábar es, probablemente, el cineasta español más galardonado. Además las películas dirigidas por él han obtenido un total de 36 Goyas. Ahora se estrena su sexto largometraje, Regresión, una película de intriga, tras haber pasado seis años desde la anterior, Ágora, considerada la película española más cara de la historia con un presupuesto cercano a los cincuenta millones de euros.



Minnesota, 1990. El detective Bruce Kenner (Ethan Hawke) investiga el caso de la joven Angela (Emma Watson), que acusa a su padre, John Gray (David Dencik), de haber abusado de ella. Cuando John, de forma inesperada y sin recordar lo sucedido, admite su culpa, el reconocido psicólogo Dr. Raines (David Thewlis) se incorpora al caso para ayudarle a revivir sus recuerdos reprimidos. Lo que descubren podría suponer desenmascarar una siniestra conspiración.

La Academia define regresión, en una de sus acepciones como "retroceso a estados psicológicos o formas de conducta propios de etapas anteriores, a causa de tensiones o conflictos no resueltos". En psicología responde a  un aumento de recuerdo. La persona recuerda el hecho en concreto al que se la ha conducido con un con gran lujo de detalles.

Este tipo de tratamiento es al que se someten los personajes de la historia, lo que da lugar a episodios de histeria colectiva que me recuerdan a "Las brujas de Salem", la obra de Arthur Miller, dando lugar a una mezcla de una no muy afortunada investigación policial con la posibilidad de una posesión satánica y la existencia de una secta de adoradores del mal, de manera que, más que una historia de terror es una historia sobre el terror que puede generar una investigación psicológica equivocada.

Se trata de una película bien dirigida por Amenábar, con un guión bastante plano, y muy poco personal. Una aproximación a películas como La semilla del diablo o la obra teatral de Miller que mencionaba antes (de la que recuerdo una versión cinematográfica -El crisol, 1996, con Daniel Day Lewis y Winona Ryder-)
pero excesivamente superficial. Todo en  la película tiene un tono impersonal, incluyendo las interpretaciones de Ethan Hawke (al que hemos visto en Boyhood) y Emma Watson (Harry Potter y Noé) que tampoco destacan especialmente.

En resumen, un producto correcto, pero en el que  echo de menos, al igual que me ocurrió con Agora, algo de la originalidad y el genio de las anteriores películas  de su director.

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