martes, 31 de diciembre de 2019

Cine: LA VERDAD

Una de las últimas películas que vi el año pasado fue Un asunto de familia, dirigida por el japonés Hirokazu Kore-eda. Una de las últimas películas que he visto este año ha sido otra dirigida por él, La verdad. Parece que las películas de este director nos llegan como regalo de Navidad, como el turrón. Y, como turrón, tengo que decir que me gustó más el del año pasado.

Kore-eda es un director con presencia frecuente en los festivales de Cannes, Venecia y San Sebastián, donde ha cosechado diferentes premios. Su película Un asunto de familia fue candidata al Oscar en lengua no inglesa el año pasado y la que ahora comento inauguró el de Venecia este año. Sus últimas películas parecen centrarse en las relaciones familiares y el juego entre verdad y ficción. 

Al igual que otros directores asiáticos se ha incorporado a la producción occidental, siguiendo los pasos de directores tan notables como Ang Lee, o Asghar Farhadi, en esta coproducción entre Francia, Suiza y Japón. 



Fabienne (Catherine Deneuve) es una estrella del cine francés, amada y alabada por todos los hombres que llegaron a formar parte de su vida. Cuando publica sus memorias, su hija Lumir (Juliette Binoche) regresa de Nueva York, donde vive con su familia. El reencuentro entre madre e hija no tardará en convertirse en un enfrentamiento: se revelarán verdades, se ajustarán cuentas, se hablará de amor y de resentimiento.

¿Que hace que una familia sea una familia? ¿La verdad o las mentiras? ¿Como se escoge entre una verdad cruel y una mentira bondadosa? Estas son las preguntas que, según dice, se hizo el director durante todo el rodaje, y a las que espera que cada espectador encuentre su propia respuesta. Da la sensación de que esas mismas preguntas son las que se ha hecho en sus últimas películas. 
Aquí desarrolla una trama donde se mezclan la vida real de Fabienne y el rodaje de una película en la que actúa. Cine dentro del cine o, como ahora se dice, construcción metafílmica. Verdad contra representación, algo que encontramos en la naturaleza del cine y que sirve aquí para reflexionar acerca de la vida y las relaciones entre una diva, su hija, su nieta y el entorno que la rodea, partiendo de unas memorias tan poco verdaderas como los recuerdos de las personas que en ella aparecen.

En el fondo lo que nos viene a decir la película es que hay muy poca diferencia entre la verdad y la mentira, porque lo que subyace es lo esencial y funciona por al margen de conflictos y recelos. En el fondo son dos caras de la misma moneda.

La película se mueve alrededor de Catherine Deneuve que, aunque nunca me ha parecido una gran actriz, se desenvuelve como la gran dama que es, parodiándose a si misma. A su alrededor, como satelites, su hija, Juliette Binoche, su yerno, Ethan Hawke y su nieta, una niña que asume las fantasías de su abuela y comienza a desarrollar las suyas propias. Su marido actual, su agente y las actrices de la película que rueda. Y la presencia fantasmal de una competidora que parece haber marcado toda su trayectoria. Todo un mundo de personajes que se diluye ante la presencia de la diva. Y es lástima porque son personajes que podían dar mas de si. 

En cualquier caso, una película interesante y atractiva sobre el juego de la ficción. Bastante recomendable. 




lunes, 30 de diciembre de 2019

Cine: LA GRAN MENTIRA


Helen Mirren e Ian Mc Kellen, dos sobresalientes y muy premiados actores  británicos, juntos por primera vez cuando ambos han superado ya ampliamente los 70 años. Algo que podría justificar la visión de una película que, desgraciadamente, no aporta nada a las carreras de los dos actores.

Dirigida por Bill Condon director poco distinguido de películas como La bella y la bestia (2017) o El quinto poder (2013), que no consigue que La gran mentira  pase de ser una película de intriga con un planteamiento aceptable que se va diluyendo en una desafortunada nadería. Es la adaptación de una novela de Nicholas Searle que parece que fue un best seller.



Roy Courtnay (Ian McKellen), un estafador "profesional", ha conocido online a la adinerada viuda Betty McLeish (Helen Mirren). Su objetivo es quedarse con toda su fortuna. Pero a medida que van conociéndose, lo que tenía que ser otra sencilla estafa en su carrera delictiva, se convierte en un juego peligroso por la presencia de un nieto de Betty. 

Como ya he dicho en la presentación, una trama un tanto previsible, con algunos giros que no evitan que a los tres cuartos de hora me desentendiera totalmente de su contenido. Una película merecedora de figurar en la programación de sobremesa de los fines de semana en las televisiones generalistas. Solo queda para el recuerdo la presencia de los dos protagonistas, especialmente de Helen Mirren..

Cine: MUJERCITAS


Recuerdo haber leido Mujercitas muy joven. Era una novela considerada para  jovencitas, como también su segunda parte, "Aquellas mujercitas" y otras secuelas como "Hombrecitos" y "Los muchachos de Jo". Todas las leí y aunque no recuerdo apenas nada de lo que pasaba, si guardo una buena impresión sobre ellas. Historias de iniciación, del paso a la vida adulta, que ofrecen diferentes lecturas según el momento y edad del lector. Posteriormente no vi ninguna de las diferentes (y abundantes) versiones que se hicieron para el cine, pese a que algunas de ellas están muy bien consideradas y fueron dirigidas e interpretadas por varios de los grandes nombres de la historia de cine. Prejuicios, supongo.

Ahora se ha estrenado una nueva versión, dirigida por Greta Gerwig que también es la autora del guión. Greta Gerwig ha actuado en varias películas y se reveló como directora con Lady Bird. Ella y su pareja Noah Baumbach nos han ofrecido dos de las mejores películas de este año.


Massachusetts, mediados del siglo XIX;  en Estados Unidos se vive la Guerra de secesión. Las hermanas March, Meg (Emma Watson), Beth (Eliza Scanlen), Jo (Saoirse Ronan) y Amy (Florence Pugh), se enfrentan al reto de llegar a la edad adulta, con el padre hospitalizado y una madre animosa (Laura Dern) que se sobrepone a las difíciles circunstancias.


No puedo determinar hasta que punto es fiel la adaptación. De hecho, no creo que eso sea importante. Greta Gerwig nos ofrece una visión de la novela de Louisa May Alcott con una óptica de nuestros dias, centrándose sobre todo en los personajes de Amy y, sobre todo de Jo a la que adorna con la que parece ser fue la idea determinante de la autora que se reflejó en ese personaje. "Las mujeres tienen mentes y almas, así como corazones, ambición y talento además de belleza, y estoy harta de que me digan que el amor es para lo único que una mujer es perfecta", dice Jo a su madre, en un momento de la película. Algo que entendemos tanto en los momentos actuales como en los que se desarrolla la historia. 

Gerwig alterna la historia que se desarrolla en dos partes con siete años de diferencia. siendo la determinación de Jo el nexo de unión natural entre ambas. Asistimos a los recuerdos, momentos, aficiones y acontecimientos que marcan y definen a las hermanas March, cada una diferente pero unidas de forma inquebrantable, y a la vez nos ofrece  una particular visión de las múltiples contradicciones de la vida.  Una serie de conceptos enfrentados, dinero, arte, satisfacción personal, amor, ideales, realidad, familia y búsqueda de una vida propia e independiente 

Todo esto está, sin duda, en la novela, pero me gusta como Gerwig lo traslada al guion y a la pantalla  sin ñoñeria ni cursilería, manipulando los tiempos y consiguiendo transmitirlo con eficacia. Aunque las dos épocas en que transcurre la narración vienen diferenciadas por el tratamiento de la imagen, tengo que reconocer que en algún momento me sentí confundido, principalmente por el hecho de que los personajes no siempre muestran un cambio en su aspecto. Siete años se deberían notar más en alguna de las chicas.

Gran parte de la eficacia de la narración se debe, sin duda, a la presencia de un elenco en el que destacan extraordinariamente Saoirse Ronan, Florence Pugh y Laura Dern.

Me ha gustado mucho la película.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Cine: HISTORIA DE UN MATRIMONIO


En los últimos quince años, Noah Baumbach ha sido considerado una de las nuevas esperanzas del cine norteamericano junto a Wes Anderson (Gran Hotel Budapest), Spike Jonze (Her) y Alexander Payne (Nebraska). Iniciado en el cine independiente como guionista y director, tuvo su primer éxito en 2005 con The squid and the whale , aquí titulada Una historia de Brooklin, con la que ganó dos premios en Sundance, una nominación a los Oscar como guion original, tres a los Globos de oro y varias nominaciones y premios más. En esa película trataba el divorcio de sus padres, algo que le marcó en su adolescencia, hasta el punto de que las separaciones y las relaciones de pareja han sido tema de varias de sus películas. De sus películas he visto la mencionada Una historia de BrooklinFrances Ha, y Mientras seamos jóvenes. Todas ellas interesantes pero ... Su matrimonio y posterior divorcio con la actriz Jennifer Jason Leigh parece haber influido mucho en la película objeto de este comentario. Actualmente es pareja de Greta Gerwig, actriz y prometedora directora (Lady Bird y Mujercitas, pendiente de estreno)



Nicole (Scarlett Johansson) es una actriz que dejó una prometedora carrera en el cine comercial para trabajar en la compañía teatral de su marido Charlie (Adam Driver), un director de teatro en pleno auge. Con un hijo de cinco años, la historia de amor de esta pareja se rompe. Ahora se trata de superar un divorcio que les lleva al extremo tanto en lo personal como en lo creativo. 

El cine, el teatro y la novela han tratado infinidad de veces la ruptura de una pareja. El deterioro de una relación es probable que sea el tema más tratado en los últimos cien años. Pero también es un tema que permite una gran cantidad de enfoques y tratamientos. Baumbach se mueve en una línea que me hizo recordar dos conocidas películas de éxito, Kramer contra Kramer (Robert Benton, 1979)  y, sobre todo,  Dos en la carretera (Stanley Donen, 1967). 

Una pareja de actores en estado de gracia, acompañados por unos excelentes secundarios (Laura Dern -enorme en su papel de abogada odiosa-, Alan Alda, Ray Liotta), unos personajes muy bien desarrollados, una historia que suena a realidad, unos buenos diálogos aunque en algunas frases parezcan estar escritos para provocar el aplauso del público. 

Una situación donde el amor que se han tenido y que todavía se tiene la pareja, a pesar de su intención de romper de forma amistosa, en cuanto salen a la luz los celos, los egoísmos, las traiciones, por la intervención de unos abogados y un sistema legal que parecen llevar a un comportamiento lo menos racional posible, se va haciendo cada vez más difícil y el hijo se convierte en un arma arrojadiza no deseada por ninguno de los dos. Como dice el director, “lo único de lo que son culpables estas dos personas es de no querer seguir casadas. Ambos quieren que su separación sea amigable. Todavía se aprecian y quieren lo mejor para su hijo. Pero de repente se ven absorbidos por una ‘industria del divorcio’ que funciona como una fábrica de confrontación”. 

Todo lo que ocurre en la película me pareció sincero, conectado a la realidad de una separación. Esos momentos en que la pareja se acerca, se ayuda o se consuela mutuamente son un reconocimiento de que el recuerdo perdurará incluso después de que los documentos hayan sido firmados. Y todo situado entre dos secuencias, la inicial y la final que me parecieron muy hermosas. Y en medio una discusión que les (y nos) hace comprender que su separación es tan absurda como inevitable.

Me gustó mucho. 





lunes, 16 de diciembre de 2019

Cine: LA HIJA DE UN LADRÓN


Procedente de la ESCAC (escuela superior de cine y audiovisuales de Cataluña), Belén Funes ha sido ayudante de dirección de otra directora catalana, Mar Coll (Tres dias con la familia, 2009) y es autora de dos cortos, Sara a la fuga y La inutil. La hija de un ladrón es su primer largometraje. 

Estuvo entre lo más destacado en el pasado Festival de San Sebastián, donde Greta Fernández ganó la Concha de plata a la mejor actriz, Esta actriz ha sido nominada por este papel para los premios más importantes del cine español y la hemos podido ver en varias películas de éxito en los últimos años (Truman, No se decir adiós, Elisa y Marcela...). Es la primera vez que actúa junto a su padre, Eduard Fernández.



Sara ha estado sola toda su vida. Con 22 años y un bebé de seis meses, Sara tiene muy claro lo que quiere: trabajar, recuperar a su pareja y formar una familia normal con su hermano pequeño y el padre de su hijo. Lo único que le impide conseguirlo es su padre quien, tras años de ausencia y una larga estancia en la cárcel, decide reaparecer en la vida de su hija. 

Cuenta la directora que cuando rodaba un proyecto con internos de la prisión de Barcelona uno de los presos le explicó que tenía una hija de 17 años viviendo en un centro de acogida de menores ya que, al estar preso no podía hacerse cargo de ella y los servicios sociales se habían hecho cargo. Cuando cumpliera los 18 no podría seguir viviendo en el centro y tendría que buscar otro lugar para vivir. Después le confesó que su hija le odiaba. Esta hija se convirtió para la directora en una especie de heroína moderna, nunca formaría parte de la gente normal: de aquellos que tienen un hogar, una familia y un trabajo. vivir sola y sin referentes, salir a delante sin el amor verdadero de nadie y crecer entre asistentes sociales y abogados decidiendo qué va a ser de ti.

Esta historia le sirvió de inspiración para hacer su primer cortometraje, Sara a la Fuga, y que este largo se convirtiera en una especie de segunda parte en la vida de aquel personaje. Había un material muy valioso para hablar de la familia y del daño irreparable que los padres ejercen sobre los hijos, pero también para hacer un retrato social de la España actual. Sara, lucha para cambiar su vida y conseguir un futuro mejor para su bebé y su hermano pequeño.  En los barrios obreros de las grandes ciudades, la gente lucha por prosperar mínimamente aunque la realidad es que el sueño de una vida sencilla se convierte en algo inalcanzable. 

Todo esto lo cuenta Belén con su cámara, siguiendo a su personaje a lo largo de las diversas situaciones de la película. Y lo cuenta bien. Un cine social, a la manera de un Ken Loach o los hermanos Dardenne, con unos personajes bien construidos e interpretados con naturalidad, totalmente creíbles. Y algunas situaciones de gran realismo. Sin embargo, eché en falta algo en su desarrollo, no sé el que, que me impidió entrar totalmente en la historia. Y es una pena porque me interesó y me parece una buena experiencia. 

Greta Fernández me gustó mucho, pero el que está superior, como es habitual en él, es Eduard, su padre en la realidad y en la ficción, que sabe mantenerse al margen pero que en todas sus escenas demuestra su calidad. También destaca Tomás Martín como el hermano rebelde. 

Otra buena película española en un año en el que nuestro cine sigue ofreciéndonos muestras muy notables.







viernes, 13 de diciembre de 2019

Cine: PUÑALES POR LA ESPALDA


El director y guionista de esta película es Rian Johnson que tiene como tarjeta de presentación haber sido el director de tres de los mejores capítulos de Breaking Bad, una de las mejores series de TV de este siglo. También ha dirigido y escrito el guion del episodio VIII de Star Wars y un par de películas que no conozco, con anterioridad. 

Puñales por la espalda es una historia con claros antecedentes en las novelas de Agatha Christie o series como Colombo. Un suicidio que despierta dudas acerca de si lo es realmente, un gran número de familiares que pueden sacar beneficio de la muerte y un investigador. Todo en una inteligente mezcla con tratamiento de comedia que dan como resultado una película muy entretenida que, de momento, ha obtenido tres nominaciones en los Globos de oro y está entre las mejores del año en varias listas.



Cuando Harlan Thrombey un renombrado novelista de misterio es encontrado muerto en su mansión, justo después de la celebración familiar de su 85 cumpleaños, el inquisitivo y cortés detective Benoit Blanc es anónimamente contratado para investigar el asunto. Se moverá entre una red de pistas falsas y mentiras interesadas de los familiares del escritor para tratar de descubrir lo que se esconde tras su muerte.

Una ingeniosa trama tan falta de originalidad como llena de inteligencia, unos actores eficaces y creíbles entre los que destacan Ana de Armas y Daniel Craig, una dirección con ritmo y encuadres llamativos dan como resultado una de las mejores comedias del año. Muy entretenida, provocando sonrisas en bastantes momentos, jugando con los tópicos del género, se trata de una película poco trascendente pero muy agradable de ver y pasar un buen rato. 


Muy recomendable

martes, 10 de diciembre de 2019

Cine: ADIOS


Poco conocido en España, Paco Cabezas es uno de los realizadores españoles más internacionales. Director de dos películas aquí (Aparecidos, 2007 y Carne de neón, 2010) ha sido desde hace años director de series para TV en EEUU como Penny Dreadful o Fear the walking dead. Ahora ha regresado a su Sevilla natal con Adiós. Una película de intriga y acción situada en el barrio sevillano de 3.000 viviendas, un barrio no oficial de la ciudad compuesto por seis barriadas pertenecientes al Polígono Sur. Dos de estas barriadas se consideran de los barrios marginales más peligrosos de Sevilla, con frecuentes apariciones en los medios de comunicación. En contraposición a su peligrosidad, el barrio también destaca por la profusión de artistas flamencos procedentes del mismo.

Cuenta el director que para poder rodar allí fue a hablar con los patriarcas de las familias gitanas. "Al principio me miraron raro. Y eso que les dije que había trabajado mucho en cine y que había crecido en el barrio de al lado. Pero no fue hasta que les expliqué que había rodado con Nicolas Cage cuando capté su atención". Curioso

Juan, preso en tercer grado y padre de familia, asiste a la comunión de su hija en Sevilla. Pero la muerte aparentemente accidental de la niña destapa todo un entramado de corrupción policial y narcotráfico, y el caso acaba en manos de Eli, una inspectora.  El choque entre Eli y Juan por esclarecer la muerte de la pequeña, destapará ante ambos toda una red de secretos, mentiras y corrupción. 

Narrada con nervio y agilidad, con un notable diseño de producción y una buena banda sonora, una historia donde se une lo social con lo espectacular. Lástima que la historia, o su tratamiento, responda a clichés un tanto usados. Dice su director que "es la historia de Eli, una policía rodeada de corrupción que lucha por hacer lo correcto y de Juan, un hombre bueno que se ve forzado a delinquir. Entronca directamente con temas universales, el deber con la familia, el dolor de la perdida, honradez y corrupción..." A mi me interesó más la parte emocional que la espectacular.

Buenas interpretaciones de Mario Casas (aunque sigue sin convencerme), Natalia de Molina, Ruth Diaz, Carlos Bardem, Vicente Romero (un "malo" con más matices que en Intemperie), Mona Martínez, Salva Reina y un extenso reparto.  Dos nominaciones para el Goya a mejor actriz de reparto,  Natalia de Molina y Mona Martínez  y una para actriz revelación, Pilar Gómez. Lástima que el lógico acento andaluz en que se expresan, hace que en algunos momentos sea difícil de entender. Una vez más no se si es culpa de mi oído o del sonido. 

Aceptable, con reminiscencias lorquianas. Mejor que muchas películas similares que nos llegan de otras cinematografías


lunes, 9 de diciembre de 2019

Cine: VENTAJAS DE VIAJAR EN TREN


Adaptación cinematográfica de la novela homónima de Antonio Orejudo dirigida por Aritz Moreno y guionizada por Javier Gullón. Se trata de la primera película del director que hasta ahora solo era conocido por algunos cortometrajes. Javier Gullón ha trabajado en los EEUU donde es autor, entre otros del guion de Enemy (2013,Denis Villeneuve) adaptación de la novela de Saramago, El hombre duplicado.


Sorprende que, tratándose de su primer largo haya podido contar con un reparto como el que ha tenido. Como el propio director dice, "supone un sueño hecho realidad. No solo por el debut en sí, sino por hacerlo de esta manera, adaptando una de mis novelas favoritas. Una absoluta locura de película." Y sí, es una especie de locura desde que su protagonista principal es abordada con una desconcertante pregunta de un desconocido durante un viaje en tren. ¿Le apetece que le cuente mi vida?



Helga Pato acaba de internar a su marido en un psiquiátrico. En el tren de vuelta, un desconocido se le presenta como Ángel Sanagustín, psiquiatra que trabaja investigando trastornos de personalidad a través de los escritos de los pacientes. Le cuenta entonces la historia de un enfermo paranoico extremadamente peligroso obsesionado, entre otras cosas, con la basura. 

A partir del encuentro, en un tren, de una editora con un psiquiatra que olvida una carpeta con el histotrial de algunos pacientes, A partir de ahí una sucesión de historias que, a modo de muñecas rusas, se van entrelazando para tratar de la guerra, la locura, el maltrato, la incomunicación, la literatura... con personajes disparatados. Una mezcla de Relatos salvajes (2014, Damián Szifron) y Kiki el amor se hace (2016, Paco León) con un "crescendo" de inverosimilitud que, sin embargo, engancha al espectador. Una de las propuestas más originales de la temporada, con un reparto de excepción: Pilar Castro, Luis Tosar, Ernesto Alterio, Quim Gutiérrez, Belén Cuesta, Macarena García... 

Existe una cierta estética tremendista que recuerda algunas películas de los hermanos Dardenne y un absurdo a lo José Luis Cuerda. Un absurdo organizado sobre la base de que la verosimilitud está sobrevalorada.

Notable y, sobre todo, diferente



sábado, 7 de diciembre de 2019

Cine: EL IRLANDÉS


Al igual que ocurriera el año pasado con Roma, se ha estrenado en unas pocas salas esta película producida por Netflix. No se sabe bien si esta concesión por parte de la plataforma es para hacer posible su candidatura a los Oscar, pero el caso es que se presenta en Madrid en solo dos cines, mientras ya se encuentra disponible en TV. Personalmente considero que es película para pantalla grande y, sobre todo, verla de un tirón, pero lo cierto es que pocas productoras están dispuestas a invertir 150 millones de dolares en una producción. Y Scorsese lo sabe perfectamente. No podemos saber si Martin Scorsese, que acaba de cumplir 77 años, encontrará producción para más películas, pero parece difícil que si sigue rodando sea para producciones tan monumentales como esta. Y más teniendo en cuenta que su anterior película, Silencio, no recuperó en taquilla su coste.

Esta película ha supuesto, por una parte, el reencuentro de Scorsese con dos de sus actores favoritos, Robert de Niro y Joe Pesci, y el de Robert de Niro con Al Pacino y por otra el primer trabajo del director con Al Pacino. Como Scorsese ha dicho,  “Lo que se ve en la película es su relación como actores, como amigos, en los pasados 40, 45 años. Ocurre algo mágico ahí”. 

El irlandés supone el regreso del director a un tema ya tratado por él y por otros muchos directores en otras ocasiones, el crimen organizado y su relación con la sociedad y la política americana. Títulos como la saga de El Padrino, Erase una vez en América... y las del propio Scorsese, Uno de los nuestros y Casino. Como alguien ha escrito, si en un momento del siglo pasado se habló del western crepuscular, a partir de Érase una vez en América se puede hablar del cine de gangsters crepuscular. El irlandés se sitúa claramente en ese apartado.

La película es una adaptación del libro "I Heard You Paint Houses", (He oido que pintas casas) de Charles Brandt, a cargo del prestigioso guionista Steven Zaillian (La lista de Schindler, American Gangster). 






Una historia sobre el crimen organizado en la América de la posguerra contada a través de los ojos del veterano de la Segunda Guerra Mundial Frank Sheeran, un sicario que trabajó junto a algunas de sus figuras más destacadas del siglo XX. A lo largo de varias décadas, ofrece un viaje a través de los corredores ocultos del crimen organizado, su funcionamiento interno, rivalidades y conexiones con la política dominante, centrándose en uno de los misterios sin resolver de la historia de Estados Unidos, la desaparición del  jefe sindical Jimmy Hoffa. 

Me resulta difícil comentar una película como ésta que abarca tantos aspectos. Una obra tan extensa y compleja, llena de momentos extraordinarios, bien contada, con buenos personajes, en la que la política y el crimen se asocian en una combinación de la que no escapa nadie. A través del protagonista se puede conocer la  ambición, el poder, la corrupción, la avaricia y la crueldad que han movido un pais como los EEUU. Frank Sheeran tiene que escoger entre ser fiel a su protector Russell Bufalino o a su amigo, Jimmy Hoffa, siempre con la mirada puesta en la defensa de su familia a la que es consciente de haber defraudado. Si hubiera que definir el tema de la película este podría ser la vejez, la devastación física y mental que ha sufrido el narrador, un viejo Frank Sheeran, ya cerca de su final en una residencia de ancianos, que recuerda, o confiesa, los pormenores de su vida criminal y familiar intentando comprender el por qué de su soledad y el desprecio que por él siente su hija Peggy, un gran personaje, fundamental en la historia. Todo lo que le queda son sus muertos. 

Y, naturalmente, hay cosas que no convencen. La longitud, ¿son necesarias tres horas y media para el relato? ¿No se podía haber reducido evitando algunas reiteraciones? Lo previsible de muchos momentos, sobre todo en su primera hora, un "más de lo mismo" de varias películas de Scorsese. Y el rejuvenecimiento digital de los actores. ¿Acertado? Una decisión controvertida, sobre todo porque se rejuvenecen los rostros, pero no los cuerpos y los actores se mueven como lo que son, hombres de cerca de ochenta años representando  a personajes de cuarenta o cincuenta

Mención especial para los actores, al margen de la caracterización ya mencionada. Robert de Niro vuelve a ser ese actor que nos asombró en El Padrino II y Taxi driver, que nos había decepcionado en sus últimos papeles. Al Pacino es un convincente Hoffa y Joe Pesci, regresado a las pantallas tras bastantes años retirado, está extraordinario como Russell. Y hay que destacar también a Anna Paquin, a quien recordamos ganadora del Oscar a mejor secundaria por El piano (1993), que aquí es Peggy, la hija de Frank que con su mirada nos transmite todo el desprecio que siente por su padre. Todos dentro de un gran elenco convincente en sus personajes.

Una muy buena película.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Cine: LA ODISEA DE LOS GILES


Nueva coproducción hispano argentina dirigida por Sebastian Borensztein del que ya hemos podido ver otras dos coproducciones, Un cuento chino y Capitán Koblic. Parece que este director tiene algo especial que facilita la entrada de capital español en el proyecto, o quizá es, simplemente, la presencia de Ricardo Darín encabezando el reparto. El caso es que, pese a tratarse de una coproducción, la película es totalmente argentina por tema, lugar de la acción y los actores. 

Es una adaptación de la novela La noche de la usina, premio Alfaguara 2016, escrita por Eduardo Sacheri. Este autor lo es también de la novela La pregunta de sus ojos y coautor del guion de su adaptación al cine por Juan José Campanella en El secreto de sus ojos.

Se presentó en el festival de San Sebastián. En Argentina ha sido un gran éxito y ha sido seleccionada como candidata de este país para el Oscar





Como nos anuncia el personaje de Ricardo Darín en el trailer, en Argentina, el término “gil” se refiere a una persona buena, ingenua y a la vez un poco incauta, como el grupo de vecinos de una pequeña localidad de la provincia de Buenos Aires que, a finales de 2001, decide reflotar una vieja cooperativa agrícola. Cada uno pone sus ahorros para levantar el proyecto, una idea en la que se ha empeñado de una manera muy especial Fermín Perlassi (Ricardo Darín), una antigua estrella del fútbol local.


Al descubrir que sus ahorros se han perdido por una estafa realizada por un poco escrupuloso abogado y un gerente de banco que contaban con información de lo que se iba a desencadenar en el país, "el corralito", este grupo de vecinos decide organizarse y armar un minucioso plan con el objetivo de recuperar lo que les pertenece.

En el año 2001, Argentina sufrió un colapso económico y financiero que arrastró a la ruina y a la desesperación a millones de personas. Dice el director que en este contexto, que un grupo de personas de diferentes clases sociales se organice con el objetivo de recuperar su sueño y ejecutar un plan para el que no están  capacitados, es una fantasía absoluta. Algo deseable pero improbable en la vida real. 

Lo que podía haber sido una película comprometida social y políticamente es tratado como una comedia en la linea de La cuadrilla de los once o la serie de Ocean's eleven. Los villanos son un abogado y un gerenta de banco que se aprovechan de una situación y todo queda reducido a un atraco perfecto para recuperar lo perdido. No se entra en el fondo económico y político del "corralito" ni en lo que significó para millones de personas.

Vista como comedia la película está bien. Claramente dividida en tres partes, destaca la primera, con la presentación de los personajes, algo que hace con mucho ritmo y sentido del humor. Las dos restantes pierden ritmo y fuerza, resultando algo reiterativas pero se mantiene el interés, sobre todo por las interpretaciones entre las que destacan, como no, las de Ricardo Darín y Luis Brandoni, aunque lo cierto es que todos muestran la tradicional calidad de los actores argentinos. Tampoco acierta con los villanos, excesivamente caricaturescos. Por cierto que a Brandoni se le puede ver todavía en Parque Lezama en el Teatro Fígaro de Madrid. Y encuentro a sobrar la historia romántica entre Chino Darín (es la primera vez que trabajan juntos padre e hijo) y la secretaria del abogado.

Una comedia simpática y eficaz, un canto a la amistad y a la solidaridad en la que se echa de menos un mayor compromiso y crítica social. Pero esa sería otra película.  

lunes, 2 de diciembre de 2019

Cine: LOS MISERABLES


Ladj Ly es un conocido autor de cortos y documentales francés y esta es su primera película larga. En 2018 fue nominado al Premio César al mejor cortometraje y esta película es un desarrollo de ese corto. Los miserables ha sido seleccionada por Francia para el Oscar en lengua no inglesa y obtuvo un premio del Jurado en Cannes.



Montfermeil, un suburbio al este de París. Stéphane acaba de incorporarse a la Brigada de Lucha contra la Delincuencia (BAC). La película nos narra 36 horas del grupo que compone junto a sus nuevos compañeros, Chris y Gwada, dos agentes con experiencia en las enormes tensiones que existen entre los distintos grupos organizados por el control del barrio. La búsqueda de un cachorro de león robado, marcará la jornada y desatará la violencia.

Montfermeil es uno de los suburbios que componen la "banlieu" de Paris. Allí situaba Victor Hugo al matrimonio Thénardier en la novela. Allí vive todavía el director de la película que cuenta que, en ella, habla un poco de su vida, sus experiencias y las de su familia. Todo se basa en hechos reales: la alegría de la victoria en el Mundial de fútbol, la llegada de un nuevo policía al barrio, el dron, e incluso el león robado y los gitanos. "Durante cinco años filmé todo lo que sucedía en mi barrio, sobre todo a los policías. En cuanto aparecían, cogía mi cámara y filmaba, y un día grabé un auténtico abuso policial. Quería mostrar la increíble diversidad que existe en esos barrios. Sigo viviendo allí. Es mi vida y me encanta rodar allí". 

Los abusos policiales, las pequeñas mafias locales y el fundamentalismo islámico se cruzan en un relato tenso, duro, con mucho ritmo, cámara al hombro en muchas ocasiones y con una buena utilización de un dron en otras. Todo ello al servicio de una historia que contempla la situación de uno de los muchos lugares del extrarradio de París, donde los emigrantes son casi los únicos habitantes, donde los jóvenes desocupados son caldo de cultivo para cualquier exceso, donde la policía es temida y despreciada y la violencia puede explotar en cualquier momento.

En este marco el director sitúa la actuación de una brigada policial, con un policía abusador que no duda en intimidar con violencia, otro un tanto tibio, que se deja llevar y un tercero, recién llegado, que se muestra honesto y legal pero tiene que contemporizar. Y a partir de unos incidentes que podríamos llamar menores, crea una situación de violencia y venganza que desemboca en un final angustioso. Quizá es en este punto donde no acierta a desarrollar el proceso que desemboca en esa escalada de tensión y violencia, pero no cabe dudar de que muchas veces situaciones que se escapan de control son las que dan lugar a barbaridades.

Buena e interesante aproximación a un mundo ante el que no podemos ni debemos cerrar los ojos. Y una cita de Victor Hugo en Los miserables que cierra la película y marca su idea central: “No hay malas hierbas ni hombres malos, solo hay malos cultivadores”. 










martes, 26 de noviembre de 2019

Cine: INTEMPERIE


Intemperie, la novela de Jesús Carrasco publicada en 2013, fue elegida como la mejor novela por los lectores de El Pais y Libro del año por los libreros españoles. Un gran éxito que formó parte de nuestras lecturas en el curso 2013-14. Ahora nos llega la versión cinematográfica dirigida por Benito Zambrano, director de pocas pero destacadas películas como Solas (1999), ganadora de cinco Goyas y La voz dormida (2011), sobre la novela de Dulce Chacón. Inauguró la Seminci en Valladolid.

Recuerdo con agrado la novela de Jesús Carrasco y he encontrado en la película las situaciones que más quedaron en mi memoria. Esta adaptación, hecha por el propio Zambrano y Pablo y Daniel Remón, dos prestigiosos guionistas y dramaturgos, ha renunciado al planteamiento de la novela que no situaba la acción ni temporal ni localmente, aunque muchos lectores pensamos que ocurría en la España rural alrededor de la Guerra civil, y la han situado en Andalucia, 1946.  Cuenta Zambrano que el guion le llegó con lo difícil ya hecho: los hermanos Remón ya habían sabido extraer la película que había dentro de la novela. Lo que él hizo fue llevarla a su terreno, concentrar el drama sin perder la acción, desarrollando personajes, aportando otros nuevos, cambiando la edad del personaje de Luis Tosar, y el papel del villano: de alguacil administrativo a capataz de latifundio, subrayando así la denuncia social y la política y haciendo desaparecer el componente religioso de la novela. 





Un niño escapa de su pueblo dispuesto a alejarse lo más posible de la vida que lleva allí de pobreza y de sumisión, casi esclavitud, junto a sus padres y a su hermana. Lo que queda ante él es una llanura infinita y árida que deberá atravesar si quiere alejarse definitivamente del infierno del que huye. Ante el acecho de sus perseguidores al servicio del capataz del pueblo, sus pasos se cruzarán con los de un solitario cabrero pastor que le ofrece protección. 

Una notable película, dura y cruel como el escenario en que se desarrolla. Zambrano y los hermanos Remón han convertido la historia en un western emparentado con historias tan españolas como Los santos inocentes. Una historia donde la huida y la persecución se dan la mano con la amistad y la compasión. Todo ello narrado con tensión e intriga, con un ritmo bastante pausado y con una estética que nos lleva a las películas del oeste. Porque estamos hablando de un western situado en tierras de Andalucía. Como dice el director, este es el gran género rural del cine y aquí estamos en el campo árido, con polvo y caballos. El paisaje, muy bien utilizado por Zambrano,  es un elemento fundamental, el secarral en el que se desarrolla la narración es un personaje más de la historia, impregnando a esta la sensación de soledad y abandono de los protagonistas.

Se apoya, además, en las interpretaciones, especialmente las de Luis Tosar (otro actor que siempre está bien) y el niño Jaime López, al que vimos en Techo y comida (2015) junto a Natalia de Molina. Y una niña, Elisa López Pinilla, la hermana del personaje, en sus breves intervenciones, llenas de emoción. Luis Callejo, Vicente Romero y Manolo Caro destacan también.

Es una lástima que se hayan cargado tanto las tintas en la maldad de los personajes perseguidores. Son demasiado "malos", sin el menor rastro de humanidad, un tanto esquemáticos, lo que les convierte casi en caricaturas. Y la resolución de la historia, demasiado cercana al clásico duelo final de las películas del oeste. Muy bien rodada, con tensión, pero más propia de un western de Sergio Leone que de un drama rural.

Pese a estas pegas, me pareció una película muy recomendable, uno más de los buenos títulos del cine español este año, y que me sorprendería que no estuviera en varios apartados como finalista de los Goya. 

jueves, 21 de noviembre de 2019

Literatura: Comentario sobre El mar, de Blai Bonet


Una religiosidad conflictiva, la tuberculosis y la homosexualidad marcaron la trayectoria humana y literaria de Blai Bonet. Nacido en Santanyi (Mallorca)  en 1926, ingresó a los 10 años en el seminario de Palma donde aprendió griego y latín y se entusiasmó por Hesíodo, Píndaro y Homero en su proceso de formación literaria. Allí pasó 12 años, pero tuvo que abandonarlo por padecer tuberculosis, alternando posteriormente estancias en su lugar natal y el sanatorio de Caubet.

Se dio a conocer como poeta en 1950 con Cuatro poemas de Semana Santa, estampas de la naturaleza interpretada a partir de los ritos cristianos que el poeta utiliza para expresar el dolor de no poder unirse a Dios.  En sus obras posteriores se muestra influido por autores como Ausias Marc, San Juan de la Cruz, Joan Maragall y la generación del 27.

La búsqueda de un lenguaje propio, evolucionando hacia formas cada vez más libres, se concreta en el poemario L'Evangeli segons un de tants, que tardó cinco años en publicarse por problemas de censura. Este poemario y la novela El mar con la que se estrenó como novelista en 1958, son sus obras más destacadas.

Xavier Pla, filólogo estudioso de su obra, destaca su profunda y apasionada admiración por Pier Paolo Pasolini, sólo comparable con la pasión que sentía por la figura de Albert Camus. En su homosexualidad, en su cristianismo y su defensa de lo sagrado, en su reivindicación de la lengua y de la tierra, en su pasión filológica, en su preocupación por la noción de culpa, Bonet siempre se relacionó con Pasolini como con un hermano. No se llegaron a conocer nunca.

Hasta su muerte, a los 71 años vivíó una especie de exilio interior, solitario y ajeno a las turbulencias literarias de Palma de Mallorca o Barcelona. Está considerado una de las voces más innovadoras, desde los años cincuenta y sesenta, en el despertar de la nueva literatura catalana, con un toque estético rupturista y también una intención profundamente existencial. Fue un creador de tránsito entre los grandes maestros clásicos catalanes del siglo, a los que trató (como Salvador Espriú, y Josep Maria de Sagarra), y las nuevas generaciones que siguieron a la suya, sobre las que influyó de manera especial. Autor más celebrado por los propios escritores que entre el público masivo, nunca dejó de ser un creador de minorías.

La novela objeto de este comentario, El mar, nos sitúa en el interior de un sanatorio en el que viven una serie de jóvenes enfermos de tuberculosis sumidos en la enfermedad y la soledad, separados de sus familiares, conscientes de la gravedad de su situación poco tiempo después de finalizar la guerra civil española. Su estilo es, en general, más alusivo que explicito. Son pocas las referencias a la guerra: uniformes italianos en Palma, los fusilamientos en la tapia del cementerio… No pretende ser una crónica de la Mallorca de la posguerra sino una reflexión sobre la condición humana a partir de las vivencias de un grupo de adolescentes que sufren el miedo a la muerte y al mismo tiempo el vigor de sus cuerpos evolucionando hacia la edad adulta.  En la novela destaca por encima de todo la voluntad del autor para conseguir llegar a una depuración lingüística y estilística destinadas a obtener una máxima expresividad con el mínimo de palabras. Una obra lírica que avanza con cierta brusquedad, discontinuidad narrativa y con predilección por la repetición, con mucha adjetivación, incluyendo algunas imágenes poéticas, símbolos metafóricos que favorecen el carácter lírico del libro. La religión, las figuras de Dios y Satanás, tienen un papel muy destacado sobre todo en el personaje de Manuel Tur, un personaje que hace suyas las llagas de Cristo y se siente cómodo en los sentimientos de culpa y sufrimiento. Como dice Manel Haro, periodista y filólogo catalán, “Manuel Tur tenía la expresión de los que padecen la tentación de Dios, porque el testimonio de estos hombres está hecho de su amor, del amor de Dios en su interior, del amor del mal, del amor irónico de Satanás”.
  
Aunque el autor negó que se tratara de un texto autobiográfico se puede apreciar que está muy influido por su propia experiencia. La enfermedad y la religión son dos ejes de esta novela que también se puede considerar inspirada por la novela de Camilo José Cela Pabellón de reposo, publicada en 1943. El escenario y la estructura de las dos es similar. El propio Bonet escribió a Cela explicándole como le había impactado ese libro y mostrando interés por escribir una novela con el mismo tema que también había interesado a Thomas Mann a la hora de escribir La montaña mágica.

Algunas escenas de la novela, especialmente aquellas que hacen referencia a las muertes violentas, son unos de los pocos ejemplos de "tremendismo" de la novela catalana. Y todo ello tiene coherencia con lo que son los principales temas del libro de Bonet: el sexo, la sangre y el dolor, la enfermedad física y moral, los espejos reales y simbólicos, o la guerra con referencia a las salvajadas que se cometen ante los ojos de sus personajes. Sin embargo, su estilo literario le lleva a no explicar directamente ni de manera escabrosa el drama de sus personajes, sino que opta, en muchos momentos, por dejarlo entender, de manera más sutil, con un lenguaje sensible y lírico. Nos acerca de forma seca y desgarrada a varias de sus grandes preocupaciones. Sus personajes nos hablan de culpa, de deseo, de anhelo vital, y todo ello en una atmósfera luminosa y malsana a la vez. Agustí Villaronga cuando la adaptó al cine, lo expresaba así: «"El mar de Blai es sórdido y luminoso, bello, inquietante, poético.»
La novela, tal como la conocemos, está dividida en 32 capítulos, titulados con el nombre de su narrador. Las voces más importantes son las de dos enfermos, amigos en la infancia, Manuel Tur y Andreu Ramallo, que se alternan con los de Sor Francisca Luna, monja y celadora que de niña compartió experiencias con ellos y de Gabriel Caldentey, sacerdote encargado de la salvación de las almas en el sanatorio. He dicho lo de que tal como la conocemos porque tras el hallazgo de nueve capítulos no incluidos en las ediciones disponibles hasta 2017 se hizo una nueva edición donde se incluyen como epílogo. Estos capítulos inéditos proceden del texto escrito a máquina enviado a la censura. Una versión más larga, con más personajes que la finalmente publicada.
  
Dos películas dirigidas por Agustí Villaronga en los últimos años, Pa negre sobre la novela de Emili Teixidor editada ya en este siglo e Incierta gloria sobre la novela de Joan Salas (editor de El mar) me han hecho interesar por la novela catalana ambientada en la posguerra. No conocía, sin embargo, la adaptación que este mismo director hizo en el 2000 de El mar. Y me ha gustado conocer tanto el original como su versión cinematográfica.

 Las características de la novela, analizadas en los párrafos anteriores, me han resultado atractivas. La historia de la venganza de Andreu Ramallo y la crisis religiosa de Manuel Tur me han interesado, no solo por lo narrado sino también por la forma de hacerlo. Creo que el autor nos transmite adecuadamente a través de sus personajes principales y de los secundarios el ambiente de opresión y angustia de una época que no solo abarca la guerra civil.  Después de la guerra, no viene la paz. Viene otro tipo de guerra, la posguerra que, según Blai Bonet, era una guerra que penetraba en la tierra, que creaba cuevas oscuras y excitaba la lujuria. Como el mar.
Y me parece muy adecuada, la estructura narrativa, con capítulos contados en su mayoría por los dos personajes principales, a los que se puede considera un desdoblamiento del autor hasta el punto de que en algunos momentos parecen ser uno solo. Ese narrar a diferentes voces y con numerosas analepsis nos da una visión bastante completa de los personajes y del ambiente en que se desarrolla la historia. Quiero destacar, por otra parte, las descripciones un tanto líricas de paisajes y espacios y la utilización de frases cortas que facilitan la lectura.

Como aspectos negativos, se puede señalar que el lenguaje utilizado por los personajes podría considerarse excesivamente culto para las circunstancias y lo desgarrado y cruel de algunas situaciones, aunque en este sentido hay que decir que el lenguaje que utiliza para las descripciones es bastante elusivo.

En resumen, el descubrimiento de un autor y una obra desconocidos para mi que han respondido a mis expectativas de estos cursos.     


Cine: THE FAREWELL

Lulu Wang es una guionista, directora y productora de origen chino que vive y trabaja en los EEUU. Esta es su segunda película. Tal como advierte al comienzo, la película se basa en una mentira real de la que directora fue partícipe. Mientras estaba en el proceso de edición de su primer largometraje Posthumous, no estrenada en España, se enteró de que a su  Nai Nai, (abuela en chino) se le había diagnosticado un estado terminal. Lo que sucedió después estaba tan lleno de desconcierto y hermosos giros, que Wang recogió la inspiración del que es su segundo largometraje. 

The farewell estuvo en el festival de Sundance, donde no consiguió ningún premio, a pesar de las buenas críticas.

Lulu Wang es pareja de Barry Jenkins, el director de la galardonada Moonlight.



Es la historia de Billi, nacida en China pero que ha crecido en EE.UU. Tras descubrir que toda la familia sabe que a su amada Nai-Nai le quedan semanas de vida, decide acompañarles en un viaje familiar a China con el pretexto de la boda de un primo. La realidad es que la abuela está gravemente enferma y todos quieren despedirse de ella sin tener que decirle lo que le ocurre, algo que Billi no entiende. 

Todo esto es un pretexto para hablar del desgarro de la emigración. La incomprensión de Billi radica en la diferencia de las dos sociedades, la china y la estadounidense. Billi no es, realmente, ni una cosa ni la otra. Como le dice un familiar en un momento de la película, "en occidente creéis en el individuo; en el este creemos en el conjunto, en la sociedad y en la familia”.

La historia está tratada por la directora con optimismo y ternura, mas cerca de la comedia que del drama. El personaje de la abuela y su relación con la nieta es entrañable. Billi, tiene que convivir a la vez con la noticia de la enfermedad y con la comedia de la mentira. Y su intérprete, Awkwafina, a la que no conocía aunque veo que participó en Ocean's 8 y en una reciente película con participación española, Paradise Hills, transmite muy bien esa situación. Y los personajes principales de la familia están bien diseñados.  

Una película muy correcta, llena de ternura y sentimientos.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Cine: MADRE


En 2017 un corto dirigido por Rodrigo Sorogoyen, Madre, destacó en el panorama internacional, consiguiendo numerosos premios y siendo nominado al Oscar, premio que le arrebató Skin, bastante inferior, en mi opinión. En el una madre recibe la llamada de su hijo pequeño, que está de vacaciones con su exmarido en el País Vasco francés. El chiquillo le dice a su madre que no encuentra a su padre y que lleva solo un buen rato en una playa, con un móvil sin apenas batería. 

Dice Sorogoyen que enseguida se plantearon la posibilidad de hacer un largometraje partiendo de esa situación. Y así nos llega Madre. La película, sin embargo, no narra lo que sucede justo después del corto, lo que todo el mundo nos imaginamos cuando conocimos el proyecto, sino algo que le ocurre a Elena bastantes años después.

Madre se presentó en el Festival de Venecia de este año, en la sección Orizzonti en la que Marta Nieto, su protagonista, fue premiada como mejor actriz. Posteriormente ha inaugurado el festival de Sevilla donde también ha sido premiada la actriz.





Elena recibe una llamada de Iván, su hijo de seis años, quien le dice que está perdido en una playa en Francia y que no encuentra a su padre. Esas palabras desesperadas de su hijo fueron lo último que supo de él. Diez años más tarde, Elena vive en esa misma playa, y ha rehecho su vida. Pero todo da un vuelco cuando conoce a Jean, un adolescente francés que le recuerda a su hijo o, quizá mejor, a como habría sido su hijo. Entre ellos surge una fuerte conexión. 

Sorogoyen junto a su habitual colaboradora Isabel Peña han construido un guion tan discutible como atractivo, interesante y sugerente. La película comienza con la escena íntegra del corto del que procede. No sé cual será la impresión que produce esta historia en los que no lo conocen. Para mí, que debo haberlo visto cerca de la decena de veces, el salto que se produce desde esa escena a su continuación me resultó chocante. Aunque ya conocía que se producía un salto temporal, esperaba una cierta continuidad, una aclaración de lo ocurrido, una solución a lo planteado. Pero no es así. En una decisión un tanto arriesgada, la película toma a Elena diez años después, instalada en una localidad de la zona donde desapareció el niño. Trabaja como encargada en un restaurante para turistas y mantiene una relación con Joseba, un vasco-francés, que viaja mucho debido al trabajo. Desaparece pues la intriga de la primera parte. Y tampoco desarrolla la posible intriga acerca de Jean, el adolescente que aparece en su vida.   

La película se va a centrar en ese encuentro, esa atracción entre una mujer cercana a los cuarenta y un muchacho menor de edad, una atracción en la que un cierto instinto maternal y un afán de protección conviven con otro sentimiento. Una relación que puede suponer, finalmente, que Elena consiga 
superar la devastación moral que supuso la pérdida del hijo. Todo narrado de una forma ambigua, donde nada queda nunca del todo claro. Habla Sorogoyen de un triángulo amoroso, Elena, Joseba y Jean, quizá algo extraño, pero amoroso al fin y al cabo. Algo misterioso que no responde a reglas ni a la razón creando una incertidumbre emocional que es el núcleo de la historia. "Ésa es la pregunta y el reto para nuestra pareja protagonista: ¿aceptarán que están sumidos en una historia de amor? Un amor especial. El amor de una madre a un hijo a través del tiempo. Una madre que no se pudo despedir de su hijo y que ahora está preparada para hacerlo. Preparada porque ha pasado el tiempo necesario, porque Joseba le ha sido de gran ayuda y porque ha aparecido en su vida Jean, un chico que podría ser su hijo"Una pregunta que la película deja al espectador y que no se resuelve es: ¿todo ocurre porque Jean se parece a Iván o porque Elena está preparada para asumir esa catarsis? 

Dos aspectos destacan especialmente en esta película: el tratamiento formal y visual y la interpretación de Marta Nieto. Sorogoyen nos ofrece una narración en planos largos, con panorámicas que en ocasiones buscan a los personajes y en otras los siguen. Movimientos pausados, utilización de grandes angulares, ritmo lento que contrasta con el de sus dos películas anteriores y el prólogo. Cabría decir que esta película emparenta con su primer largo en solitario, Stockholm, por su intimismo y desarrollo de la relación entre personajes. En cuanto a Marta Nieto, una actriz a la que no conocía hasta que vi el corto, está claro que asume perfectamente el personaje de Elena, tanto en el prólogo como en el resto de la película. Una clara aspirante al Goya de este año. Junto a ella, tanto Alex Brendemühl (Joseba) como Jules Porier (Jean) están convincentes en sus interpretaciones.

A pesar de su ambigüedad y su falta de respuestas, me gustó la película. Es de esas que pueden provocar discusión y, al menos a mi, ganas de volver a verla.