Phineas Taylor Barnum es un personaje real. Nacido en Connecticut en 1810 y muerto en 1891, fue un empresario y artista circense estadounidense recordado por sus celebres engaños en el mundo del entretenimiento y por haber fundado el Barnum & Bailey Circus, el cuál posteriormente se fusionó con el Ringling Brothers Circus para formar el Ringling Brothers and Barnum & Bailey Circus que existió hasta este mismo año en que se vio obligado a cerrar tras 146 años de actividad.
Tomando como base este personaje, El gran showman nos ofrece una visión tan amable como, probablemente, totalmente falsa de su actividad en un musical que celebra el nacimiento del show business y nos presenta a P.T. Barnum como un visionario showman y empresario circense que surgió de la nada para crear un espectáculo que se convirtió en una sensación mundial y que fue conocido como "El mayor espectáculo del mundo". Está dirigida por Michael Gracey, un especialista en efectos especiales que debuta en la dirección aquí.
Estados Unidos, siglo XIX. P.T. Barnum (Hugh Jackman) pierde su trabajo en una empresa que se encuentra en bancarrota. Deseoso de ofrecer a su esposa Charity (Michelle Williams) y a sus dos hijas la vida que siempre les había prometido, se embarca en el proyecto de crear un gran y asombroso espectáculo circense. Para ello buscará artistas únicos, desde enanos, a mujeres barbudas, equilibristas y todo lo que puede imaginar. Para hacer algo nuevo hay que hacer algo poco convencional.
Con un guion que pasa por alto los, al parecer, múltiples aspectos poco positivos del personaje y con banda sonora de los creadores de La la Land, la película es un musical que se acerca más a Moulin rouge (Baz Luhrmann, 2001) que a los clásicos. Su fuerte son los acertados números musicales, pero la película me resultó dramáticamente inexistente. Con muchos temas esbozados pero no desarrollados. Una lucha de clases que se refleja en las opciones culturales de la época , el choque entre el elitismo cultural y el espectáculo popular, un elogio de la diferencia y su conversión en espectáculo (la exhibición ante el público de personas, auténticos fenómenos de la naturaleza, se anticipó más de medio siglo a los Freaks de Tod Browning), el amor interracial, sirven para establecer la cultura del entretenimiento que ha marcado la historia del arte popular. El protagonista consigue el éxito con su esfuerzo, inspira a los marginados a salir de sus escondites y reivindicarse, crea una familia unida e indestructible y consiguió ser aceptado por la clase alta burguesa. Y encima canta y baila. El sueño americano.
El caso es que la película es entretenida, las canciones están bien, los protagonistas cantan y bailan aceptablemente (además de los mencionados, están Zac Efron y Rebecca Ferguson, a quien recordamos de Misión imposible y La chica del tren) la coreografía es espectacular y se pasa el rato. Que no es poco.
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