martes, 25 de noviembre de 2014

TEATRO: EL JUEGO DEL AMOR Y DEL AZAR


El domingo estuve viendo en el María Guerrero El juego del amor y del azar, de Pierre de Marivaux, con dirección de Jose Maria Flotats.

Marivaux es un autor del siglo XVIII conocido por sus piezas de enredo amoroso y galante como esta. Su fama como hombre de teatro y como escritor siempre se vio ensombrecida por la  figura de Molière, que había dominado la escena francesa durante el siglo anterior,  cuyos personajes y acciones, de alguna manera, irían a trasladarse al propio arsenal dramático de Marivaux.
Su teatro, inmerso en el Siglo de las luces y el Enciclopedismo, ha sido objeto de estudio desde un punto de vista moderno y se ha considerado que, mediante sus juegos dramáticos, resulta ser un trangresor de costumbres y estereotipos.
El Juego del amor y del azar (1730),  sirvió de inspiración a una generación de dramaturgos ya muy avanzado el siglo XIX. 

La versión presentada en Madrid es la misma que se representó en el Teatro Nacional de Cataluña, allí en catalán.  La obra es una comedia de enredo, enredo basado en el juego de los personajes principales que se hacen pasar por sus criados mientras éstos ocupan su lugar. Algo bastante cercano a lo que presenta Francisco Rojas Zorrilla en Donde hay agravios no hay celos, cien años antes.

Una próxima boda tiene que unir a Silvia con Dorante, pero para juzgar la
sinceridad de su futuro esposo, Silvia pide autorización a su padre para hacerse pasar por la criada, Lisette, quien por su parte, se hará pasar por Silvia. Pero Dorante utiliza la misma estratagema y se presenta bajo el nombre de Borgoñón,como criado. Y su criado, Arlequín, se presenta como si fuera Dorante. Ambas parejas, la de los falsos criados y la de los falsos amos, protegidos por su disfraz, liberados de sus códigos sociales, se hablarán de amor y vivirán, durante un tiempo, juntos con la libertad, el placer y también el sufrimiento que provocan el conocimiento de la propia verdad y de la propia identidad. 

La obra está bien presentada e interpretada, llevada a buen ritmo, con una trama no demasiado ingeniosa. Pero en general buen teatro, un tanto conservador y quizá un poco trasnochado, con algunos momentos prescindibles, pero un buen espectáculo, que lamentablemente, finalizó el domingo con lo que mi recomendación llega tarde.

A destacar los intérpretes, parece ser que bastante conocidos en la televisión y teatro catalán, (algunos con un notable acento catalán) aunque casi desconocidos aquí. Enric Cambray, Alex Casanovas, Rubén de Eguía ( recientemente ha estado en la Abadía con El principio de Arquímedes), Vicky Luengo, Bernat Quintana y Mar Ulldemolin. En general, muy buenos.




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