domingo, 23 de noviembre de 2014

¿QUIEN LEERÁ A JUAN RODOLFO WILCOCK?

Juan Rodolfo Wilcock, poeta argentino nacido en Buenos Aires, fue uno de los más destacados escritores de la llamada "generación del 40", que reunió a un grupo de escritores, autores notables, que comenzaron a producir por esos años sobre una línea neorromántica, que más tarde incorporaría  elementos de la literatura surrealista. El grupo inició difundiendo su obra a través de revistas literarias. Wilcokc fue colaborador de Sur y director de de Verde Memoria, en las que publicaba poemas inconformistas e innovadoras que oscilan entre la melancolía y el sarcasmo. Entre 1949 y 1953 editó los libros Poemas y canciones, Ensayos de poesía lírica, Persecución de las musas menores, Paseo sentimental, Los hermosos días y Sexto.

Recibió el Premio de Poesía de la Sociedad Argentina de Escritores. Lingüista y filólogo, dominaba varios idiomas. En 1953 se trasladó a Roma para traducir la versión en castellano de L'Observatore Romano y con ello su instalación definitiva en Italia.

En Italia dio a conocer gran parte de su obra, Il caos, La sinagoga de los iconoclastas, El templo etrusco, y Libro de los monstruos, sus libros de poesía, Luoghi comuni, Poesías españolas, y Cancionero italiano: 34 poesías de amor.

Cultivó la amistad de figuras italianas como Alberto Moravia y Pier Paolo Passolini. Era Ingeniero Civil de profesión ejerciendo en la provincia argentina de Mendoza. Pronto abandonó su profesión dedicándose a la escritura. Su profesión de ingeniero le inspiró para escribir su novela L'Ingegnere .

En los últimos años de su vida se trasladó a una casa humilde en la localidad de Lubiano di Bagno Regio, provincia de Viterbo al noroeste de Roma, donde permaneció hasta su muerte en 1978.

Un ejemplo de sus relatos es la colección de cuentos, de los que he seleccionado uno de ellos que me ha sorprendido por su crudeza y brutalidad, así como su imposibilidad física de realización: LOS AMANTES.

                                                                 LOS AMANTES

Harux y Harix han decidido no levantarse más de la cama: se aman locamente, y no pueden alejarse el uno del otro más de sesenta setenta centímetros. Así que lo mejor es quedarse en la cama, lejos de los llamados del mundo. Está todavía el teléfono, en la mesa de luz, que a veces suena interrumpiendo sus abrazos: son los parientes que llaman para saber si todo anda bien. Pero también estas llamadas telefónicas familiares se hace cada vez más raras y lacónicas. Los amantes se levantan solamente para ir al baño, y no siempre; la cama está toda desarreglada, las sábanas gastadas, pero ellos no se dan cuenta, cada uno inmerso en la ola azul de los ojos del otro, sus miembros místicamente entrelazados.

La primera semana se alimentaron de galletitas, de las que se habían provisto abundantemente. Como se terminaron las galletitas, ahora se comen entre ellos. Anestesiados por el deseo, se arrancan grandes pedazos de carne con los dientes, entre dos besos se devoran la nariz o el dedo meñique, se beben el uno al otro la sangre; después,  saciados, hacen de nuevo el amor, como pueden, y se duermen para volver a comenzar cuando despiertan. Han perdido la cuenta de los días y de las horas. No son lindos de ver, eso es cierto, ensangrentados, descuartizados, pegajosos; pero su amor está más allá de las convenciones.
                                                                          FIN

El resto de cuentos que se puede leer, con textos completos de los mismos, son de la misma índole que el publicado en esta entrada, destaco algunos de ellos que se puede acceder a ellos en Internet: Capitán Luiso Ferrauto, Agrimensor Bene Nio y algunos otros, de las mismas o parecidas características del detallado.

1 comentario:

  1. Magnifico cuento, talmente Eros y Tanatos o como dice el refrán hay amores que matan.

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