miércoles, 19 de febrero de 2020

Cine: JUDY


Nacida en 1922, Judy Garland forma parte de la leyenda del cine de Hollywood. Fue contratada por la Metro Goldwin Mayer cuando tenía solo 13 años, a pesar de que la creían demasiado pequeña para encarnar roles adultos y demasiado grande para papeles infantiles. Además su apariencia física no encajaba en los patrones de belleza de las estrellas de la época, lo que le provocó una notable inseguridad. Cuando tenia solo 15 años, el estudio decidió emparejarla con otro actor juvenil, Mickey Rooney con quien rodaría hasta 9 películas.Para poder soportar el ritmo de trabajo al que eran sometidos, Garland, Rooney, y otros jóvenes actores, se habituaron a consumir una importante cantidad de anfetaminas y barbitúricos que les suministraban para aguantar largas sesiones de rodaje.

En 1939 rodó El mago de Oz, que la convirtió en una de las actrices más cotizadas de la MGM. Desde entonces se vio obligada a llevar un ritmo de vida insostenible, utilizada y exprimida por la industria, lo que le dejaría cicatrices morales y psicológicas para toda la vida.

La película narra los últimos años de la artista que tras haber rodado en 1963 su última película, intentó ganarse la vida como cantante y se centró en la batalla por la custodia de sus hijos más pequeños. Basada en un musical teatral creado por Peter Quilter en 2005, End of the rainbow, pero más cercana a la realidad, está dirigida por Rupert Goold, un guionista y director británico, que debutó con Una historia real.

Su protagonista, Renée Zellweger ha ganado los premios de interpretación más importantes de este año. Orcar, Globos de oro, Bafta no se han podido resistir al regreso de esta actriz que ya ganó estos premios como secundaria en 2004 por Cold mountain (Anthony Minghella), había estado nominada por Chicago (Rod Marshall, 2003) y se había hecho popular por su interpretación de Bridget Jones.



Durante el invierno de 1968, treinta años después del estreno de El mago de Oz, la leyenda Judy Garland llega a Londres para dar una serie de conciertos. Las entradas se agotan en cuestión de días a pesar de haber visto su voz y su fuerza mermadas. Mientras Judy se prepara para subir al escenario vuelven a ella los fantasmas que la atormentaron durante su juventud en Hollywood. A sus 47 años, se enfrenta en este viaje a las inseguridades que la acompañaron desde su debut, pero esta vez tiene un objetivo claro: regresar a casa con su familia para encontrar el equilibrio.

La película es un retrato de la decadencia de una estrella, una actriz y cantante en pleno declive, contado de forma tan correcta como poco original. Ni siquiera la alternancia de algunos flashback donde se nos muestra la explotación sufrida en sus primeros años como índicador de su desequilibrio posterior, consigue animar la historia. Tan solo la interpretación de Renée Zellweger, pese a su exceso de mohines y muecas, destaca en una película un tanto plana y que genera una sensación de ya conocida. Todo para desembocar en una escena final que, eso sí, consigue emocionar, y que, al parecer, ocurrió, aunque no exactamente como se nos cuenta en la película. También me gustó Jessie Buckley, como la sufrida asistente personal de Judy en Londres. Hemos visto a esta actriz en la serie de TV Chernobyl.

La película es interesante porque nos introduce en ese mundo donde las estrellas acabaron como juguetes rotos y nos hace recordar en su contenido una de las películas e interpretaciones  más destacada de Judy Garland, Ha nacido una estrella (George Cukor, 1954).

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