Hace cuatro años, a raiz del estreno de Hermosa juventud, comente la figura de Jaime Rosales, un director que saltó a la fama con su película La soledad al ganar varios Goya en 2007. Caracterizado por su preocupación formal, su forma de rodar y de narrar sus historias, su última película, Petra, se presenta como un claro ejemplo.
Tras morir su madre, Petra decide buscar a su padre, cuya identidad se le ha mantenido en secreto durante toda su vida. Las sospechas la llevarán hasta Jaume, un célebre artista plástico, poderoso y despiadado, con el que entra en contacto a la vez que con su mujer, Marisa y su hijo, Lucas. Una familia en la que se esconden secretos y traiciones del pasado que dan lugar a un cruce de secretos, sentimientos y fatalidades.
Una historia melodramática digna de Almodovar, pero tratada y narrada con una personalidad diferente. Rosales estructura la historia en siete capítulos, todos ellos con un título que nos anuncia lo que va a ocurrir y que presenta de forma desordenada. Utilizando largos planos secuencia, con una cámara en continuo movimiento extremadamente pausado y unos encuadres donde tienen gran importancia los espacios vacíos. Un ejercicio de estilo.
Barbara Lennie domina la película en el personaje que le da título. Junto a ella un veterano debutante, Joan Botey, que da vida a uno de los personajes más cínicos y repulsivos que podemos imaginar, Marisa Paredes, Alex Brendemülh, Oriol Pla y Carmen Pla.
Película muy interesante, girando alrededor de la traición y la tragedia, pero con un camino de esperanza y redención. Con ésta y su anterior película, Jaime Rosales nos muestra que sigue siendo un director a seguir.
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