Al teatro Bellas Artes de Madrid ha llegado, tras una larga gira que empezó el pasado mes de marzo, la obra de Alberto Conejero Todas las noches de un dia. Con esta obra ganó el III certamen de obras teatrales de la AAT en 2015 con el siguiente comentario del jurado: “La altura poética de la obra que, con un dominio ejemplar del lenguaje y de la estructura teatral, crea una atmósfera irreal y mágica, un universo cerrado que enmarca una historia conmovedora de amores imposibles e incomunicación”.
Del autor recuerdo La piedra oscura" que le supuso el premio Max al mejor autor teatral en 2016.
Ha pasado mucho tiempo desde que los vecinos vieron por última vez a Silvia, la dueña de la casa. Allí sólo queda Samuel, el jardinero, afanado en preservar su jardín y el invernadero, casi olvidado. La obra comienza cuando la policía acude a la casa para intentar descubrir el paradero de Silvia. Empieza entonces un combate entre la vida y los recuerdos, entre el amor y sus fantasmas. Asistimos a la confesión de Samuel (Carmelo Gómez) sobre la huida de Silvia (Ana Torrent) cuyo paradero sigue siendo una incógnita.
Un texto muy poético, intenso. Una historia de amor y de qué hacer con el amor cuando es imposible. Un combate entre lo real y lo fantasmal, entre el presente y los recuerdos. Dice su autor en unas declaraciones que "necesitaba a alguien que fuera capaz de comprender toda la materialidad poética que contiene el texto, pero a la vez convertirla en teatro y de explotar todo lo dramático que puede contener. Necesitaba un director que apreciara la poesía, pero que no incidiese tanto en lo poético, que ya está en la escritura, sino en la tensión dramática". Este director es Luis Luque y, en mi opinión, lo ha conseguido solo parcialmente. Cuenta, eso si con un buen espacio escénico, bien iluminado y dos actores que cumplen perfectamente en hacernos llegar la hondura poética del texto. Sin embargo la construcción dramática no terminó de llegarme. Y creo que es más un problema de estructura que de puesta en escena. El planteamiento de la declaración de Samuel alternando con el recuerdo de sus conversaciones con Silvia, no me convenció. Como tampoco la resolución, demasiado previsible.
En cualquier caso, se trata de una obra que se sigue con interés y que tiene ingredientes para gustar.
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