sábado, 29 de diciembre de 2018

Cine:YULI


Carlos Acosta es un bailarín cubano negro, nacido en 1973, que llegó a ser primer bailarín del Royal Ballet de Londres. Con 16 años, ganó la medalla de oro en el Grand Prix de Lausanne y en un mundo donde los príncipes y los Romeos eran blancos, donde todo era elitismo y el color de la piel sí importaba, él fue el primero en imponerse y demostrar que la danza era cuestión de capacidades, no de razas, abriendo el camino a otros bailarines negros.

Sobre su figura y con un guion de Paul Laverty, Iciar Bollaín ha construido una ficción en que nos relata la historia de este bailarín que no quería bailar ni salir de Cuba y que, actualmente, dirige en La Habana la Fundación Acosta Danza, una escuela donde forma a un grupo de bailarines.

Ha obtenido cinco nominaciones en los Goya.



Yuli es el mote que le pone a Carlos Acosta su padre, Pedro. Un viaje  a través de su vida, leyenda de la danza y primer bailarín negro en interpretar algunos de los papeles más famosos del ballet,  en compañías como el Houston Ballet o Royal Ballet de Londres (donde ha sido primer bailarín durante más de 15 años). Cuenta desde su dura infancia hasta su madurez.

La película está contada desde el presente, desde un teatro de la Habana hoy, donde Carlos, interpretado por él mismo, está ensayando con su compañía un montaje de danza que relata su vida. Y desde ahí, la película nos traslada a a su infancia, con el niño Yuli, y a su juventud, hasta transformarse en la figura que llegó a ser. Combinando dos líneas narrativas, una en la que se ofrecen recuerdos familiares y progresos profesionales, y otra más artística, con el propio Carlos Acosta que consiste en la puesta en escena de coreografías y ensayos de su propia vida. 

Una historia atractiva e interesante, con un guion bien trabado (premiado en San Sebastián), una buena realización de las escenas de baile y música adicional de Alberto Iglesias. Me gustó. 


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