domingo, 9 de diciembre de 2018

Teatro: CALÍGULA


Escrita por Albert Camus en 1939, publicada en 1944 y estrenada en 1945 tras varias revisiones, Calígula pertenece a la que su autor llamó "Ciclo del absurdo", al que también pertenece su novela El extranjero.

En España ha sido objeto de varias versiones. José Tamayo la presentó en el Festival de Mérida en 1963 con José María Rodero como protagonista. Imanol Arias en 1990 y Luis Merlo en 1994 también dieron vida teatral al emperador romano. La versión que llega ahora al María Guerrero fue presentada en Mérida el año pasado y está dirigida por Mario Gas, con Pablo Derqui como Calígula.




El autor, en 1957, resumía así su obra: "Calígula, hasta entonces príncipe relativamente amable, se da cuenta cuando muere Drusila, su hermana y su amante, de que "los hombres mueren y no son felices". Desde entonces, obsesionado con la búsqueda de lo absoluto, envenenado de desprecio y horror, intenta ejercer, a través del asesinato y la perversión sistemática de todos los valores, una libertad que finalmente descubre que no es buena. Rechaza la amistad y el amor, la solidaridad humana sencilla, el bien y el mal. Toma la palabra a los que le rodean, les empuja hacia la lógica, nivela todo lo que está a su alrededor por la fuerza de su negativa y por la furia de la destrucción que conduce su pasión por la vida.

Pero, suponiendo que la verdad sea rebelarse contra el destino, su error consiste en negar a los hombres. No se puede destruir todo sin destruirse a sí mismo. Por eso Calígula desaloja a todos los que le rodean y, fiel a su lógica, hace lo necesario para armar a aquéllos que finalmente lo asesinarán. Calígula es la historia de un suicidio superior. Es la historia del más humano y más trágico de los errores. Infiel a los seres humanos debido a la excesiva lealtad a uno mismo, Calígula consiente en morir después de darse cuenta de que no se puede salvar solo y que nadie puede ser libre si es en contra de otros."

Para Mario Gas este Calígula no es solo el retrato de un tirano y un déspota. "Es evidente que es la encarnación de un poder químicamente malo, pero no es un déspota en sí mismo. Es el reflejo de la sociedad que le rodea. Lo fácil es decir que Calígula era un loco o un esquizofrénico. Lo que late debajo de este personaje es un estado de ánimo profundo, una melancolía que le lleva a reconocer su equivocación absoluta”.  Calígula recoge todo el compromiso y la especulación sobre el poder, la caducidad del amor, la corrupción y las castas, la insatisfacción humana y la reflexión sobre el existencialismo que invade la literatura de Albert Camus. 


No es una crónica histórica, sino un exhaustivo recorrido en torno a la reflexión de la existencia. El propio Camus sugirió en sus acotaciones que no aparecieran tocas romanas y que la obra se pudiera representar bajo cualquier contexto histórico, excepto con el Imperio Romano. Asi se despega de los hechos reales para establecer un arquetipo de una actitud existencial, vital y torcida muy determinada. 

La obra me pareció muy interesante, aunque como comentó Marcos Ordoñez tras su presentación en Mérida, hay dos tipos de personajes: los fuertes, que plantan cara dialécticamente al emperador, y los débiles, que se limitan a padecerlo. Quereas, Helicón, Escipión y Cesonia son los fuertes y están bien servidos por Borja Espinosa, Xavier Ripoll, Bernat Quintana y Mónica Lopez. El resto parece de relleno y sus intérpretes poco pueden representar. Mención especial para Pablo Derqui como Calígula. He hablado de él en alguna ocasión. Fue Enrique IV en la serie de TVE Isabel, y destacó en el montaje teatral de Desde Berlín, tributo a Lou Reed. Aquí está extraordinario.








El montaje que nos presenta Mario Gas es sencillo. Una hermosa plataforma inclinada, inspirada en un edificio de la época fascista italiana, es el marco donde se desarrolla la representación. No me terminaron de gustar los pasajes de danza donde Gas nos presenta a un Calígula a lo David Bowie secundado por Joker y la Máscara, aunque están bien resueltos y bailados.

Un muy notable espectáculo sobre un texto difícil.




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