lunes, 26 de febrero de 2018

Cine: THE FLORIDA PROJECT


Cuenta Sean Baker, el director de esta película,  que se ha inspirado en una serie de cortometrajes de los años 20 y 30 que estaba centrada en los niños que vivían en la pobreza durante la Gran Depresión. Su situación económica no era más que el telón de fondo: lo importante eran las aventuras de los niños. 

La película nació de una realidad de la América de hoy, la de las familias que viven de una manera permanente en este tipo de moteles. Son lugares que han cambiado a sus visitantes, los antiguos turistas que viajaban a Orlando para ir a Disneylandia, ahora no están y en su lugar hay gente pobre que intenta sobrevivir cada día. Se ve jugar a niños junto a la carretera, a minutos del parque temático...  "La situación de pobreza ha ido creciendo y, paralelamente, también lo hizo la idea de contar una historia con este telón de fondo. Siempre supimos que queríamos contar la historia desde el punto de vista de un niño. Y cómo, a pesar de no poder pagar un billete al parque temático, ese joven personaje se divertía y vivía aventuras"

Aunque no conozco ninguna de sus películas anteriores, parece que Sean Baker ha ofrecido diferentes temas con una visión social.


  
A Moonee y sus amigos les gustaría ir a Disneylandia, pero lo más cerca que han estado es el motel barato a las afueras de Orlando (Florida), en el que la niña vive con su madre Halley, una veinteañera, que ha perdido su trabajo y malvive como puede,  incluso prostituyéndose, siempre al borde de la legalidad. Lo más parecido que Moonee tiene a un padre es Bobby, el gerente del motel, un hombre tranquilo y diligente que acepta las travesuras de los niños y trata de protegerlos. 

Apoyada en la tremenda vitalidad y desparpajo de Brooklyn Prince, la niña protagonista, la película nos ofrece una visión de un mundo marginal a través de la mirada inocente de una niña de seis años y sus amigos. Una mirada quizá no tan inocente en cuanto que sus actos parecen estar destinados a hacer la vida imposible a los adultos. Y junto a ellos la crisis que obliga a esos adultos a sobrevivir de mala manera, a veces solidarios y a veces no. Entre estos adultos esta Halley, la madre de Moonee, una chica que no acepta su estado, rebelde e inconsciente, pero llena de amor hacia su hija. 

La película se recrea, quizás demasiado, en las andanzas de los personajes infantiles hasta llegar al momento de conflicto, cuando los servicios sociales deciden retirar a Mooney de la custodia de su madre. Para entonces nos ha dejado un notable testimonio de esa marginalidad.

Aparte de la niña y sus amigos, la película nos presenta a la debutante Bria Vinaite, surgida de un casting y el veterano Willem Defoe, tantas veces visto en personajes inquietantes, convertido aquí en un ángel de la guarda, merecidamente nominado al Oscar como secundario.

La película podría considerarse una versión de Techo y comida, con la mirada de una niña tan conmovedora como Laia Artigas en Verano 1993, o Jacob Tremblay en La habitación, trasplantada a la Florida marginal. Cine independiente de calidad.






1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho la película un retrato de esa parte de la sociedad americana, que ya es mayoritariamente blanca que la resulta cada vez más salir del círculo marginación y pobreza.

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