lunes, 27 de febrero de 2017

Teatro: IN MEMORIAM La quinta del biberón


Con texto y dirección de Lluis Pasqual se presenta en el María Guerrero una coproducción Teatre Lliure y Temporada Alta-Festival de Tardor de Catalunya Girona/Salt, In memoriam. La quinta del biberón.

Lluis Pasqual fue uno de los fundadores del Teatre Lliure de Barcelona y actualmente lo dirige. La obra se presentó en Gerona el año pasado y ha estado en el Lliure de Barcelona. Originalmente es en catalán y se representa alternando catalán (con subtítulos) y castellano.

Durante la guerra civil española, en 1938, Franco, en lugar de ocupar el resto de Cataluña (ya había conquistado Lleida y la derecha de la cuenca del Ebro), marchó desde Vinaroz hacia Valencia. Esta marcha permitió reorganizar el ejército del Ebro, formado a partir de las unidades republicanas destrozadas en Aragón.  Para cubrir las numerosas bajas, el gobierno republicano, esperando un apoyo de los aliados que nunca llegó, reconstruyó las unidades destrozadas en la desbandada para lanzar una ofensiva desde Catalunya. A falta de jóvenes de 21 años enviaron al frente del Segre y a la batalla del Ebro, la más decisiva de la guerra civil, a 30.000 chicos de entre 17 y 18 años los que deberían ir a servir en el año 1941 cuando tuvieran 21 años.  A Federica Montseny se atribuye la frase que eran tan jóvenes que aún tomaban el biberón. Envejecieron los que tuvieron la suerte de sobrevivir, pero pagaron un elevado precio en vidas.  



La obra es un documento, entre testimonio y homenaje, que Lluis Pasqual ha construido a partir de la memoria de los supervivientes, su particular tributo a todos aquellos jóvenes.  "Esta obra es un homenaje a esta generación", ha explicado.  "No hay una crítica a lo ocurrido sino una explicación a partir de la aventura humana de seis chicos". Todos los supervivientes con los que habló para preparar la obra le han transmitido tres ideas básicas. "Todos hablan del sentido de amistad que se creó, del miedo que pasaron aunque entre ellos no hablaban de ello y que establecieron un pacto de honor para tampoco hablar de la muerte", comenta el director, que se ha entrevistado con una decena de ellos. "Todos, desde la más absoluta serenidad, asumían que todo aquello no sirvió para nada y que ya lo sabían".


La representación presenta el aspecto de un documental, con proyecciones sobre una gran pantalla que ocupa el fondo del escenario y que ofrece una perspectiva histórica a través de fotografías, filmaciones y otros documentos. Se divide en tres partes. La primera muestra su visión de la guerra cuando se presentan, respondiendo al requerimiento oficial, el 27 de abril de 1938. La segunda muestra la convivencia entre ellos antes de cruzar el Ebro y después, cuando lo logran y deben atrincherarse para luchar. La parte final se sitúa el 12 de noviembre, cuando quienes sobrevivieron inician la retirada. 

La verdad es que la obra consigue emocionar y transmitir un sentimiento antibelicista. Si siempre la guerra tiene un alto componente de absurdo, la utilización de jóvenes de 17 y 18 años como fuerza en primera línea causa repulsión. Y eso está muy bien transmitido por unos textos bilingües  acompañados por música de entonces y también con obras barrocas interpretadas en directo. Dos violines, dos violonchelos con un clave y un tenor   interpretan pasajes de obras de Purcell y de 'Il combattimento di Tancredi e Clorinda', de Monteverdi, una pieza sobre conflictos amorosos tratados desde una óptica guerrera. Buenos jóvenes actores con mucho acento y escenografía eficaz y sencilla, como la iluminación y el vestuario. 

Un buen y, sobre todo, emocionante espectáculo. 


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