Roald Dahl fue un novelista y autor de cuentos británico de ascendencia noruega,famoso por sus cuentos para niños. Entre sus obras más populares están Charlie y la fábrica de chocolate, James y el melocotón gigante, Matilda y, The BFG, (The big friendly giant), traducido como El gran gigante bonachon y ahora, Mi amigo el gigante. De él se ha dicho que es uno de los narradores más creativos, alguien que entiende la vida interior de los niños y tiene talento para crear personajes con los que éstos se pueden identificar e historias que les enganchan. Se ha destacado su habilidad para combinar lo fantástico con lo aterrador y situar a los niños como héroes en sus historias que subrayan que la vida puede ser difícil y a veces aterradora, que hay cosas buenas y malas, sin condescendencia hacia sus lectores. "Las historias de Dahl nos son fantasías edulcoradas. Tienen mucho humor, pero también tienen un lado oscuro. Anda en el límite. Dan un poco de miedo, y eso es lo que atrae a la gente".
Sofía es una niña con problemas para conciliar el sueño. Una de las muchas noches en la se encuentra dando vueltas en la cama de su orfanato decide romper una norma y asomarse a la ventana, algo completamente prohibido en la estricta institución en la que vive. Desde su ventana ve algo completamente extraordinario: un hombre de un tamaño enorme que se asoma a las casas de la gente mientras duermen. Cuando el gigante descubre a la niña, decide llevarsela en la mano y viajar con ella al País de los Gigantes.
A pesar de su apariencia,el gigante resulta ser una criatura con buen corazón. Por eso los dos conectan y se empieza a forjar una sólida amistad entre ambos. Cuando llegan a su destino, Sofía descubre que, en su mundo, el gigante es un marginado del resto de su especie debido a que, a diferencia de ellos, se niega a comer niños y niñas humanos. De hecho, se dedica a coleccionar sueños que guarda en tarros para luego repartirlos entre los chiquillos por las noches a través de un soplo muy especial. Pero las cosas se complican cuando, en mitad de su aventura, la joven y su enorme amigo tengan que esforzarse por detener una invasión de malvados gigantes que se preparan para comerse a todos los niños del país.
Se trata de una bonita historia fantástica, producida con medios y, sin duda, cariño por Steven Spielberg que, sin embargo, no termina de llegar al espectador. Y no solo es mi caso. La película parece que ha sido un fracaso en casi todas partes. A mí me gustó más la primera parte. A partir de la llegada al palacio de Buckingham y la intervención de la Reina, mi interés se esfumó. Y eso a pesar de la agradable presencia de Penelope Wilton, una actriz que me gusta mucho en la serie Downton Abbey. Y el excelente Mark Rylance, al que vimos en El puente de los espias, como el gigante.
Un buen producto, bien presentado, tan sensiblero como de costumbre en su director, que creo que merecía mejor resultado, pese a no llegar a convencerme.
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