jueves, 18 de agosto de 2016

Cine: EL CASO FISCHER


En 1972, en plena Guerra Fría, el campeonato mundial de ajedrez consiguió una cobertura de los medios sin precedentes. El enfrentamiento en Reikiavik entre el jugador norteamericano Bobby Fischer y el campeón soviético Boris Spassky fue más allá de la pura competición. La frase de Henry Kissinguer, "Estados Unidos quiere que vayas y derrotes a los rusos" probablemente fue la mecha que hizo posible la gran explosión del ajedrez mundial.  Bobby Fischer, no parecía muy interesado en dar ese paso que lo separaba de la gloria. Pero tras esas palabras voló hasta Reikiavik y arrebató el título al ruso, que inmediatamente cayó en desgracia. El americano fue recibido como un héroe y el ajedrez vivió su momento de oro. Todo el mundo empezó a jugar y los tableros se agotaron en las tiendas, incluso en España.

En realidad se trató de un fenómeno que se adelantó en el tiempo a lo que después con el desarrollo de la televisión, sería habitual para las figuras del deporte, pero con el ingrediente adicional del enfrentamiento entre el Este y el Oeste, la URSS y USA. Como se dijo después en el libro "Bobby Fischer se fue a la guerra" en aquel mundial también participaron Nixon, la CIA, el FBI, el KGB y el Comité Central del Partido Comunista.

Basándose en lo ocurrido en los días previos y las primeras partidas se desarrolla esta película, dirigida por Edward Zwick, autor de algunos títulos destacados como Tiempos de gloria,  Leyendas de pasión y El último samurái, pero en general no especialmente interesantes. Más interesante es uno de los guionistas, Steven Knight, guionista de Promesas del este (David Cronenberg, 2007) y director de Locke.





Como he dicho, la película se centra en los dias previos y las primeras seis partidas de las 24 que componían el enfrentamiento. También mediante analepsis nos explica cosas de la infancia de Fischer para que entendamos sus miedos y manías persecutorias que le llevaron al borde de la enajenación. Y se sirve de su historia para trazar otro relato sobre el periodo de la guerra fría sin recurrir a espías, dobles agentes o desertores.   Fischer debía ganar: sería un triunfo de USA sobre URSS, en un momento en que los soviéticos iban por delante en avances tecnológicos y en la carrera espacial. 

No debe ser fácil dramatizar hechos cuya realidad se puede comprobar en los periódicos. Este es el caso de esta película, que se ve obligada a respetar una serie de circunstancias y anécdotas reales. Pero está bastante bien construida y nos transmite adecuadamente la paranoia de Fischer y la posterior del equipo de Spassky. Lo que pasa es que, salvo para algunos expertos, no resulta posible entender las particularidades del juego desarrollado en los tableros. La película se mueve en este sentido en una tierra de nadie que ni satisfará a los conocedores del juego ni será alcanzable por los profanos.

No me gustó el abuso del recurso a comentarios de las televisiones, no se si de archivo, para hacer avanzar la historia, ni las analepsis sobre la infancia de Fischer. Están bien reflejadas, sin embargo, las posiciones de ambos jugadores y como Fischer va comiéndole el coco a Spassky. Esto se debe fundamentalmente a las interpretaciones de Tobey Maguire (Spiderman, El gran Gatsby) y Liev Schreiber (Spotlight). 

En general me parece que la película peca de superficialidad, quizá por centrarse casi en exclusiva en unos pocos dias. Creo que podía haber analizado más en profundidad el entorno político. Y nos quedamos con ganas de saber más acerca de los dos jugadores con posterioridad al encuentro.

Correcta, sin más.




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