martes, 23 de febrero de 2016

Teatro: LA RESPIRACION


La respiración es la nueva obra de Alfredo Sanzol del que hace un par de años pudimos ver Aventura y, el año pasado presentó en La Abadía, dentro del ciclo dedicado al teatro griego, su versión de Edipo rey. En mi comentario sobre Aventura ya hablaba de  como se trata de uno de los nombres más destacados del panorama teatral actual en España.


Empezar de nuevo y volver al principio vital, el continuo movimiento que todos efectuamos sin ser conscientes pero que determina nuestra existencia, respirar, ese es el punto de partida de La respiración.

Esta obra cuenta, en clave de comedia, las alegrías y penas de una mujer separada, Nagore, en trance de recuperar su autoestima y de rehacer su vida. Gracias a los consejos de su madre, que tiene una intensa vida amorosa, este proceso se convierte en una verdadera aventura. 

Como indica el dossier informativo del teatro, La respiración habla de la facilidad, o no, de asumir cambios vitales; en este sentido algunos de
los personajes parten de una actitud flexible, otros van aprendiendo. También habla del carácter excluyente y posesivo del amor frente a una energía más abierta, compartida. Y de la conexión entre mente y cuerpo, que se nutren y se reflejan el uno al otro; de ahí la importancia de cuidar de ambos. 

Es cierto que ese es el tema de la obra. Pero su desarrollo, en tono de farsa, me pareció que deja bastante que desear. Se mueve entre un relato de neuras tipo Woody Allen y un juego de fantasías que no me convenció. Me gustó la estructura de la obra, sus transiciones, con algunos monólogos dirigidos al público, aunque no tanto la escenografía donde se echa de menos mayor presupuesto. Y una gran naturalidad.  Naturalidad en la que destaca la protagonista, Nuria Mencía en un reparto en el que las otras dos intérpretes femeninas, Gloria Muñoz y Camila Viyuela me gustaron más que los masculinos, probablemente porque sus personajes son más atractivos y se prestan menos a la caricatura en la que caen ellos. 

Una obra un tanto irregular, con bastantes puntos de interés, en la que destaca, sobre todo, la interpretación de Nuria Mencia, a la que recuerdo en la CNTC y, más recientemente, en Maridos y mujeres, la obra basada en la película de Woody Allen, que se representó en La abadía.


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