lunes, 16 de febrero de 2015

Cine: LEVIATAN




Película rusa, nominada al Oscar  en lengua no inglesa. Dirigida por Andrey Zvyagintsev, director premiado por sus anteriores películas, El regreso (2003) en Venecia, El destierro (2007) y Elena (2011) en Cannes. Leviatán fue premiada este año en Cannes como mejor guión. No he visto ninguna de sus películas anteriores.



En una ciudad del norte de Rusia vive Kolia con su segunda esposa y su hijo del primer matrimonio. El alcalde de la ciudad ha conseguido expropiar la casa y los terrenos con la excusa de un proyecto de interés común, y Kolia dirige sus reclamaciones con la ayuda de un abogado de Moscú, quien, al parecer, tiene información sobre el alcalde que le compromete gravemente. Esta situación se combina con una relación sentimental entre la esposa y el abogado y la rebeldía y rechazo del hijo contra la mujer. Todo ello aderezado con continuas borracheras de todos los implicados, que se pasan gran parte del metraje bebiendo vodka. Y con la utilización sin límites de la violencia por parte del poder, apoyado por la Iglesia y la Justicia. Una mezcla de Thriller y drama familiar.

Es curioso, la RAE en su diccionario define Leviatán como Monstruo marino fantástico y en segunda acepción Cosa de grandes dimensiones y difícil de controlar. p.e. Este estado es un Leviatán. Parece que esta segunda definición fuera la que da título a la película, aunque más parece apoyarse en el libro del filósofo inglés Thomas Hobbes (siglo XVII) Leviatán, o La materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil,  que al parecer puede entenderse como un estudio de las consecuencias del Estado absoluto y en el libro de Job, personaje bíblico al que menciona el pope. Además de la presencia de un esqueleto de un gran animal marino en una playa cercana a la casa. Toda una carga de simbolismos.

El caso es que Leviatán nos narra como el poder utiliza todos los medios, legales o no, para deshacerse de la resistencia de Kolia, que acabará en la cárcel, con su mujer muerta, su hijo en manos de las asistencias sociales y con su amigo abogado de regreso a Moscú, vencido y apaleado.

Es una historia que puede darse en cualquier lugar, (de hecho el director afirma haberse inspirado en un caso ocurrido en Estados Unidos) aunque está claro que en los países occidentales se disimula mejor la corrupción y la intimidación. O no. No sé porque pero me venían a la memoria algunos pasajes de la novela de Rafael Chirves, Crematorio o quizá más bien de su versión televisiva, mientras veía la película. De todas formas parece que a las autoridades rusas no les ha gustado nada la película. No es de extrañar.

La película es amarga, un clima turbio, violento, bien conseguido. Ninguno de  los personajes despierta nuestra simpatía. La combinación de la lucha contra el abuso del estado y los problemas familiares del protagonista, no me parece afortunada, más bien una excusa para dar lugar a lo que le ocurre a lo largo de esa lucha. Y además es demasiado larga, 140 minutos.






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