lunes, 9 de febrero de 2015

CARLOS FUENTES – PANTALLAS DE PLATA

Luis Buñuel Portolés

Nació en Calanda, Teruel, el 22 de febrero de 1900 y murió en México el 29 de julio de 1983. No hubo ninguna ceremonia de despedida, siendo en 1997 y  ya fallecida su esposa,  cuando sus cenizas fueron esparcidas en el monte Tolocha, situado en su pueblo natal de Calanda.

En 1949 tomó la nacionalidad mexicana.

A pesar de los hitos cinematográficos logrados en España con películas como Viridiana (1961), Un perro andaluz (1929) o Tristana (1970), la gran mayoría de su obra fue realizada o coproducida en México y Francia, debido a sus convicciones políticas y a las dificultades impuestas por la censura. Es considerado uno de los más importantes y originales directores de la historia del cine.

No me voy a extender en su biografía porque se encuentra ampliamente difundida. Por el contrario, creo que puede sernos más interesante asomarnos  al Buñuel  cineasta  a través  de  un artículo del gran  director de fotografía, además de ensayista y crítico cinematográfico  Néstor Almendros (Barcelona 1930 – New York  1992), recogido en  su libro CINEMANÍA – Ensayos para cine.

El artículo de referencia está construido  o guiado por una serie de frases correspondientes a diversas entrevistas mantenidas por Buñuel con  importantes figuras de la literatura y del cine.

“Luis Buñuel – Revista Cuadernos Brasileiros –(1965) - CINEMANIA
…………..
-“ Estoy contra la moral convencional, contra el sentimentalismo” (Entrevistado por E. Poniatowska, México 1961)

Buñuel no debe su popularidad  en el cine a una conmovedora exhibición de buenos sentimientos, como sus colegas Frank Capra o Vittorio de Sica, sino a una cruda visión de las debilidades del género humano. Se ha dicho que Buñuel  es un autor cruel, pero quien profundice un poco descubrirá en sus películas un amor auténtico hacia sus personajes. Podemos llegar a aceptar al hombre, no a pesar de sus defectos  sino precisamente gracias a ellos.

-“Los olvidados. Es una película de lucha social, pero no quise hacer una obra de tesis. Quiero mostrar  la solidaridad del hombre”(Entrevistado por Truffaut, París, 1955)

Buñuel  hace siempre crítica social, pero nunca política, y raramente pedagogía fácil. No perdona a nadie, no divide el mundo en buenos y malos, pero el bien y el mal, en sentido convencional, coexisten con frecuencia y a veces coinciden. No cae en la trampa del determinismo económico. Por ejemplo,  El bruto, 1952, parece en principio un panfleto  social, pero inmediatamente nos damos cuenta de que lo que le preocupa  es el hombre .Los  seres humanos, en definitiva, no están clasificados de acuerdo con su posición social. Los pobres de Viridiana, Los olvidados. El bruto, El ángel  exterminador, parecen tan dotados para la maldad como los ricos.

-Los mendigos son un tipo clásico en España “(Entrevistado por Yvonne Baby, París, 1961)

Se ha de inscribir su personalidad artística dentro del substrato cultural hispánico. Sin ese requisito, el espectador o  el crítico se quedarán a medio camino en la comprensión de su obra. Los errores de apreciación de ciertos críticos anglosajones y franceses al juzgar su obra suelen tener ese origen.
En su cine – como en Goya, Velázquez y El Greco – abundan el “monstruosismo” físico y psicológico de los Caprichos, los numerosos enanos y mendigos de la corte de Felipe IV, los rostros obsesos de tantos inquisidores. Estamos lejos del mundo placentero de Gainsborough y otros ingleses o  del equilibrio clásico de la pintura francesa. La novela picaresca es la aportación más original de España a la literatura o al arte en general.

-(Octavio Paz sobre Buñuel, 1951)“La película de Buñuel se inscribe en la tradición de un arte pasional y feroz, contenido y delirante, que reclama como antecedente a Goya y a Posada, quizá los artistas plásticos que han llevado más lejos el humor negro.

-“Yo escogía de entre los temas propuestos aquellos que me podían convenir, a los que me podía adaptar. (Con  F. Truffaut, París 1955)

La mayoría de las películas de Buñuel son encargos de productores. Es curioso, por tanto, observar que hay una temática muy uniforme en él, cuando gran parte de sus argumentos no fueron ideados por el mismo.  Las fuentes literarias no pueden ser más heterogéneas: en Nazarín, una novela  de Pérez Galdós); en Él, una novela de Mercedes Pinto, directora  en Cuba de un consultorio radiofónico sentimental; en Abismos de Pasión, la novela Cumbres Borrascosas, de Emily Bronte; en Don Quintín el Amargao, una comedia corta de Carlos Arniches.

-“Elijo temas donde yo pueda introducir algunos elementos irracionales” (Entrevistado por Truffaut , París 1955)
-“Yo quería expresar obsesiones de infancia eróticas y religiosas.”(Con  Yvonne Baby, París 1961)

En los argumentos ajenos elegidos por Buñuel estaba latente su mundo. Introdujo, a través de la adaptación cinematográfica, sus obsesiones de infancia que son como marcas de fábrica en sus películas, un sello de estilo. Como en un sueño recurrente, aparecen  imágenes que se asemejan: cuchillos cortando o a punto de cortar y a punto de penetrar en la carne o en los ojos (Un perro andaluz, Él, El bruto); pies y piernas de mujeres y niñas (Los olvidados, Viridiana, Ensayos de un crimen); insectos, reptiles o aves (Abismos de Pasión, Tierra sin pan); el sacrilegio religioso (Ensayo de un  crimen, La Edad de oro).

-“No pongo nunca nada simbólico en mis películas” (Entrevistado por Truffaut, París 1955)
-“Insisto en que no trato de demostrar nada” ( Con  Yvonne Baby, París, 1961)

Las obsesiones de todas las películas de Buñuel  inspirarán a muchos críticos diferentes interpretaciones, al hallar en sus imágenes oníricas un fácil sentido simbolista. Buñuel, en 1929, se burlaba de quienes pretendían encontrar explicaciones literarias en los “símbolos” de  Un perro andaluz, y  seguiría burlándose  en el futuro. En Un perro andaluz, “nada” quiere decir “nada”, nos decía entonces; esta revelación de los primeros tiempos habría de guiarnos en la interpretación de su obra posterior.

-“Lo más admirable de lo fantástico es que lo fantástico no existe”. (Buñuel citando a A. Breton en un coloquio en la Universidad de México, 1953)

Algunos quisieran ver etapas bien delimitadas en su carrera. De no ser por las diferencias determinadas por un cambio en su situación geográfica, su obra presenta  una importante unidad.
El pretendido paso del surrealismo de Un perro  andaluz  y La Edad de Oro a una etapa realista que comenzará con Tierra sin Pan, solo es aparente.

El tránsito de España a México tampoco supone contradicción en su obra. Las culturas española e indígena sufrieron en México un proceso de integración que duró varios siglos. Paralelismos: el culto de los sacrificios sangrientos en las pirámides, la mitología animal de los aztecas, en fin el humor negro mexicano que se ríe de la muerte hasta el punto de hacer calaveras y esqueletos de azúcar y mazapán.

Por todo ello, más que autor español hay que llamarlo autor hispánico y sólo dentro de ese ámbito estético se siente a gusto. Esto explica el fracaso de su experiencia cinematográfica norteamericana  (1938-1946) y de algunas aventuras francesas (Así es la aurora, La Muerte en el jardín).
Esto explica, también,  su exilio voluntario de tantos años en México y su regreso temporal a España (Viridiana ), 1961,  afrontando los inconvenientes de tal visita.

 La obra de Buñuel no puede ser juzgada separadamente, sino en su totalidad. En otros autores, una sola obra  aislada de las demás puede bastar para su definición. En él es necesario haber visto la anterior para comprender mejor cada una de las nuevas obras, y cada nueva obra, a su vez, hace comprender mejor las anteriores.

-“Me interesa la ambigüedad en el estilo;  una buena película ha de poseer ambivalencia” (Con E. Poniatowska, México 1961)

-“La técnica no es un problema para mí. Le tengo horror a las películas de encuadre o de ángulos raros. Si en mis películas hay 250 planos, habrá en ella 250 planos, sin ningún error, sin ningún lujo” (Con Truffaut, París 1961).

No crea escuela en España.  En México por el contrario, su influencia es más importante.

La larga carrera de este cineasta  presenta  caracteres paradójicos. Muchos  grandes directores comienzan balbuceando,  hasta que su  obra se desarrolla, plenamente en la madurez (Rossellini, por ejemplo ) Otros debutan con brillantez para después caer en el empequeñecimiento o la mediocridad. Buñuel, por el contrario, comienza en la juventud con una película sensacional, Un perro  andaluz.Tras Tierra sin pan (1932), y durante los primeros años de México, todo hacía pensar en una decadencia definitiva. Inesperadamente y ya en plena madurez, su obra ha vuelto a alcanzar categoría internacional. Todavía podemos esperar nuevas sorpresas…….”.

Y En efecto, así fue.  Hoy podemos recordar películas como:

 Bella de día (1966-1967
-La Vía Láctea (1969).
 Tristana (1970).

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