Este blog está dirigido a los alumnos del Taller de literatura del Patronato de Cultura de Pozuelo de Alarcón
lunes, 20 de octubre de 2014
LA UTILIDAD DE LO INUTIL
El presente comentario intenta dar a conocer la opinión que en su obra literaria o diferentes manifestaciones realizó el autor que me tocó en suerte, que no es otro que Tomás Moro, pensador, teólogo, político, humanista renacentista y escritor inglés del siglo XVI, en relación con lo expresado en el ensayo de cabecera.
Tomás Moro, Lord Canciller de Inglaterra, escribió en 1516 su obra, considerada como obra maestra y a la que tituló Utopía, obra que escribió en Amberes, en uno de sus viajes en representación del rey Enrique VIII. Parece que fue escrita como un entretenimiento en el que Moro empleó su tiempo de inacción entre viajes y esperas diplomáticas en la corte de Amberes.
En esta obra, el autor concibe la imagen del Estado Ideal, perfecto: Utopía. Y para bello elige un estilo humanístico como es el diálogo. En él, Moro expone en boca de su personaje, el portugués Rafael Hitlodeo, una crítica feroz a la sociedad inglesa de su tiempo, dejándose llevar por el influjo de las ideas platónicas (La República) y la visión de los florecientes municipios de los Pises Bajos. Utopía es el nombre que Moro da a una isla y a la comunidad ficticia que la habita comparando su organización política, económica y cultural con las implantadas en los estados de su época.
Moro expresa la idea de construir en el plano intelectual la imagen de lo que sería una República perfecta, el de un Estado Modelo, pero también llega al convencimiento de que eso es algo imposible. El Estado perfecto solo puede existir en su imaginación, es como una uropía, la que da el nombre a su obra, pues en ella hay rios que no tienen agua y príncipes sin pueblo.
Una somera descripción de las relaciones públicas entre los utopianos ayudará a hacernos una idea aproximada de lo que Moro entiende como formas de la vida social, relaciones mutuas de los ciudadanos, así como las reglas de distribución de los bienes en Utopía.
Utopía está compuesta de ciudades, compuestas por familias y sometidas a la autioridad del más anciano. Cada ciudad consta de seis mil familias, pero para mantener el equilibrio de la ciudad se cuida de que ninguna familia tenga menos de diez y más de dieciseis adultos. La ciudad se divide en cuatro distritos iguales. En el centro de cada distrito hay un mercado público donde se puede encontrar de todo. Cada padre de familia acude al mercado a por todo aquello que necesita de forma gratuita. Hay comedores centrales donde comen las familias sin coste alguno, pues todo lo que se produce en Utopía está a disposición de sus habitantes. En el campo los labradores, lógicamente viven dispersos.
No se acuña moneda, sino que el oro y la plata solo se almacenan para poder pagar a un ejercito mercenario en el caso inaudito de que se entrara en un conflicto armado. De esta forma controlan la corrupción a que da lugar la circulación de la moneda.
Los habitantes de Utopía detestan el oro hasta tal punto que lo destinan a la fabricación de orinales. Los utópicos comen y beben en platos y vasos de arcilla bsin valor alguno y el oro y la plata los utilizan en edificios públicos y viviendas para hacer utensilios de lo más sórdidos y así cuidan de que el oro y la plata sean considerados entre ellos como un uso ignominioso.
Estas y otras muchas ideas más relacionadas con la vestimenta, la representación pública, la elección de autoridades de las ciudades y la composición del Gobierno de la isla y un sin fín más de disposiciones, todas ellas inauditas en una sociedad real.
Pero para Moro existe otra consideración y es que él cree que toda actividad que se realice en Utopía debe tener una utilidad práctica.
Moro llega a la conclusión de que la propiedad privada y el afán de poseer son las principales causas de la corrupción y empujan al hombre a convertirse en un "depredador público".
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