domingo, 19 de octubre de 2014

ARISTOTELES – LA UTILIDAD DE LO INUTIL

ARISTOTELES – LA UTILIDAD DE LO INUTIL

Empezaré por definir al hombre y la sociedad en el pensamiento griego en los siglos V/IV  a. C.
La idea de Naturaleza (physis) como aquello que las cosas son y que desde ellas mismas determinan su modo de comportarse, es la idea fundamental que preside el pensamiento griego. Esta idea ocupa  un puesto fundamental tanto en el pensamiento racional (logos) como en el conjunto de modelos de interpretación del Universo que presenta la filosofía griega. La idea de Naturaleza, de physis, constituye también el hilo orientador de la reflexión de los griegos acerca del hombre. El hombre como ser natural, es un viviente racional,  dotado de logos, y por tanto , es el único ser del Universo capaz de comprenderlo e interpretarlo. Solamente sabiendo qué es el hombre y qué pautas de conducta (individual y comunitaria) son las que su ser favorece y recomienda, es posible decidir acerca de lo que más le conviene.

En este contexto o marco histórico, intentaré entrar en la concepción de Aristóteles sobre el tema que nos ocupa: En  primer lugar, una breve introducción a la biografía de este pensador, pilar importantísimo de la cultura a la que pertenecemos.

Aristóteles fue  discípulo de Platón y maestro de Alejandro Magno, nació en Estagira (Tracia)  el año 384 a.C. A los 18 años marcho a Atenas para ingresar en la Academia platónica y en ella permaneció durante 20 años, hasta la muerte de Platón. A raíz de esta, inicia un periodo de maduración y un alejamiento progresivo de la filosofía platónica. Funda el Liceo, dedicándose a la enseñanza y a la investigación. Este periodo termina con la muerte de A. Magno, tras la cual, se traslada a la isla de Eubea, donde muere a los sesenta y dos años (año 322 a.C.)
 Los tratados más importantes están dedicados a cuestiones de lógica, de filosofía de la naturaleza y biología (los más importantes de este grupo son la Física y Acerca de “alma”), de ética (Ética de Nicómaco) y de política, (Política).  De máximo interés es también su Metafísica, obra que elabora, en buena medida, como reacción a la teoría de las Ideas de Platón.

“Todos los hombre tienen por naturaleza el deseo de saber” Con estas palabras se inicia el libro primero de  su Metafísica. Ese deseo de saber culmina en la adquisición de la sabiduría que consiste, para él,  en el conocimiento de las causas y principios del ser.
Aristóteles clasifica los distintos saberes en:
-Saberes teóricos
-Saberes prácticos
-Saberes productivos.

La primera parte de la Metafísica se completa con la  Ética de Nicómaco donde diferencia  virtudes éticas , que nos conducen a actual bien y virtudes intelectuales,  que son hábitos que nos conducen a la verdad, al saber, al conocimiento.
Dentro de estas virtudes intelectuales, unas nos conducen al saber práctico, como la prudencia; otras al saber productivo, como el arte o técnica, otras al saber contemplativo, como  la ciencia y la sabiduría.

Dentro de este comentario, solo me referiré a los saberes productivo y contemplativo, es decir, al arte, ciencia y sabiduría.

El arte o técnica es un conocimiento universal y posible. Puede aplicarse a casos particulares y tiene utilidad. Es un saber productivo. Es un saber hacer según reglas.
La ciencia es un puro conocimiento de las causas. Es universal y necesario  Es superior al arte porque no se interesa en fines prácticos sino que busca el conocimiento por el conocimiento, es decir el conocimiento por sí mismo y no como medio para otra cosa. Es un saber especulativo o teórico
La sabiduría no es solo conocimiento de las causas sino el conocimiento de las causas primeras y más universales. La filosofía será la sabiduría por excelencia porque es la que se va a ocupar del estudio de los primeros principios y de las primeras causas.
En su ética,  Aristóteles dice:
- Todos los seres naturales tienden a cumplir el fin que les es propio de acuerdo con su naturaleza, el cumplimiento de este fin es la perfección
-El hombre, como todo ser natural, tiende también al fin que le corresponde según su naturaleza racional. El alcanzar este fin en la medida de sus posibilidades será la felicidad de acuerdo con la virtud.

La virtud la define como un hábito selectivo que consiste en el término medio, relativo a nosotros, determinado por la razón y como lo decidiría el hombre prudente.
Sobre la felicidad, la opinión de Aristóteles es que esta no necesita de ningún bien exterior sino que se basta a sí misma. La felicidad consiste en el ejercicio perfecto de la actividad propia del hombre, es decir de la actividad del alma que es el ejercicio de la razón. Por lo tanto la felicidad máxima únicamente puede proporcionarla la sabiduría, la llamada contemplación.

Pero Aristóteles sabe que el hombre no es solo razón , entendimiento. Una vida dedicada a  la contemplación solamente sería posible si el hombre no tuviera necesidades corporales, problemas económicos, interferencias sociales, etc. Este ideal es  pues, una aspiración, minoritariamente realizable y aun aquellos que puedan dedicarse a ella, solamente podrán hacerlo durante escasos periodos de tiempo a lo largo de su vida.  El hombre no puedes, pues, alcanzar esta felicidad absoluta propia de Dios sino que ha de limitarse a una felicidad limitada. Esta forma de felicidad rebajada  exige la posesión de las virtudes morales para regular las tendencias propias y el trato con los demás, así como la posesión de ciertos bienes corporales (salud, etc.) y exteriores (medios económicos, etc.)

 Creo que  es importante recordar que estamos en el siglo IV a.C. en una sociedad ateniense que todos, en alguna medida,  conocemos.

Por último y a tenor de lo expuesto, mi opinión es  que Aristóteles, lejos de considerar el saber contemplativo (ciencia, sabiduría) como saberes inútiles, actividades inútiles, los considera superiores al resto porque consiste en el ejercicio perfecto de la actividad propia del hombre, es decir de la actividad del “alma” que es el ejercicio de la razón.

En una sociedad como la nuestra, llamada del bienestar, las limitaciones que encuentra Aristóteles para la dedicación al saber contemplativo, ( la ciencia,  el conocimiento) deberían,  en principio, considerarse superadas y, más aún, potenciadas con recursos suficientes porque de ahí saldrá el hombre, la sociedad  que en las sucesivas generaciones desarrollarán y  marcarán el futuro de esta “humanidad”.


                            Ma. José López


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