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EL HOMBRE DE LA TORRE
MICHEL DE MONTAIGNE (1533/ 1592)
En 1571 a la edad de 38 años Michel de Montaigne, prototipo de humanista del Renacimiento, abandonó su labor de magistrado en los tribunales de Burdeos y se recluyó en la torre familiar con un objetivo principal : a través de un diálogo permanente con él mismo, llegar a conocerse y después mostrarse como es a los demás.
En esa torre circular figura como divisa la pregunta ¿ Que sais je? quizás como homenaje y recuerdo a la respuesta atribuida a su venerado Sócrates y plasmada por Platón en su "Apología de Sócrates" :
Solo sé que no sé nada y al saber que no sé nada, algo sé: porque sé que no sé nada.
La torre en el lugar más retirado, alto y expuesto del castillo es para Montaigne el
habitáculo perfecto para meditar , leer y escribir ,como los scriptorium lo eran para los monjes medievales, entre sus circulares muros y su techo de vigas de madera con sentencias escritas en griego y latín Montaigne conseguía el recogimiento necesario.
Él mismo escribe sobre la torre:
La figura de mi biblioteca es circular, y la pared no tiene de plano sino el lugar preciso para la mesa y el sitial; al ondularse, me ofrece de una ojeada todos mis libros, colocados en estantes de cinco peldaños, todo alrededor. Tiene tres vistas que de frente se extienden a lo lejos, y hasta dieciséis pasos de diámetro completamente libres. En invierno me instalo en ella más raramente, pues mi casa está colgada de un cerro, como su nombre reza, y ninguna habitación más que ésta está expuesta a los elementos; y me place por eso para mantenerme apartado, tanto por el provecho que a la ejercitación acompaña, como para alejar de mí a las gentes. Allí está mi residencia; allí intento convertirme a mi propia dominación y sustraerme en ese solo rincón de la comunidad conyugal , filial, y civil; en todo otro aposento mi autoridad es sólo verbal, confusa y téorica. ¡Miserable a mi ver quién en su agujero no tiene donde meterse; donde hacer particularmente su corte, donde ocultarse!
En esta torre escribió Montaigne " Los Ensayos " su gran obra que fué retocando y perfeccionando constantemente durante toda su vida, obra que confieso no haber leído; Stefan Zweig que le admiró y biografió (es su última obra antes de su suicidio ) sostiene que a Montaigne hay que leerle en la madurez de la vida, estamos pues en el momento ideal de ponernos a la tarea.
Los Ensayos es una inmensa y ambiciosa obra que aborda todos los temas imaginables, todas las virtudes del ser humano (educación, moderación,firmeza, de la amistad , de la preparación al buen morir....),todos los vicios y defectos (la ociosidad, la mentira, la cobardía, la codicia, la pedantería,la crueldad.....), las experiencias y las aparencias ,la filosofía, el buen gobierno, el amor , la urbanidad en fin una cantidad ingente de temas sin orden aparente.La posición de Montaigne es la tolerancia con las opiniones distintas a las suyas( tuvo que mediar entre güelfos y gibelinos, en las guerras de religión entre cristianos y protestantes, y cargar con el pasado de judíos conversos de su familia materna), poco amigo de dogmas y fanatismos.
Creo que los Ensayos no es un libro para leer de una sentada sino al igual que el "Libro del desasosiego" de Pessoa son más bien libros de cabecera libros para abrirlos al azar y recrearse con cualquiera de su capítulos.
Ya he comentado que no he leído el libro aunque a vuelapluma para escribir esta reseña me he detenido en algunos capítulos, para terminar añado un párrafo del capítulo "De los libros" donde habla de sus autores ,poetas e historiadores preferidos y donde expone como acercarse a la lectura.
En los libros sólo busco un entretenimiento agradable, si alguna vez estudio, me aplico a la ciencia que trata del conocimiento de mi mismo, la cual me enseña el bien vivir y el bien morir.
Las dificultades con que al leer tropiezo, las dejo a un lado, no me roo las uñas resolviéndolas, cuando he insistido una o dos veces. Si me detengo, me pierdo, malbarato el tiempo inútilmente; pues mi espíritu es de índole tal que lo que no ve desde luego, se lo explica menos obstinándose.Soy incapaz de hacer nada mal de mi grado, ni que ,suponga esfuerzo; la continuación de la misma tarea, lo mismo que el recogimiento excesivo aturden mi juicio, lo entristecen y cansan; mi vista se trastorna y se disipa, de suerte que tengo que apartarla y volverla a fijar repetidas veces, a la manera como para advertir el brillo de escarlata se nos recomienda pasar la mirada por encima en diversas direcciones y reiteradas veces. Cuando un libro me aburre cojo otro, y sólo me consagro a la lectura cuando el fastidio de no hacer nada empieza a dominarme.
Montaigne considera su libro como un libro inútil, escrito en un lugar inútil (antiguo guardarropa) y escrito para si mismo aunque paradojicámente tiene una introducción al lector, todo pensamiento, toda creación tiene utilidad sin el gesto aparentemente inútil del hombre prehistórico de plasmar en la pared de una cueva un bisonte no existiría la Gioconda y si a un sumerio no se le hubiera ocurrido grabar signos con un buril en una tablilla de barro no existiría El Quijote.
La figura de mi biblioteca es circular, y la pared no tiene de plano sino el lugar preciso para la mesa y el sitial; al ondularse, me ofrece de una ojeada todos mis libros, colocados en estantes de cinco peldaños, todo alrededor. Tiene tres vistas que de frente se extienden a lo lejos, y hasta dieciséis pasos de diámetro completamente libres. En invierno me instalo en ella más raramente, pues mi casa está colgada de un cerro, como su nombre reza, y ninguna habitación más que ésta está expuesta a los elementos; y me place por eso para mantenerme apartado, tanto por el provecho que a la ejercitación acompaña, como para alejar de mí a las gentes. Allí está mi residencia; allí intento convertirme a mi propia dominación y sustraerme en ese solo rincón de la comunidad conyugal , filial, y civil; en todo otro aposento mi autoridad es sólo verbal, confusa y téorica. ¡Miserable a mi ver quién en su agujero no tiene donde meterse; donde hacer particularmente su corte, donde ocultarse!
En esta torre escribió Montaigne " Los Ensayos " su gran obra que fué retocando y perfeccionando constantemente durante toda su vida, obra que confieso no haber leído; Stefan Zweig que le admiró y biografió (es su última obra antes de su suicidio ) sostiene que a Montaigne hay que leerle en la madurez de la vida, estamos pues en el momento ideal de ponernos a la tarea.
Los Ensayos es una inmensa y ambiciosa obra que aborda todos los temas imaginables, todas las virtudes del ser humano (educación, moderación,firmeza, de la amistad , de la preparación al buen morir....),todos los vicios y defectos (la ociosidad, la mentira, la cobardía, la codicia, la pedantería,la crueldad.....), las experiencias y las aparencias ,la filosofía, el buen gobierno, el amor , la urbanidad en fin una cantidad ingente de temas sin orden aparente.La posición de Montaigne es la tolerancia con las opiniones distintas a las suyas( tuvo que mediar entre güelfos y gibelinos, en las guerras de religión entre cristianos y protestantes, y cargar con el pasado de judíos conversos de su familia materna), poco amigo de dogmas y fanatismos.
Creo que los Ensayos no es un libro para leer de una sentada sino al igual que el "Libro del desasosiego" de Pessoa son más bien libros de cabecera libros para abrirlos al azar y recrearse con cualquiera de su capítulos.
Ya he comentado que no he leído el libro aunque a vuelapluma para escribir esta reseña me he detenido en algunos capítulos, para terminar añado un párrafo del capítulo "De los libros" donde habla de sus autores ,poetas e historiadores preferidos y donde expone como acercarse a la lectura.
En los libros sólo busco un entretenimiento agradable, si alguna vez estudio, me aplico a la ciencia que trata del conocimiento de mi mismo, la cual me enseña el bien vivir y el bien morir.
Las dificultades con que al leer tropiezo, las dejo a un lado, no me roo las uñas resolviéndolas, cuando he insistido una o dos veces. Si me detengo, me pierdo, malbarato el tiempo inútilmente; pues mi espíritu es de índole tal que lo que no ve desde luego, se lo explica menos obstinándose.Soy incapaz de hacer nada mal de mi grado, ni que ,suponga esfuerzo; la continuación de la misma tarea, lo mismo que el recogimiento excesivo aturden mi juicio, lo entristecen y cansan; mi vista se trastorna y se disipa, de suerte que tengo que apartarla y volverla a fijar repetidas veces, a la manera como para advertir el brillo de escarlata se nos recomienda pasar la mirada por encima en diversas direcciones y reiteradas veces. Cuando un libro me aburre cojo otro, y sólo me consagro a la lectura cuando el fastidio de no hacer nada empieza a dominarme.
Montaigne considera su libro como un libro inútil, escrito en un lugar inútil (antiguo guardarropa) y escrito para si mismo aunque paradojicámente tiene una introducción al lector, todo pensamiento, toda creación tiene utilidad sin el gesto aparentemente inútil del hombre prehistórico de plasmar en la pared de una cueva un bisonte no existiría la Gioconda y si a un sumerio no se le hubiera ocurrido grabar signos con un buril en una tablilla de barro no existiría El Quijote.
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