He estado unos días en Barcelona y he coincidido con la representación de Los miserables en el Teatro del Liceo. Como me parece un buen musical y nunca había estado en el Liceo, me animé a ir a verla. Y me gustó.
Se trata de una versión creada para el 25º aniversario de su estreno, que ya estuvo en Madrid hace unos años y que continúa de gira por toda España.
Mi primer y único contacto con este musical había sido la película estrenada a finales de 2012. Me pareció un muy buen musical y una película mediocre. Por ello he aprovechado esta ocasión para ver la puesta en escena en un teatro. Y la verdad es que la puesta en escena está muy bien, con una escenografía que facilita los cambios de situación y de lugares de forma que se mantiene el ritmo de la representación. Los cantantes son correctos, la música suena bien, interpretada por un conjunto de 15 músicos y la historia, como dijo Vargas Llosa, con sus ingenuidades y sensiblerías, sus efectos de época y sus impericias de folletín, sigue pareciendo una de las más memorables que ha producido la literatura.
Con más de treinta actores/cantantes en escena, con una hábil y pegadiza partitura, es un espectáculo que vale la pena, aunque, por supuesto, sale perdiendo en la comparación con la brillante puesta en escena que permite el cine.
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