1962. Una pareja americana, Chester MacFarland y la bella y joven Colette, se encuentra en Atenas durante unas vacaciones en Europa. Durante una visita a la Acrópolis conocen a Rydal, un joven estadounidense que habla griego y trabaja
como guía turístico, situación que aprovecha para timar a turistas ricas. Atraído por la belleza de Colette e impresionado por el dinero y sofisticación de Chester, acepta su invitación a cenar y establecen una buena relación, pero no tardará en descubrir que Chester esconde oscuros secretos. Cuando Rydal va a ver a la
pareja en su lujoso hotel, Chester le pide ayuda para mover el cuerpo de un hombre aparentemente inconsciente que, según él, le atacó. Rydal acepta sin pensarlo, pero se implica cada vez más en unos acontecimientos siniestros de los que no podrá liberarse.
La película está dirigida por Hossein Amini y es su primer largometraje. Ha sido guionista de películas conocidas como Jude, Las cuatro plumas y una que fue considerada de las mejores e 2012, Drive. Los interpretes son Viggo Mortensen, Kirsten Dunst y Oscar Isaac ( a este le pudimos ver en la última de los Hermanos Cohen, A propósito de Llewyn Davis). Está basada en la novela de Patricia Highsmith del mismo título. Digo esto porque todos estos datos y alguna crítica que había leído, hacían esperar una película mucho más interesante. Lo cierto es que me resultó decepcionante. Aunque se mueve en la línea de la Highsmith respecto a la culpa, la mentira, el crimen y la frontera entre el bien y el mal, la historia es inverosímil y forzada y de ello se resiente todo el conjunto.
Recuerdo otras dos adaptaciones de novelas de esta autora, Extraños en un tren, (1951, de Hitchcock) y A pleno sol (1960, René Clément) sobre el personaje de Tom Ripley, sobre el que se han hecho después otras películas. Pero en mi recuerdo permanecen Alain Delon, Maurice Ronet y Marie Laforêt.
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