El pasado está dirigida por Asghar Farhadi, director iraníe ya conocido en España sobre todo por su anterior película "Nader y Simin, una separación" (2011), ganadora de un Oscar y un Globo de oro.
Al igual que en Nadir y Simin es el divorcio de los protagonistas el punto de arranque, que pasa luego a ser un elemento secundario y que solo es el desencadenante de otros acontecimientos que afectan a los distintos personajes que aparecen y que van ganando protagonismo.
Con un buenísimo guión el film va mostrando los sentimientos de los distintos personajes que van pasando de una incomunicación incial a ir desvelando sus secretos y sus miedos, el miedo de Marie a no poder consolidar su relación con Samir, el miedo de Lucie cansada de lo poco que le duran las relaciones a su madre y miedo del terrible remordimiento de algo que oculta, el miedo de Samir a una relación llena de vacíos que se siente incapaz de llenar, con el fantasma de la eutanasia flotando en la cabeza de todos pero que nadie menciona excepto el pequeño Fouad que en una magistral y dura secuencia en el metro de París, harto de vagar de una casa a otra se encara con su padre reclamando una familia, para él su madre ,enchufada a una máquina ya está muerta.
Asghar Farhadi ha conseguido una película excelente que consigue transmitir al espectador con una gran sutileza la complejidad de las relaciones entre todos los personajes, la incomunicación inicial en el aeropuerto donde la pareja a través del cristal hablan pero no se escuchan, la sensación de incomodidad de Ahmed al tener que instalarse en casa de Marie subrayada por el desorden de los utensilios de pintura, la rivalidad silenciosa entre los dos hombres,la desconfianza inicial del niño,el final desesperanzado...
Todas las interpretaciones están a gran altura Berénice Bajo ( The Artist) fué premiada en Cannes en 2013,
Tahar Samin (El profeta) como Samir y una estupenda revelación de Pauline Burlet como Lucie.
Con esta película rodada en francés en París, sin ninguna concesión al París de postal, Farhadi hace un discurso más universal que en sus anteriores películas primando sobre todo los sentimientos olvidándose de condicionantes religiosos o sociales.
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