domingo, 3 de noviembre de 2019

Cine: PARÁSITOS


El cine de Corea del Sur ha dado, a lo largo de los últimos años, películas que han traspasado fronteras y logrado un gran reconocimiento internacional cosechando buena valoración entre público y crítica, llegando a ser premiadas en prestigiosos galardones. Algunos nombres se han hecho, a pesar de su dificultad, populares entre los críticos y ha habido oportunidad de ver algunas de sus películas en las pantallas españolas. Incluso se celebran semanas y cursos dedicados al cine de esta nacionalidad. 

Así, por ejemplo, Oldboy de Park Chan Wook ganó en 2004 el premio del jurado en Cannes. Su última película fue La Doncella, estrenada en 2016. Hierro 3 de Kim Ki-Duk se llevó premios ese mismo año como el León de Plata a Mejor Director en el Festival de Venecia o la Espiga de Oro a Mejor Película en el Festival de Valladolid. Y Tren a Busan de Yeon Sang-ho  atravesó fronteras y fue presentada en España doblada al castellano. 


Tengo que reconocer, sin embargo, que apenas he visto películas de esa nacionalidad. Recuerdo Ahora sí, antes no, de Hong Sang-Soo, muy elogiada pero que me aburrió y Burning de Lee Chang-Dong, una de las mejores películas del año pasado.


Bong Joon-ho es autor de cintas reconocidas como Mother, Okja (que fue producida por Netflix y contó con figuras como Jake Gyllenhaal), o The Host, que llegó a ser la cinta más taquillera de su país. Pero su obra más aclamada es Crónica de un asesino en serie que ganó la Concha de Plata en San Sebastián en 2003. Parásitos viene de ganar la Palma de oro en Cannes 





Los Kim, padre, madre y dos hijos, malviven en un semisótano infestado de cucarachas. Un día, el hijo logra que le contraten para dar clases particulares de inglés a la joven hija de una familia rica, los Park. Inmediatamente se da cuenta de las posibilidades que la nueva situación ofrece para ir infiltrando de incógnito al resto de su familia en la vida de los Park. Es el comienzo de un engranaje que resultará incontrolable

Dividida en tres partes y un epílogo, Parásitos nos cuenta como una familia de cuatro miembros se infiltra, a base de mentiras, como empleados domésticos de otra, los Park, que podría ser su simétrica. Una familia de clase baja que vive en un sórdido semisótano, y que no tiene expectativa alguna; solo espera una vida ordinaria, nada especial, pero incluso eso es difícil de conseguir. Los Park tienen de todo y les sobra, el modelo de familia ideal, de cuatro miembros, entre la moderna élite urbana. En el mundo real, es poco probable que se crucen los caminos de familias como estas, salvo como empleo entre clases, como cuando se contrata a alguien como tutor o trabajador doméstico. En tales casos, hay momentos en que las dos clases se acercan lo suficiente como para sentir la respiración del otro. Y el olor. Para los Park lo único molesto, hasta insoportable de ellos, es su olor, el olor a metro, a multitudes, a pobres. 

La primera parte nos cuenta con tratamiento de comedia, ese acercamiento. Pero una vez conseguido, ¿como mantener la situación? Los pobres parasitando a los ricos. ¿Pero es asi? No serán los ricos los parásitos en una sociedad claramente dividida en clases. Esta y otras cuestiones están detrás de esta brillante película, cuya primera parte es extraordinaria. A partir del primer giro de guion, con la aparición de un nuevo parásito, la película pierde algo de pulso a la vez que introduce una sensación de intriga o suspense para desembocar en una tercera parte donde la situación estalla.

Dice su director que, a primera vista, Parásitos podría leerse como una sátira social en la que una familia pobre se aprovecha de un clan adinerado, pero esa lectura es peligrosa. "En realidad, los pobres de mi película son personas con talento y dignidad. Es la falta de empleo la que les empuja a aprovecharse de los ricos. Además, la familia burguesa también puede verse como un grupo de parásitos: son incapaces de realizar las tareas más elementales y requieren de sus sirvientes para hacer cualquier cosa. Los protagonistas de esta película son miembros de una familia que viven en el mundo real.  Lo considero una tragicomedia que representa el humor, el horror y la tristeza que surgen cuando quieren vivir una vida próspera juntos, pero luego se ven enfrentados a la realidad de lo difícil que puede ser dicho anhelo. Es un drama bastante realista, pero tampoco me opondría si lo llamáramos un drama criminal, una comedia, un drama  o un thriller horrible". Comparto sus opiniones.  

  Una mezcla de comedia negra, crítica social e intriga. Una sátira social donde enfrenta a los de arriba y los de abajo, los poderosos y los desafortunados, los señores y los sirvientes, de una manera que recuerda inicialmente en su planteamiento a películas como El sirviente (Joseph Losey, 1963), que pudimos ver como obra teatral recientemente, o La ceremonia (Claude Chabrol, 1995), e incluso a Las criadas, obra teatral de Jean Genet. Pero aquí hay humor, mucho humor y sorpresas, aunque también mucha ferocidad en su resolución.

Volviendo a las palabras del director, "en la sociedad capitalista de hoy hay rangos y castas invisibles, pero la realidad es que existen barreras de clase insalvables. Creo que esta película representa las grietas que aparecen cuando dos clases se enfrentan entre sí" 

Valdría la pena analizar la película, el desarrollo de sus diferentes partes, los giros, no siempre sorprendentes, sus analogías e influencias, como nos presenta y diferencia visualmente los dos mundos, el de arriba y el de abajo, luminoso el de arriba, oscuro el de abajo, pero ni este es el lugar ni sería posible hacerlo sin destriparla. Dejémoslo en que recomiendo su visión. 

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