miércoles, 24 de abril de 2019

Teatro: MRS.DALLOWAY




La Sra. Dalloway es una novela de Virginia Woolf publicada en 1925. Aunque es su cuarta novela es la primera que se considera completamente experimental y posiblemente la más conocida, en parte por la novela de Michael Cunningham, Las horas, y la película del mismo nombre de Stephen Daldry (2002). Aunque la acción trascurre en un solo día, Woolf se mueve hacia atrás y adelante en el tiempo, y dentro y fuera de la mente de varios personajes, usando la perspectiva interior de la novela para construir una imagen completa, no sólo de la vida de su protagonista, sino de la estructura social de entreguerras.

La señora Dalloway relata un día corriente en la vida de Clarissa Dalloway, una dama casada con un diputado conservador y madre de una adolescente. La historia comienza una soleada mañana de junio de 1923, con un paseo de Clarissa por el centro de Londres, gran escenario de la novela, y termina esa misma noche, cuando comienzan a retirarse de casa de los Dalloway los invitados a su fiesta. Aunque en el curso del día sucede un hecho trágico, el suicidio de un joven que vuelve de la guerra, lo notable de la historia no es ese episodio, ni los pequeños sucesos y recuerdos que la componen, sino que toda ella esté narrada desde la conciencia de los personajes y del análisis de todo lo que pasa por sus mentes antes de actuar”. Esta es la sinopsis de la novela que ofrece una de sus ediciones en español.

El teatro Español de Madrid presenta una adaptación de la novela a la escena llevada a cabo por Anna María Ricart, Michael De Cock y Carme Portaceli, responsable esta última de la puesta en escena. No conozco la novela, pero por lo que leo parece que son muchos los cambios en relación a la trama original, tanto en cuanto al tiempo en que trascurre la acción, traída a la época actual, como a sus personajes, llevando a cabo una actualización que no parece beneficiar a la adaptación.

Es curioso que las tres últimas obras (cuatro con esta) que he visto en el teatro sean adaptaciones de novelas. Da la sensación de que a falta de obras dramáticas originales hubiera que recurrir a otro género literario. O, a lo mejor, es casualidad.




Clarissa Dalloway sale de una depresión y decide preparar una fiesta para reencontrar a toda su gente, no solo para reencontrarlos ella, sino para que
se reencuentren entre ellos. Allí aparecen Peter y Sally, unidos por el rechazo de Clarissa en su juventud, Elisabeth y Doris, la hija y su amante, Angélica, una escritora abatida por la enfermedad mental, cuyos diálogos con su esposo, Max, y el psiquiatra doctor Bradshaw parecen evocar la figura de la autora y su trágico final. 

Ocho personajes cuya presencia sobre el escenario no está convenientemente estructurada, no hay tensión dramática entre ellos. 

Clarissa Dalloway es la “perfecta dama de sociedad” una mujer de mediana edad que da las mejores fiestas de Londres y vemos su vida en un día, lo que pudo ser, lo que no fue, el por qué estar en un sitio y no en otro… Es un personaje interesante, pero parece sacado de contexto. Su relación con Peter y Sally, los dos amores de juventud, y con Elisabeth, su hija lesbiana, me parecen faltas de conflicto dramático. Aunque la relación entre Elisabeth y Doris por un lado y con Clarissa por otro nos muestran la duda interna del personaje entre ser acomodaticia como su madre o lanzarse a la aventura con Doris, lo encuentro falto de intensidad.

Quizá el personaje mas atractivo de la función sea Angélica, un personaje que no existe en la novela y que es una fusión entre Septimus, un soldado de clase baja que volvía de la Gran Guerra enloquecido por el combate en la novela  y Virginia Woolf. Pero su relación con Max, su marido, y el Doctor tampoco resulta convincente, ni tampoco se entiende su presencia en la historia en relación con la anfitriona. 

Creo que es un error traer la obra a nuestros días. Da la sensación de que el personaje central está desclasado. Es más propio del momento en que se escribió la novela, tras la Gran guerra, con una clase social un tanto ociosa, más pendiente de su pasado, que no volverá, que del futuro. La actualización se nos muestra con la innecesaria inclusión de teléfonos móviles y dos números rockeros en directo y con la ya no conflictiva relación entre Elisabeth y Doris que pueden amarse libremente. 


Me gustó la escenografía de Ana Alcubierre  con un gran cortinaje que se desplaza. Un único paisaje cambiante. Y las proyecciones ambientales de Miguel Ángel Raió.

La interpretación me pareció un tanto desigual. Blanca Portillo como Clarissa se nos muestra como la buena actriz que es, con algunos momentos muy notables. Del resto destaco especialmente a Gabriela Flores, Angélica, que disfruta del mejor personaje y Manolo Solo, al que solo había visto en cine. Varios de ellos muestran sus habilidades en los dos números musicales en directo.


Tengo el recuerdo de la película Las horas que antes mencionaba. Creo que me aproximó bastante más al mundo de Virginia Woolf que esta representación.

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