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Falconer
Jhon Cheever
DEBOLSILLO
219 Pags
"La entrada principal de Falconer- la única para los presos, los visitantes y el personal- estaba coronada por un escudo que representaba la Libertad, la Justicia y, entre los dos, el poder soberano del gobierno. La Libertad llevaba un gorro frigio y empuñaba una pica. El gobierno era el águila federal, con una rama de olivo y armada con las flechas. La justicia era convencional : ciega,vagamente erótica con sus prendas ajustadas y empuñando la espada de un caudillo. El bajorrelieve era de bronce, pero ahora se veía negro; negro como la antracita o el ónice sin pulir. ¿Cuantos cientos de hombres habrían pasado por debajo, el último emblema que la mayoría vería de los esfuerzos por interpretar el misterio del encarcelamiento en términos simbólicos?.
Jhon Cheever (1912-1982) está considerado como uno de los mejores escritores norteamericanos, más reconocido por sus cuentos que por su obra novelística. Pese a ello con su novela "Falconer" de 1975 recuperó un prestigio que había dilapidado por sus diversas adicciones.
En sus cuentos escarbaba en el fracaso del ficticio "sueño americano" de la clase medio alta, de la que él formaba parte, esa clase que vivía en los suburbios residenciales en urnas urbanisticas de espaldas a la realidad, una vida de piscinas, barbacoas, alcohol y adulterios, ese mundo que conocemos bien por otros autores como John O,Hara o Richard Yates y sobre todo gracias al cine y a series como "Mad Men".
Generacionalmente Cheever está entre la llamada " generación perdida" ( Fiztgerald, Hemingway, Faulkner, Steinbeck..) y entre los autores de la corriente minimalista llamada "realismo sucio " ( Carver, Tobías Wolf, Richard Ford )
Ezekiel Farragut pasa de ser un profesor universitario culto ,bisexual y drogadicto con una vida errática ,pero asentada, a ser el preso número 734-508-32 en el penal de Falconer, condenado por el homicidio de su hermano mayor Eben ,a diez años de reclusión. Este hombre con gran bagaje cultural, no se separa de su libro de Descartes, tiene que adaptarse a convivir en galerías y celdas cochambrosas, a comer con cucharas y platos de estaño, a sórdidas duchas ,vejatorios y periódicos reconocimientos médicos y a casi mendigar por su dosis de metadona legalmente prescrita.
Aparentemente la novela tiene todos los ingredientes y esteoreotipos que estamos acostumbrados a ver en las películas carcelarias, hay peleas, motines, homosexualidad, incluso hay fugas increíbles, pero lo que trasciende es una seria reflexión sobre la falta de libertad, el cuestionamiento del sistema penitenciario y judicial, la lucha de un hombre por defender sus derechos civiles aún dentro de su confinamiento y su particular descenso a los infiernos como muy bien señala Patricio Pron en un fantástico epílogo al final del libro y que quizás convendría leer al principio para entender mejor la novela y al escritor. A pesar de toda la amargura Cheever acaba el libro con un mensaje ambiguo pero esperanzador: Mantuvo la cabeza erguida, la espalda recta, y comenzó a caminar con elegancia."Alégrate- pensó-,alégrate."
Narrador omniescente que se convierte en la voz y presencia del protagonista Ezequiel Farragut, todo acontece por él y a través de él y que adopta diversas formas desde el diálogo interior al diálogo real,desde los recuerdos familiares de su infancia a los recientes,recurriendo a veces a forma epistolar ,sin olvidar la importancia de los sueños, todo ello desde el escenario prácticamente único de la prisión.
Farragut es el principal e indiscutible personaje de esta novela y toda la acción gira en torno a él,pero adquieren importancia también sus compañeros de prisión, tanto convictos como guardianes que van desgranando sus historias y que nos remite al Cheever escritor de cuentos.
La novela tiene un claro componente autobiográfico, su paso por el ejército y la universidad, su infancia, su relación escabrosa con su hermano, su relación con las mujeres, su inclinación homosexual, las drogas....todo ello forma parte de su biografía , Cheever de desnuda y muestra todos sus defectos y conflictos, sus contradicciones y tormentos y así nos conmueve con la descripción del síndrome de abstinencia, de lo que el considera inevitable relación con otro preso y que en el fondo no es más que una forma de mitigar una tremenda soledad.
"Excepto conmigo mismo, realmente no hay nadie aquí con quien pueda hablar. Excepto a mí mismo, no hay nada que pueda tocar que sea afectuoso, humano, comprensivo. Mi razón, con sus grandes reclamaciones de fuerza, luz,y utilidad, está totalmente inválida sin el calor de los sentimientos. Me veo forzado a una nada obscena. No amo, no soy amado, y solo puedo recordar débilmente, muy débilmente, el éxtasis del amor. Si cierro los ojos e intento rezar, caeré en el torpor de la soledad. Intentaré recordar.
Magnifica novela en la que Cheever puede pasar de un lenguaje duro, brutal y obsceno a otro con un gran lirismo como el párrafo descrito. Muy recomendable lectura.
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