Carmen y Lola es una aproximación en forma de docudrama al mundo de los gitanos, a través de las hijas de dos feriantes. La ha dirigido Arantxa Echevarría y se trata de su primer largometraje tras varios cortos y documentales. Estuvo presente en la Quincena de realizadores del Festival de Cannes.
Carmen es una adolescente gitana que vive en el extrarradio de Madrid. Como cualquier otra gitana está destinada a vivir una vida que se repite generación tras generación: casarse y criar a tantos niños como sea posible. Pero un día conoce a Lola, una gitana poco común que sueña con ir a la universidad, dibuja graffitis de pájaros y es diferente. Entre las dos se establece una complicidad y una atracción que, inevitablemente, las lleva a ser rechazadas por sus familias.
Con una primera parte claramente documental sobre la comunidad gitana, la película evoluciona para narrarnos la relación que se establece entre las dos chicas. Dice la directora que la idea procede de una noticia proveniente de Granada en el año 2009. La primera pareja de mujeres gitanas que se casaba en España. Hacía cuatro años que matrimonio entre parejas del mismo sexo era legal, habían esperado 4 años para decidirse a dar el paso. Y aún así, daban nombres ficticios y también pidieron no ser fotografiadas. Eran rechazadas por su entorno, por su familia y por la sociedad gitana. Aun así, decidieron casarse y salir en los medios, sin dar la cara, pero dando su voz a un colectivo.
Se ha acusado por determinados colectivos que la película explota la visión que de la comunidad gitana impera en el mundo exterior a ella. Es posible, aunque la verdad es que lo que presenta la película, un mundo totalmente dominado por los hombres, donde el único papel de la mujer es el de esposa y madre no parece estar muy alejado de la realidad. Y ojalá no sea así y los hombres y mujeres que vemos en ella sean una excepción.
La película peca, en mi opinión de excesiva falta de profesionalidad en sus intérpretes. Aunque las dos chicas tienen encanto y frescura, el resto del reparto aparece demasiado "aficionado" Es cierto que esto facilita el aire documental y su apariencia de indagación sociológica. Pero creo que lo más atractivo de la película es la relación entre las dos chicas, que parece fluir con naturalidad y le da un encanto especial. Por encima de los tópicos y de los símbolos demasiado obvios como esa llegada final al mar. Y destacar que el tratamiento de la pareja no puede estar más alejado de, por ejemplo, La vida de Adele. Quizá se echa en falta algo más de ebullición.
Interesante
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