Lone Scherfig es una directora danesa que empezó su carrera dentro del movimiento Dogma 95 impulsado por Lars Von Trier. Pero su reconocimiento internacional le llegó con una película que no seguía las directrices de ese movimiento, Italiano para principiantes (2000), que ganó un Oso de plata en Berlín y varios premios y nominaciones más. La película An education (2009) la introdujo en el cine del Reino unido. Tengo un buen recuerdo de esta película que además supuso el descubrimiento de Carey Mulligan en lo que se ha convertido en una notable carrera. Su mejor historia es la adaptación de una novela de Lissa Evans y en la producción han coincidido los productores de An education, Brooklin y Carol, lo que supone una buena garantía.
En plena Segunda Guerra Mundial, cuando los bombardeos se suceden sobre Londres, el ministerio de información británico decide utilizar el cine para levantar el ánimo de la población. Los productores encargados buscan que la historia tenga un "toque femenino" ( las mujeres son las grandes consumidoras de películas, sus maridos están en el frente) y deciden incorporar a una mujer al grupo de guionistas. Así llega la gran oportunidad para Catrin Cole, una joven secretaria que se convierte en una pieza importante en un equipo esencialmente masculino que no ve con buenos ojos la presencia de una mujer en sus tareas. Paralelamente vemos la relación de Catrin con su pareja.
La película se mueve por tres caminos sin que, en mi opinión, los consiga ensamblar adecuadamente. Por un lado, la creación de la película, una historia sobre dos hermanas que consiguen rescatar a soldados heridos en Dunkerque, que es la parte más atractiva. Nos muestra la confección del guión, la manipulación de la realidad, el encuentro con los actores y el rodaje. Cine dentro del cine. Por otro, tratado con cierto aire de comedia y no muy original, la presencia femenina en un equipo casi exclusivamente masculino, que se nos muestra en varios momentos mucho más inteligente y con capacidad de resolver situaciones que los profesionales. Y por último el aspecto sentimental, su relación con una pareja poco fiable y con un compañero guionista. Esta es, para mi, la parte menos válida de la película, bastante previsible en muchos momentos, y que se decanta por un tono muy melodramático.
Su mejor historia tiene como punto de apoyo fundamental la solidez habitual del cine británico y, sobre todo, la interpretación de Gemma Arterton (que fue chica Bond en Quantum of solace y a la que recuerdo en Tamara Drewe) y Bill Nighy, un veterano actor inglés, que aquí está que se sale.
Una muy correcta película, interesante, pero con la pega de una cierta indefinición en su tratamiento de la comedia y el melodrama.
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