lunes, 24 de julio de 2017

Cine: DUNKERQUE



Christopher Nolan es un director inglés un tanto discutido. Con diez películas dirigidas hasta ahora, se ha mostrado como un director de largometrajes espectaculares, llenas de imágenes impactantes, preocupado por la utilización del tiempo narrativo y el diseño de sus producciones, pero creador de historias un tanto vacías y, en ocasiones, poco comprensibles. Ya en su segunda película, Memento, jugaba con el tiempo, abandonando la linealidad en la narración, de la que podría decirse que avanzaba hacia atrás. Su segunda película sobre Batman, El caballero oscuro, sirvió para introducir una visión algo distinta sobre el personaje y sobre todo sobre su antagonista, un Joker interpretado por Heath Ledger. 
Esta película le abrió la posibilidad de hacer sus películas más personales que le han permitido experimentar técnica y visualmente, Origen, Interestelar (comentada en el blog en febrero de 2015) y ahora Dunkerque.  


En mayo de 1940, Alemania inicia la invasión de Francia.  En las playas de Dunkerque, cientos de miles de soldados de las tropas británicas y francesas se encuentran rodeadas por el avance del ejército alemán.  Atrapados en la playa, con el mar cortándoles el paso, la casi totalidad de las fuerzas británicas, parte del ejército belga y tres unidades del ejército francés se enfrentan a una situación angustiosa que empeora a medida que el enemigo se acerca.
La película relata la Operación Dinamo, una complicada operación de evacuación, que permitió el rescate de más de 200.000 soldados británicos y más de 100.000 franceses y belgas.

Para hacerlo, Nolan toma una serie de decisiones. En primer lugar, nunca vemos al enemigo como tampoco vemos al mando británico. Solo asistimos a la operación desde tres perspectivas distintas. Playa, mar y aire. Los soldados en tierra esperando ser evacuados, las embarcaciones, muchas de ellas civiles, encargadas de hacerlo y la aviación que intenta evitar que los aviones alemanes los bombardeen y ametrallen. Una estructura narrativa aun más compleja en cuanto que no existe una continuidad temporal, algo que por otro lado no nos sorprende en Nolan, que juega con alternar los tres focos que se desarrollan en espacios temporales diferentes, algo que nos anuncia al principio de la película mediante unos rótulos que no nos aclaran nada y que no me parece, en absoluto, un acierto.

Una notable utilización de los medios, rodada con cámaras Imax y de 65 mm, nos transmite en bastantes momentos la sensación de agobio, de lucha por la supervivencia de los atrapados. Pero lo hace a través de unos pocos personajes faltos de personalidad dramática. Lo que hace que las interpretaciones, salvo, quizás la de Mark Rylance, no aporten nada destacable. Y no nos transmite, o yo no la aprecio, la dimensión de una operación en la que se vieron implicados gran cantidad de barcos. Esto, unido a la presencia excesiva de la, por otra parte, excelente música de Hans Zimmer, hace que la película quede, en mi opinión, notablemente por debajo de, por ejemplo Salvad al soldado Ryan, aunque aquí se nos evita la imagen de carnicería gore de la película de Spielberg.

Está claro que mi opinión sobre Christopher Nolan y en especial sobre esta película no coincide con la de la mayoría de la crítica. Hace tiempo que no había encontrado una opinión favorable tan unánime.

Es curioso señalar que la evacuación de Dunkerque es también una parte importante de la película Su mejor historia, estrenada y comentada hace unos dias. 

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