lunes, 1 de junio de 2015

Teatro: ANTÍGONA



Miguel del Arco ha firmado en los últimos años algunas de las puestas en escena mas atractivas de la cartelera teatral madrileña. Podemos recordar La función por hacer, Veraneantes y El misántropo con su compañía Kamikaze producciones pero también De ratones y hombres, El inspector y el que, para mí, ha sido su único desliz, Deseo, de la que era autor. Además de su calidad hay que destacar también su éxito de público.

Ahora nos presenta, dentro del proyecto denominado Teatro de la ciudad, junto a otros dos de los nombres más destacados de los directores actuales, Andres Lima y Alfredo Sanzol, su versión de Antígona, la tragedia de Sófocles. Lo primero que tengo que decir es que me pareció un espectáculo extraordinario. Me gustó mucho. 

La adaptación del texto consigue hacerlo cercano e inteligible. Los diferentes conflictos nos llegan con un lenguaje claro sin que tengamos en ningún momento sensación de traición al original, que por otra parte está convenientemente reducido y simplificado. La interpretación muy buena,  con muchos de los habituales del director, con mención destacada para Manuela Paso (Antígona), con un leve exceso de grito en algún momento, Carmen Machi (Creonte) espléndida, en lo mejor que le he visto, y Raúl Prieto (Hemón). Y la puesta en escena (escenografía, iluminación, vestuario, sonido) espectacular. (Con alguna salvedad, como esas máscaras de luchador en un momento determinado).


Aunque muchos la estuvimos viendo el viernes, recordar que la obra se centra en Antígona, una de los cuatro hijos de Edipo y Yocasta. Los dos hijos varones, Polinices y Etéocles pese a haber pactado que reinarían en alternacia, uno cada año, se enfrentan en una batalla en la que ambos mueren. Creonte, su tio, hermano de Yocasta se hace con el poder y determina que Polinices no sea enterrado pues es considerado traidor al reino. Cuando Antígona desobedece esta orden es apresada y condenada a muerte por Creonte. Su hermana Ismene, que inicialmente acepta la determinación de su tío, cambia de opinión a la vista de la condena, mientras el hijo de Creonte, Hemón, prometido de Antígona, suplica por su vida. Tan solo la amenaza que el adivino Tiresias  le vaticina, le hace cambiar de opinión, pero demasiado tarde. Y la profecía se cumple.

A partir del conflicto inicial, la prohibición de dar sepultura a Polinices, surge el tema fundamental, la defensa de las leyes naturales o morales frente al cumplimiento de las leyes de las polis. Un tema muy válido en la actualidad, lo que además es subrayado por Del Arco en su adaptación. Sófocles hace una llamada a la moderación, a la reflexión y a la inteligencia, virtudes que ni Creonte ni Antígona son capaces de aplicar. Como en un momento dice el coro, la sensatez es la primera condición de la felicidad.


Mención especial merece la idea de cambiar el sexo de Creonte. En mi opinión, el hecho de que Creonte sea mujer, no altera en absoluto el conflicto inicial, si bien intensifica el emocional entre Creonte y su hijo, especialmente en la desgarradora escena final. Una buena idea de la adaptación que además nos permite contemplar a la mejor Carmen Machi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario