Cine negro con una historia situada en la Rusia de Stalin. Basada en una novela del autor inglés Tom Rob Smith, que parece que ha sido best seller en varios paises desde su publicación en 2008. El autor se inspiró en el caso de un asesino en serie, Andrei Chikatilo, conocido como el carnicero de Rostov, que hasta 1990, a lo largo de 12 años, asesinó a mas de 50 personas, la mayoría niños. En la película se sitúa el caso en los últimos años de Stalin.
Aunque del trailer puede desprenderse que la historia se centra en la caza del asesino, lo cierto es que esto es la excusa para mostrarnos el terror en que se mueven los personajes sometidos en un régimen cruel y autoritario. De hecho la investigación que lleva a descubrir al asesino tiene muy poco interés y verosimilitud, además de estar narrada de forma bastante confusa.
El poco interés de la película reside en la persecución a que se ven sometidos los protagonistas al contradecir la versión oficial de las muertes de los niños y tratar de evitar nuevos asesinatos y en la relación entre los dos miembros de la pareja. Pero ahí se mezcla un compañero de Leo Demidov que luchó junto a él en la guerra y que es el otro malo de la película en otra trama poco atractiva.
El director es un sueco, Daniel Espinosa, de origen chileno, con dos películas conocidas, Dinero fácil, rodada en Suecia, que le abrió las puestas de Hollywood y El invitado. No he visto ninguna. El productor es Ridley Scott que tenía el proyecto de dirigirla. Los intérpretes principales Tom Hardy y Nooma Rapace (a ambos les vimos el año pasado en La entrega, un buen ejemplo de cine negro), y Gary Oldman, son lo mejor de la película que aunque tiene momentos atractivos, me resultó absolutamente decepcionante.
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