Este blog está dirigido a los alumnos del Taller de literatura del Patronato de Cultura de Pozuelo de Alarcón
domingo, 7 de junio de 2015
Teatro: MEDEA
Dentro del proyecto Teatro de la ciudad al que hacía mención en mi comentario sobre Antígona, Andrés Lima nos presenta su adaptación de Medea. Para ello parte de la obra de Séneca, no de la de Eurípides.
Recordemos que Jasón, para poder ser rey en su tierra, tiene que recuperar el vellocino de oro. Para ello, acompañado por los argonautas acude a la tierra donde reina el padre de Medea. Con la ayuda de ésta, que se enamora de él, Jasón recupera el vellocino, escapan juntos y Medea mata a su hermano que les persigue. Pero cuando llega a su reino, su tio Pelias no le devuelve el trono. Como venganza, Medea consigue que las hijas de Pelias lo asesinen de forma no consciente y se refugia junto con Jasón y sus hijos en Corinto. Allí Jasón decide abandonar a Medea y casarse con Creusa, hija del rey de Corinto, Creonte (no tiene nada que ver con el Creonte de Antígona y Edipo).
La tragedia comienza con la orden de destierro que Creonte comunica a Medea, quien ya está urdiendo su venganza contra Jasón y consigue retrasar un día su marcha para llevarla a cabo.
Tal como se explica en la guía didáctica del teatro, hasta la obra de Eurípides, Medea formaba parte de la mitología griega como la hechicera que ayudaba a Jasón a conseguir el vellocino y que, al sentirse abandonada, mataba a su rival y a su padre. Eurípides la presenta como una mujer engañada y atrapada por su pasión, con plena conciencia de sus actos que justifica humanamente. Séneca partió de la tragedia de Eurípides, dando un giro al personaje de Medea a la que presenta como una bruja irracional cuya víctima es Jasón. Aquí el conflicto entre la infidelidad de Jasón y los celos de Medea ejemplifica los funestas consecuencias de una pasión desenfrenada. Séneca quiere mostrar el modelo contrario a la conducta estoica. En comparación con la tragedia de Eurípides, Medea es un personaje plano, sin evolución psicológica.
Todo esto está en la versión de Andrés Lima que se centra en la figura de Medea que nos relaciona en un largo relato inicial, tomado de la Teogonía de Hesiodo con el origen del Cosmos y el linaje de los dioses, identificándola con los mitos de la Creación y numerosas alusiones al embarazo y la maternidad. Pero no me parece que nos lo haga llegar con claridad. El propio Lima interpreta al coro, asumiendo papel de narrador, a Creonte y a Jasón a la vez que observa y anima a los actores. Aunque queda muy claro cuando es cada uno, ni su actuación ni su vestimenta contribuyen a la claridad del planteamiento. En la obra hay otros dos personajes, una cantante e intérprete de contrabajo y otra mujer cuya función no parece clara. La cantante, con buena voz, interpreta dos canciones de Caetano Veloso, Tierra y Tonada de luna llena que contribuyen a crear un clima mágico.
Toda la obra tiene un carácter desgarrado, visceral, muy físico. Muy centrado en la figura de Medea y su venganza mágica que, salvo en el asesinato de sus dos hijos, no termina de llegarnos.
Medea es Aitana Sánchez Gijón. Su entrega al personaje es extraordinaria, tanto física como intelectualmente. No tanto, en mi opinión, su eficacia. En cualquier caso, su interpretación tiene mucho mérito. Creo que Andrés Lima se equivoca asumiendo tantos papeles, aunque por los montajes que le he visto, le gusta la figura de maestro de ceremonias que en el fondo es lo que hace en esta ocasión.
Probablemente influyó en mí a la hora de apreciar este montaje el haber visto un par de dias antes el de Antigona, muy diferente en sus planteamientos. Lo cierto es que me sentí algo decepcionado.
Recordar, por último, que los dos espectáculos, Antigona y Medea (y también el Edipo de Alfredo Sanzol) se van a poder ver en el Festival de Mérida. Por cierto que he estado allí este fin de semana y me encantaría poder organizarme para ver allí la Medea que va a montar José Carlos Plaza con Ana Belén con texto de Vicente Molina-Foix.
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