domingo, 4 de noviembre de 2018

Cine: EL FOTOGRAFO DE MAUTHAUSEN


Dice Mar Targarona, veterana directora y productora de esta película que le emocionó conocer la historia de Francesc Boix y de los más de 7.000 republicanos
que estuvieron en el campo de Mauthausen. Una historia no muy conocida en España. Un grupo que fue capaz de conservar y sacar del campo, arriesgando sus vidas, una serie de negativos fotográficos, gracias a los cuales pudieron ser demostradas gráficamente las atrocidades cometidas por los nazis. Ver
a Francesc Boix declarando en los juicios de Núremberg y señalando a los verdugos, demostrando con pruebas que sí sabían lo que ocurría en esos campos.  "Con esta película quiero honrar a esos héroes y a todas las víctimas de Mauthausen".

Mar Targarona ha dirigido algunas películas, entre ellas Secuestro (2016), y su productora Rodar y rodar lo ha sido de El orfanato, Los ojos de Julia y El cuerpo.


Con la ayuda de un grupo de prisioneros españoles que lideran la organización clandestina del campo de concentración de Mauthausen, Francesc Boix, un preso que trabaja en el laboratorio fotográfico, arriesga su vida al planear la evasión de unos negativos que demostrarán al mundo las atrocidades cometidas por los nazis. Miles de imágenes que muestran desde dentro toda la crueldad de un sistema perverso.

Sobre la figura de Francesc Boix, los guionistas han elaborado una historia que, por lo que he leído, no se ajusta mucho a lo ocurrido en la realidad, aunque si respeta, por supuesto, el hecho fundamental. Se trata de dar un tratamiento  dramático a unos hechos cuyo dramatismo, probablemente, no es fácilmente trasladable a la pantalla. Es algo que, sin duda, ocurre con frecuencia con historias reales sobre las que se piensa que ahí hay una película, pero que a la hora de la verdad no es sencillo convertir en una historia que interese y conmueva al espectador. 

En este caso la verdad es que el guion incurre en muchos tópicos vistos en películas de este tipo y algunas inverosimilitudes poco congruentes con la crueldad de los nazis que se nos presenta. Tampoco la presencia de Mario Casas, a pesar del esfuerzo, incluso físico, de su interpretación, consigue destacar especialmente. Queda, no obstante, un homenaje, razonablemente bien contado, hacia unos hombres cuya actuación no tuvo la repercusión que hubiera merecido en su momento. Una película simplemente correcta.

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