Estrenada en Nueva York a finales del año pasado, Muñeca de porcelana es la última obra de David Mamet, uno de los mas prestigiosos autores teatrales así como guionista cinematográfico y director de los últimos años en USA. Entre sus mas de treinta obras teatrales destacan Glengarry Glen Rose y Oleanna. Hace tres años pudimos ver en la sala pequeña del Español, La anarquista, con Magüi Mira y Ana Wagener. Entre sus guiones destacan El cartero siempre llama dos veces y Los intocables de Elliot Ness.
Mediante el vídeo de presentación nos podemos hacer una idea de la trama. Un millonario acaba de comprar un avión a su joven prometida como regalo de bodas. Pero el avión sufre un mínimo percance y se ve obligado a alterar el plan de vuelo con una escala en USA lo que, por una parte, pone en apuros a la joven, una inmigrante, y por otra facilita la intervención de los enemigos políticos del magnate por una cuestión de aranceles.
La obra fue escrita por Mamet expresamente para Al Pacino. Pero acumuló problemas y malas críticas en su estreno. Parece que Al Pacino tuvo dificultades para memorizar un texto que es casi un monólogo y además la obra no gustó.
En la versión que comento es José Sacristán el encargado de dar vida al personaje central. Y hay que decir que hace una gran interpretación, poniendo de relieve cómo su personaje pasa de la prepotencia a la derrota.
Es notable la evolución de este actor desde aquellos primeros papeles en el cine de los años 70 y 80 con Alfredo Landa y José Luis López Vázquez (otros dos excelentes actores, desaprovechados en tantas ocasiones) hasta ahora, con más de 80 películas y una veintena de obras teatrales, con una extraordinaria voz que le ha permitido participar incluso en musicales.
A sus 78 años, dos más que Al Pacino, demuestra encontrarse en buena forma y no tener problemas de memorización.
La obra, en cambio, no me convenció. A lo largo de una serie de conversaciones telefónicas con un antiguo colaborador político, con su amante, con la empresa que le ha vendido el avión, el aeropuerto donde ha aterrizado y el hotel donde su amante se aloja, Mamet nos va desvelando el conflicto de un hombre que, de repente, ve como su poder se tambalea, dejando al desnudo como la política es manejada por unos pocos poderosos y como estos, a su vez, pueden perder su lugar y caer al vacío. Todo ello en presencia de un joven ayudante al que instruye en sus manejos.
Evidentemente la trama del avión y la amante son excusa para poner de manifiesto la corrupción y los manejos que mueven la política, pero no me parece que el autor haya estado afortunado en el manejo de esa trama. Aparte de que el recurrir a las conversaciones telefónicas para avanzar en la acción, como ocurría en otra reciente producción que comenté hace unos meses, Al galope, pone en evidencia, a mi parecer, una falta de recursos, no solo económicos sino también dramáticos.
La versión es ágil, con buen ritmo y la puesta en escena correcta, con excepción de la resolución a la que le falta un cierto aliento dramático. Destacable la presencia, como ayudante del magnate, de Javier Godino quien da buena réplica a Sacristán y al que pudimos ver en El secreto de sus ojos (JJ Campanella, Oscar a la película en lengua no inglesa, 2010).
Vale la pena por ver a Sacristán, aunque tengo que decir que, para mi, no llega a la excelencia en su interpretación.