Ida es una extraña, por infrecuente en su forma, película polaca, en blanco y negro, estrenada en los Renoir y que está obteniendo notables críticas. Situada en la Polonia de los sesenta, cuenta la historia de Anna, una joven novicia huérfana que antes de tomar los votos viaja a conocer a su tía, una antigua juez comunista que tiene sobre su conciencia una serie de sentencias un tanto despiadas. En el encuentro con su tía conocerá datos sobre su pasado, su verdadera identidad y la tragedia que acabó con sus padres, victimas del antisemitismo, a la vez que se aproximará al mundo exterior del que ha estado apartada al vivir en el convento, en un viaje hacia sus raíces que le hará replantearse su situación.
Con una excelente fotografía, unos encuadres muy pensados, una excelente utilización del jazz y la música de Mozart y un desarrollo que la pone en contacto con el cine clásico de Dreyer o Wajda, nos cuenta una historia muy dura.
Destacan las dos intérpretes principales, tan poco conocidas como su director, al menos para mi.
Por su alejamiento del cine más habitual, me recordó a La soledad la película de Jaime Rosales que ganó varios Goya hace unos años.
Aunque puede parecer algo lenta y aburrida, es una película mucho mas profunda de lo que parece. Y además nada larga, tan solo 80 minutos. Recomendable, aunque no para pasar el rato.
Maravillosa
ResponderEliminarFantástica sin ningún pero,genial el "travelling sostenido" en la carretera asu vuelta al convento,muy conseguida la fotografía con ese aire frío y plomizo que recuerda a aquellas películas de "arte y ensayo" que con devoción veíamos a finales de los 60.
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