Dirigida por Darren Aronofsky, cuya película anterior, El cisne negro, le supuso a Natalie Portman el Oscar a la mejor interpretación femenina, sin duda lo más destacado, junto a la música de Tchaikovsky, de una película no especialmente distinguida, nos llega ahora una gran superproducción, Noé. Está en la línea de esos grandes relatos bíblicos que ocupaban las pantallas en Semana Santa hace años. Los Diez mandamientos, Ben Hur, La túnica sagrada ... Algunas de ellas como Ben Hur, extraordinarias.
La historia de la Biblia es conocida. En un mundo asolado por los pecados humanos, Noé recibe una misión divina: la construcción de un arca para salvar a la creación del Diluvio que destruirá el mundo. Todos los seres vivos que no estén en el Arca, morirán.
El tal Aranokfsky nos presenta a un Noé fanático, intérprete y colaborador necesario de los designios del Creador: Destruir a la Humanidad y volver a empezar de cero. Además, en un mundo asolado por la violencia, se nos muestra capaz de vencer a sus enemigos como si de un superhéroe se tratara. Lo que pasa es que Noé se equivoca en la interpretación de algunos de los signos de Dios, lo que da lugar a una serie de situaciones y decisiones dramáticas que poco tienen que ver con la historia que todos conocemos por la Biblia. En cambio, por otra parte, se nos muestra un tanto fiel al principio del Génesis al mostrarnos la creación del mundo y del hombre.
Para empezar, Aranokfsky decide que los hijos de Noé sean tres jovencitos que no conocen hembra, cuando la Biblia nos habla de que los tres están casados y sus mujeres forman parte de los embarcados en el Arca. El único con pareja es Sem, pero su esposa es Ila, una niña salvada de una matanza que se incorpora a la familia, y que como consecuencia de una herida es estéril. Esto dará lugar a que Cam, envidioso de su hermano y necesitado de mujer, se convierta en una especie de Anakin de La guerra de las galaxias que se rebela contra su padre (si, ya sé, en Star wars es al revés). Además como Ila es estéril no hay posibilidad de que el ser humano se perpetúe en los hijos de Noé, lo que este interpreta como que ellos también están condenados a desaparecer.
La inclusión de un polizón en el Arca, la presencia de unos guardianes de piedra (que recuerdan a los Transformers) como defensores de la misma y que son los ángeles expulsados o algo así, terminan de completar el panorama.
La verdad es que todo me pareció ridículo y no me lo pude tomar mínimamente en serio. Y es una pena, porque la interpretación de Russell Crowe, Jennifer Connelly y Emma Watson, gran parte de los efectos especiales y algunos momentos de la película son merecedores de algo mejor. Además se hace eterna con sus más de dos horas y cuarto de duración.
Creo que te has olvidado de comentar que aparece Anthony Hopkins más viejo que Matusalén ¿no?
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