jueves, 2 de enero de 2020

Teatro: LOS HIJOS


En el Pavón Kamikaze he visto Los hijos de Luci Kirkwood, una autora inglesa de treinta y seis años que con su obra Chimerica que giraba en torno a la influencia de China y América en la política mundial, logró en 2013 el premio Oliver a la mejor revelación y otro premio a la mejor obra escrita por una mujer. Se trata de una autora y guionista británica muy reconocida en su país.

David Serrano dirige el montaje de una historia que, a raíz de la catástrofe medioambiental provocada por una central nuclear, nos habla de nuestra responsabilidad para con las generaciones venideras. Director y guionista de varias películas populares, ha dirigido también en los últimos años varios montajes teatrales, entre los que destaco, por haberlos visto, Lluvia constante, Buena gente y Los universos paralelos. 




Hazel (Susi Sánchez) y Robin (Joaquín Climent) son una pareja madura. Científicos nucleares, trabajaban en una central. Ahora, prejubilados, viven en una cabaña junto a la zona de exclusión. A pesar de que la electricidad está racionada y de que poseen un contador Geiger para medir cualquier signo de radiación, intentan mantener una apariencia de normalidad y se mantienen en contacto con Lauren, su hija mayor. Una tarde les visita Rose (Adriana Ozores), antigua amiga y compañera, a la que hace mucho tiempo que no veían. Su llegada, tras más de tres décadas de ausencia, trastoca los recuerdos, los sentimientos y el porvenir de estos tres amigos. Y, a la vez, el futuro de toda una generación que aún desconoce el destino al que se enfrentarán. 

Como se dice en la presentación de la obra, Los hijos llama nuestra atención sobre el futuro que llega desde un pasado que se acaba. Desde el pasado de la relación afectiva de tres amigos que trabajaron juntos toda su carrera y sobre el futuro de los millones de personas anónimas de una generación que se abre paso. Y entre el pasado de unos y el futuro de los otros, el presente del planeta como vínculo entre todos ellos. Con un tema de actualidad como es la responsabilidad que tiene el ser humano en el deterioro del planeta y lo que debemos hacer para ayudar a las generaciones venideras, la historia nos sitúa ante el compromiso con la sociedad, ante el pasado de unos y el futuro de otros que puede que nos señale como culpables de lo ocurrido.Un claro sentido ecologista muy adecuado a la reciente cumbre celebrada en Madrid.

La obra está bien construida. Quizá un poco demasiado convencional. Se puede situar en el "género" de visita inesperada. La llegada de alguien que rompe un equilibrio que se demuestra inestable. La aparición de Rose nos va desvelando la situación de la pareja sacudiendo su vida aparentemente ordenada. Todo mostrado con pequeños detalles y diálogos aparentemente banales, hasta que Rose nos descubre la razón de su llegada. Y los personajes se nos van definiendo a lo largo de la obra gracias, sobre todo, a las interpretaciones de los tres actores a los que no veía sobre un escenario desde hace dos años.

La escenografía de Mónica Boronello, bastante sencilla y funcional, y la iluminación de Juan Gómez Cornejo contribuyen a la eficacia de la propuesta.

Interesante y un tanto sobrecogedora.
  







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