lunes, 14 de enero de 2019

Cine: EL VICIO DEL PODER


Dick Cheney ha sido uno de los hombres con más poder en la política de los Estados Unidos hasta la llegada de Obama a la presidencia. Ocupó la vicepresidencia con George Bush hijo y antes había sido secretario de Defensa, congresista y jefe de gabinete de la Casa Blanca. Hoy en dia sigue siendo una figura respetada en el partido republicano. 

Adam McKay, que se había aproximado a la crisis económica de 2008 en La gran apuesta, nos presenta ahora la carrera de este político remontándose incluso a su época anterior a su incorporación, en 1969, al gobierno de Nixon. 

La película ha sido nominada a seis Globos de oro, de los que ganó el de mejor actor de comedia, y a seis Bafta, y se espera cuente con varias nominaciones para los Oscar. 



La película explora la historia real sobre cómo Dick Cheney, un callado burócrata de Washington, acabó convirtiéndose en el hombre más poderoso del mundo como vicepresidente de los Estados Unidos durante el mandato de George W. Bush, con consecuencias en su país y el resto del mundo que aún se dejan sentir hoy en día.

Con un guion muy trabajado, la película se desarrolla por caminos muy poco habituales en el genero. Es un biopic narrado en tercera persona por un narrador del que sabremos su identidad solo al final y en todo momento muy crítico con la persona retratada pero aun más con un entorno al que el calificativo de corrupto se le queda corto. Para Mc Kay, Cheney ha sido un claro representante, si no el ideólogo del neoconservadurismo y la doctrina Bush, la idea de que Estados Unidos puede imponer la democracia, si es necesario unilateralmente, ignorando a las Naciones Unidas y modificando la interpretación de las Leyes. 

La historia de Dick Cheney nos es narrada como si de un documental se tratara, pero utilizando elementos de comedia, roturas narrativas, imágenes de archivo, muy en la línea de su anterior película, con la que mantiene además una clara continuidad en dos de los principales intérpretes, Christian Bale y Steve Carrell y la producción de Brad Pitt. Se puede ver como un reportaje de investigación y de denuncia, en la línea de Michael Moore, que repasa la parte oculta del poder público y sus  conexiones con el sector privado, pero también como una comedia sobre un personaje político capaz de superar sus limitaciones, su juventud poco productiva, su incorporación sin brillantez al equipo republicano en Washington hasta saber aprovechar sus oportunidades y ascender hasta la vicepresidencia. Siempre con el apoyo de su mujer, Lynne, quien nos aparece como la auténtica cabeza pensante de la pareja. 


No conozco tanto a los personajes como para opinar sobre si las diferentes interpretaciones se asemejan en su forma de hablar a los auténticos como ha señalado la mayor parte de la crítica. Pero la transformación física de Bale, un especialista en este aspecto como nos demostró en El maquinista (2004) así como la caracterización de Sam Rockwell en Bush hijo son mas que notables. Me gustó mucho Amy Adams como Lynne Cheney.

Una película atractiva, con algunos altibajos, que nos analiza con cierto humor y mucha crítica lo que ha sido la política de los Estados Unidos antes de la llegada de Obama a la Presidencia y como ha desembocado en la situación actual. Todo con una cierta ambigüedad no en su enfoque pero si en el tono, que se pone ya de manifiesto en al título original, "Vice", con el doble significado de vicio y vicepresidente.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario