Barry Jenkins dirigió Moonlight, la ganadora del Oscar a mejor película hace dos años. Se trataba de una película que nos contaba la historia con sensibilidad, sin abusar de dramatismos ni de la violencia de las situaciones, centrándose mas en sus consecuencias. Ahora nos presenta una nueva historia, basada en una novela de James Baldwin, activista negro y homosexual al que se relaciona con Gil de Biedma, sobre el que trataba el documental I'm not your negro de Raoul Peck.
El blues de Beale street ha sido nominada al Oscar en las categorias de actriz de reparto (Regina King), guion adaptado y banda sonora. Regina King ya obtuvo el Globo de oro a mejor actriz de reparto. Y se echa de menos la nominación de la fotografía de James Laxton.
Harlem años 70. La película presenta a Fonny (Stephan James) y Tish (Kiki Layne). Muy jóvenes, muy enamorados y decididos a comerse el mundo con su amor. Sin embargo, en sus planes todo se tuerce cuando Fonny es encarcelado acusado de una violación. Tish, apoyada por las dos familias se ve obligada a tratar de probar la inocencia de su novio de quien, además, está embarazada.
"Una celebración del amor incondicional a través de la historia de esta joven pareja, sus familias y sus vidas, tratando de llevar a cabo justicia sin más armas que el amor y la promesa del sueño americano”, explica el director. Un retrato de una sociedad llena de prejuicios raciales, donde el sistema puede señalar a los negros sin pruebas y sin escrúpulos, narrado a través de una historia de amor.
Película atractiva en su forma y su contenido, pero que al centrarse más en la historia de amor con embarazo incluido que en el drama judicial y la acusación injusta, dando prioridad al aspecto melodramático de la historia, desconcierta un poco al casi despreciar la intriga de la falsa acusación. Está claro que no es esto lo que interesa al director y guionista, que hace muy pocas concesiones a ese elemento de la historia. Quizá sea precisamente esa poca profundización en la intriga dentro de la combinación de intriga y romanticismo lo que puede hacer que se diluya el interés del espectador. Al menos eso me ocurrió a mi.
Cabe señalar la habilidad con que se alterna pasado y presente, la historia de amor y el intento de librar a Fonny de la cárcel en paralelo. Formalmente es intachable. Me evoca el cine de Todd Haynes (Carol, 2015) y antes en el tiempo, el clásico Douglas Sirk.
Se trata, no obstante, como ocurría con Moonlight, de una película llena de sentimientos y sensibilidad, muy contenida, con una fotografía impecable y una notable calidad e interés aparte de su carácter de denuncia. Muy recomendable.