La comedia romántica suele responder casi siempre al mismo esquema: Chico encuentra chica (o viceversa), pero ninguno o alguno de ellos no se quiere comprometer; rompen, pero despues acaban volviendo a encontrarse y llega el final feliz. La gran enfermedad del amor parece responder a ese esquema, pero lo cierto es que añade algunos ingredientes que la hacen distinta a otras comedias. Y no es el menos importante el que se trate de un relato más o menos basado en la propia experiencia de sus guionistas, uno de los cuales, Kumail Nanjiani, es además el protagonista masculino de la película.
Está dirigida por Michael Showalter, un conocido realizador de TV que en el cine dirigió Hello, my name is Doris, protagonizada por Sally Field, estrenada el año pasado, que no he visto.
Cuenta la historia de Kumail, un cómico paquistaní y Emily, una joven estudiante de psicología que se conocen en un espectáculo del primero. Su relación empieza a avanzar a pesar de las diferencias culturales, complicando las vidas de todos por las expectativas que tenían los padres de Kumail, musulmanes estrictos. El choque entre dos culturas tan diferentes propiciará la ruptura, pero cuando Emily es víctima de una extraña enfermedad, la presencia de sus padres facilitará el reencuentro.
Con un buen guion que supera el lastre del giro que parece un tanto forzado, de la enfermedad de Emily, que por otra parte se produjo en la vida real, buenos diálogos y buenos personajes y apoyado en la interpretación de los dos protagonistas, Kumail Nanjiani y Zoe Kazan (nieta de Elia Kazan) llenos de naturalidad y la pareja Holly Hunter (la inolvidable protagonista de El piano, Para siempre y Arizona Baby) y Ray Romano, como los padres de ella, la película constituye una agradable sorpresa. Recomendable
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