Este blog está dirigido a los alumnos del Taller de literatura del Patronato de Cultura de Pozuelo de Alarcón
lunes, 6 de abril de 2015
teatro: ENRIQUE VIII Y LA CISMA DE INGLATERRA
La Compañía Nacional de Teatro Clásico presenta en el Teatro Pavón esta obra de Calderón de la Barca. Se trata de una versión llevada a cabo por Jose Gabriel López Antuñano y con la dirección de Ignacio García del que no he visto montajes anteriores.
En la obra Calderón nos presenta el proceso por el que Enrique VIII pasa de ser un defensor de la fe católica a declararse cabeza de la Iglesia anglicana, todo ello bajo la manipulación del cardenal Volsey (aqui Volseo) y el deseo de unirse a Ana Bolena, separándose de Catalina de Aragón para después arrepentirse, condenar a muerte a la Bolena y tratar de volver con Catalina, en una interpretación un tanto personal de la Historia.
Dejando al margen la fidelidad histórica, la obra nos presenta el conflicto en que se encuentra Enrique VIII, un rey culto, educado, que pretende gobernar honorablemente su reino, pero incapaz de controlar su pasión por Ana Bolena y el deseo de tener un hijo varón. Junto a él y aprovechándose de su inestabilidad, el Cardenal Volseo, ambicioso y manipulador, que deseoso de deshacerse de la reina Catalina facilita la relación del rey con Ana Bolena y el cisma religioso.
Calderón destaca el papel y la personalidad de la reina Catalina frente a sus dos enemigos, el cardenal y Ana, y manipula el final de la relación entre el rey y ésta, presentando un arrepentimiento religioso que, al parecer, queda bastante lejos de la realidad.
Pero más allá del carácter de denuncia y del intento de desprestigiar la iglesia anglicana exhibiendo su pecado original, Calderón nos ofrece un texto sobre las debilidades humanas de los distintos personajes y una reflexión sobre el poder y la ambición. El montaje de Ignacio García hace hincapié en la falta de sensibilidad de los gobernantes que miran mas por sus propios intereses que por los de sus ciudadanos, tratando de acercar la obra a la situación actual.
En general la obra me gustó. Estamos ante teatro, no ante una lección de historia, y en este sentido el lenguaje de Calderón, la puesta en escena y la interpretación me parecieron notables.
Enrique VIII es Sergio Peris-Mencheta, un actor cuyo valor se está incrementando dia a dia. Me gustó mucho más que en el Julio Cesar que le vi hace algunos meses. El cardenal es Joaquín Notario, un habitual de la compañía, un actor sólido que dota de credibilidad a sus personajes, aunque aquí quizá marca demasiado el carácter corrupto de Volseo. Catalina es Pepa Pedroche, otra habitual de la compañía que en esta ocasión me gustó mucho. Completan el elenco, entre otros, Mamen Camacho (la hemos visto en la serie de TVE, Gran reserva y procede de la compañía joven de teatro clásico) como Ana Bolena, Emilio Gavira, Sergio Otegui y Chema de Miguel. También está María Jose Alfonso, como el ama de honor de la reina Catalina, cincuenta años después de ser La niña de luto (Manuel Summers, 1963).
Aunque el rigor histórico de la obra, basada en la historia del jesuita Pedro de Rivadeneyra, no sea muy de fiar, el espectáculo vale la pena.
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