martes, 6 de enero de 2015

Teatro: RINOCERONTE


En el María Guerrero, en versión de Ernesto Caballero, dirigida por él mismo, se representa la obra de Eugène Ionesco, Rinoceronte. Escrita en 1959, está considerada una obra clave en el denominado Teatro del absurdo del que es uno de los máximos representantes.

Teatro del absurdo fue un término acuñado por el crítico Martin Esslin que lo definía como modalidad dramática que se rige por los principios  existencialistas expresados en términos absurdos. Abarca obras escritas por dramaturgos tanto europeos como estadounidenses a partir de los años 40 y hasta los 60. La aparente falta de argumento, los diálogos estrafalarios, el
sinsentido en la escena y sobre todo el pesimismo ante la existencia humana caracterizan a este movimiento cuyos autores más destacados fueron, además de Ionescu, Antonin Artaud, Samuel Beckett, Alfred Jarry, Harold Pinter y Arthur Adamov.
La renovación teatral había comenzado en la primera mitad del siglo XX y prosiguió en varios sentidos durante la segunda mitad. Se creó una línea de teatro social, donde destaca Bertolt Brecht y otra línea de teatro formal como
la de Jerry o Artaud.
El teatro del absurdo se mueve con el telón de fondo de la falta de sentido de la naturaleza humana. Lo mismo ocurre en las obras de Ionesco. Crea en ellas un universo impredecible, irreal, en el que la comunicación entre las
personas es muy difícil. Desde luego el pesimismo marca la obra del autor, pero su sentido del humor se filtra en multitud de situaciones cómicas.

Ionesco escribía en 1961 esta reflexión sobre su teatro, teatro innovador y de vanguardia, contraponiéndolo al teatro imperante: Es el realismo teatral, el putrefacto, académico, pontificante, pedagógico o de ideología, el que
la imaginación creadora tendrá que destruir. Tal vez en esto tenga el teatro de vanguardia algo que realizar. Algo que destruir y algo que crear.

Entre las obras más conocidas del autor se encuentran La cantante calva y El rey se muere.



En la obra, los habitantes de un tranquilo pueblo se van convirtiendo paulatinamente en rinocerontes. El único que no sufre esta transformación es Berenger, un hombre insignificante repudiado por sus vecinos por su afición al alcohol. Parece que las personas, pasada la sorpresa inicial, aceptan la metamorfosis como algo normal, ya que les sucede a todos. Berenger ve como sus vecinos, sus compañeros de trabajo, su mejor amigo  van convirtiéndose en rinocerontes. Él no acepta el cambio.

Ionesco plantea en esta obra una metáfora de los totalitarismos. El rinoceronte es un buen  símbolo  para ello; es un animal fuerte, de aspecto acorazado, con el que quiso representar tanto el nazismo como el régimen soviético. En este sentido también se ha ampliado su interpretación como la crítica a la postura de los franceses ante la ocupación nazi.
La obra reflexiona sobre la influencia de la mayoría en las opiniones particulares, la pérdida de individualidad acosada por la presión social.

La obra se desarrolla en cuatro momentos. El primero, en la plaza del pueblo, es el más absurdo de todos y sirve como planteamiento, cuando la apacible mañana del domingo en el pueblo se ve interrumpida por la estampida de un rinoceronte seguido poco después por otro. Está lleno de diálogos absurdos en tono de humor.
Después nos sitúa en la mañana del lunes siguiente en la oficina donde trabaja Berenger y nos presenta una serie de posturas ante lo ocurrido el dia anterior y el hecho de que varias personas se están transformando en rinocerontes, entre ellos uno de sus compañeros cuya esposa nos da la clave al transformarse voluntariamente en un rinoceronte. Los bomberos están desbordados.
El tercer momento nos muestra a Berenger visitando a su amigo Juan y asistiendo a su transformación.
El cuarto, en casa de Berenger, presenta a dos de sus compañeros de trabajo, Dudard y Daisy, que le visitan. Dudard, despechado porque Daisy prefiere a Berenger, no duda en unirse a la mayoría. Daisy se mantiene junto a Berenger, pero finalmente también le abandona y Berenger queda solo. Pero el no se rendirá jamás.

La puesta en escena de Ernesto Caballero me pareció muy buena, con una inteligente utilización del espacio escénico en los diferentes espacios  donde se desarrollan los cuatro actos. Para el primero utiliza el proscenio y el patio de butacas, involucrando en cierta forma al público. Para el resto ha creado una estructura metálica en el escenario que representará sucesivamente la oficina, la casa de Juan y la de Berenger, volviendo al proscenio y al patio de butacas en las transiciones. La escenografía, de Paco Azorín es espectacular muy bien acompañada por el vestuario de Ana Lopez Cobos y la iluminación de Valentín Álvarez.


El papel de Berenger lo interpreta Pepe Viyuela. Popular por su presencia en la serie de TV Aida y por su personaje de Filemón en el cine, ha demostrado una gran capacidad y versatilidad como actor en el teatro e incluso como payaso. En esta ocasión consigue mostrar las diferentes facetas de un personaje muy complejo y lo hace muy bien. Los otros tres papeles principales, Juan, Dudard y Daisy los interpretan Fernando Cayo, Jose Luis Alcobendas y Fernanda Orazi.
A Fernando Cayo le hemos visto en varias obras en los últimos años. De ratones y hombres, Tito Andrónico, El curioso impertinente... En esta ocasión tiene una complicada labor al transformarse en rinoceronte ante nosotros con un impresionante trabajo gestual y vocal. Excelente. 

José Luis Alcobendas es un habitual de La abadía y de la CNTC. Le ví el año pasado en Julio Cesar, en el Bellas Artes.
Fernanda Orazi es una actriz argentina afincada en España desde hace años. Habitual de los teatros alternativos, hace una notable interpretación de Daisy. El resto del reparto trabajó con Ernesto Caballero en su montaje de Montenegro para el CDN el año pasado.

En mi opinión un gran espectáculo, al que una cierta poda en el texto  quizá haría más ligera, con una puesta en escena que es la que más me ha gustado de su director, al que se debe asistir con una mente abierta, dispuesta a admitir lo extraño de sus planteamientos. Es una obra que sugiere un análisis muy extenso de sus personajes y sus actuaciones así como su significado. 

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