Empiezan a llegarnos las películas que, se espera, van a copar las nominaciones para los Oscar de este año. Una de ellas es The imitation game.
En 1952 la policía inglesa investiga un robo en el hogar del profesor de matemáticas Alan Turing. La investigación hace que se descubra que el profesor mantenía relaciones homosexuales, lo que entonces se consideraba delito y da lugar a una cruel condena. Pero la policía ignora que Alan Turing había sido quien, al frente de un limitado equipo había conseguido descifrar los códigos de la maquina Enigma utilizada por los alemanes para encriptar sus mensajes durante la segunda guerra mundial, lo que le convirtió en un pionero de la informática actual.
La película nos acerca a la figura del matemático. Un individuo extraño, poco sociable y atormentado por su homosexualidad, pero un gran matemático, cuyo trabajo permitió a los aliados conocer las comunicaciones del ejército alemán, lo que supuso, según algunos historiadores, adelantar dos años el final de la guerra.
Está pues, basada en hechos reales. El gobierno inglés disponía durante la guerra de una instalación, Bletchley Park, a 80 Km de Londres, destinada a descifrar los códigos alemanes. Allí desarrolló su trabajo el equipo de Alan Turing, con los personajes que aparecen en la película.
La narración se sitúa en 1952, cuando como consecuencia de un robo en su casa comienza a ser investigado por la policía, que se encuentra con un expediente de guerra vacío. Y a partir de esa investigación, Turing nos relatará en un largo flash back su trabajo durante la guerra y también sus dificultades de comunicación en el colegio.
El guión, con sus tres tiempos alternados, está bien construido y consigue interesarnos en las historia, a la vez que plantea cuestiones interesantes y denuncia la situación a la que se vio sometido por sus tendencias sexuales. Cae, no obstante, algunos lugares comunes habituales en este tipo de biografías de genios incomprendidos. Lo mejor de la película es, en cualquier caso, la interpretación que del protagonista hace Benedict Cumberbatch, popular por una serie de TV donde encarna a Sherlock Holmes y al que hemos podido ver en películas como Agosto, 12 años de esclavitud, War horse, El topo y Expiación. Aquí está muy bien, y es probable que pueda ser el máximo rival de Timothy Spall (Mr Turner, que comenté hace unos dias) para los Oscar. En el resto del reparto destaca Keira Knightley (la única mujer que colaboraba con él, a la que llegó a proponer matrimonio) y Rory Kinnear (el policía que lleva la investigación.
El director es el noruego Morten Tyldum, del que recuerdo haber visto, hace un par de años, una interesante película de acción, Headhunters.
Es el típico producto del cine inglés. En conjunto la película está bien. Interesa. Pero se echa de menos algo más de emoción, un poco menos de corrección. De momento tiene cinco nominaciones para los Globos de oro de la crítica americana.
Coincido contigo. Una buena película en su conjunto en la que sobresale la actuación de Benedict.
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