Dirigida por María Ripoll, una ya veterana directora catalana, con ocho largometrajes de los que recuerdo haber visto Ahora o nunca, notable éxito de taquilla comentada en este blog y No culpes al karma de lo que te pasa ... Parece especializada en comedias sentimentales. En ese género se puede incluir este nuevo estreno.
Emilio (Oscar Martínez) es un anciano que recibe la desoladora noticia de que tiene Alzheimer y va a perder la memoria. Con el objetivo de volver a ver al amor de su juventud, antes de que este hecho suceda, Emilio emprende un disparatado viaje, acompañado por su hija Julia (Inma Cuesta), su yerno (Nacho López)y su nieta Blanca (Mafalda Carbonell).
Película emotiva, tierna, simpática, tan poco original como correcta y familiar. Se acerca a muchos temas, Alzheimer, redes sociales, enfrentamiento generacional, la importancia de la familia... todo ello tratado sin mucha profundidad pero de forma simpática y familiar. Y apoyado todo en buenos intérpretes. A Oscar Martínez, (argentino sin acento), le hemos visto en la reciente El cuento de las comadrejas, El ciudadano ilustre, Paulina, Relatos salvajes, en la buena linea de actores argentinos. Inma Cuesta casi siempre me gusta y el descubrimiento es Mafalda Carbonell, hija de Pablo Carbonell, llena de simpatía y buen hacer como la nieta adolescente con una minusvalía, enganchada a las redes. Por cierto que las circunstancias de su minusvalía en la película responden a la realidad. Es una lástima que el personaje del yerno (Nacho López) al que no recuerdo haber visto antes, sea lo mas flojo de la historia.
En conjunto y aunque con momentos poco afortunados, la película es entretenida y podría relacionarse con Pequeña Miss Sunshine e incluso con la oscarizada Green Book. Se echa de menos, eso si, esa habilidad del cine norteamericano para convertir la corrección en algo más.
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