Myriam y Antoine se han divorciado. Tienen una hija a punto de cumplir los dieciocho y un hijo de once. Para proteger a su hijo pequeño, Julien, de su violento marido, Myriam pide la custodia, pero la juez decide concederla compartida entre ambos cónyuges. Víctima de un padre celoso y obsesionado con Myriam, y en el afán de proteger a su madre acosada, Julien acaba encontrándose en medio de un conflicto creciente.
Lo que se presenta inicialmente como un drama sobre la custodia de los hijos de una pareja divorciada, se centra después en el personaje del hijo, un chico de 11 años, que se ve en medio de una situación de acoso por parte de un padre violento, celoso y maltratador que utiliza al hijo para acosar a la madre. Una situación difícil de soportar que desemboca en un ataque desquiciado que provoca un terror comparable al de El resplandor. Es precisamente esta película de Kubrick una de las que cita como referencia el director. Me gustaron el guion y la realización, ambas bastante sencillas. El director consigue hacernos llegar la tensión de la situación. La violencia que se puede llegar a generar tras una separación no aceptada por una de las partes y los límites irracionales que puede alcanzar.
Bien interpretada por Lea Drucker y Denis Menochet y el niño Thomas Gioria, una película que se mueve entre Te doy mis ojos (Iciar Bollaín, 2003) y Sin amor, película rusa que, para mi, era de las mejores del pasado año, comentada en el blog.
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