En el Teatro Español se presenta esta versión de Las Troyanas, de Eurípides en adaptación de Alberto Conejero (de quien vimos en temporadas anteriores La piedra oscura) y con la dirección de Carmen Portaceli. Esta obra se presentó este verano en el Festival de teatro clásico de Mérida.
Esta versión del texto clásico de Eurípides, nos muestra la vigencia de los clásicos en el mundo actual. Una obra que trata sobre los vencidos, en este caso las mujeres, primeras víctimas durante y después de cualquier guerra y en cualquier parte del mundo.
Después de cada guerra, y también durante la guerra e incluso sin guerra, los sufrimientos de las mujeres siempre quedan relegados, siempre hay problemas más importantes: los niños, el hambre o los refugiados y algo muy importante, cómo se convierten en trofeos de guerra a repartir por los ganadores, como es el caso de las seis protagonistas tras la Guerra de Troya.
La guerra de Troya ha terminado. Los vencedores esperan vientos favorables para partir con sus naves y se reparten a las mujeres vencidas como esclavas. Los mas famosos entre los vencedores se reservan a las más distinguidas. Así, Hécuba es adjudicada a Ulises y Casandra a Agamenón. Políxena, hija de Hécuba y Agamenon es conducida a la tumba de Aquiles.
Me gustó el espectáculo, en general. Aunque tengo mejor recuerdo de la versión que vi, hace cerca de 10 años en el Matadero, dirigida por Mario Gas, más fiel a la tragedia original. Aquí, el adaptador, prescinde de los dioses Neptuno y Minerva y modifica el reparto, prescindiendo de Menelao y dando voz a Políxena y Briseida que no figuran en el original. Y trata de dar una imagen mas intemporal, con un vestuario que los acerca a nuestros días. Ya Eurípides, cuando escribió la obra, trataba de referirse a otra guerra distinta a la de Troya, así que no me parece mal ese acercamiento a la época actual.
El reparto está dominado por Aitana Sanchez.Gijón, quizá algo joven en relación a algunas de sus compañeras (la actriz que representa a Casandra, su hija, es mayor que ella). Está bien, aunque en mi recuerdo permanece Gloria Muñoz en la versión antes mencionada. El resto cumple adecuadamente. Y me gustó especialmente Ernesto Alterio como Taltibio, el mensajero.
La escenografía es de Paco Azorín y el espectáculo es digno del marco en que se presenta.
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