De Alfredo Sanzol, el autor de esta obra, he hablado en un par de ocasiones en el blog con ocasión de comentar Aventura y La respiración, por lo que no voy a repetirme.
Ahora, dentro del proyecto llamado "Teatro de la ciudad" que hace un par de años nos ofreció versiones de Antígona, Medea y Edipo, Sanzol se aproxima al mundo de Shakespeare, para ofrecernos una comedia de enredo que toma prestados personajes y situaciones de las comedias más ligeras del autor inglés.
Alfredo Sanzol releyendo a Shakespeare se imagina lo siguiente: “Quiero que La Ternura sea una comedia romántica con islas desiertas, naufragios monumentales, reyes frágiles y reinas soñadoras, leñadores miedosos y pastoras tempestuosas, seres mágicos, cambios de identidad, pasiones desatadas, odios irracionales, deseos incendiarios, giros sorprendentes, fantasmas borrachos, apariciones, desapariciones, encuentros, desencuentros… y un deseo que une a todos: el de encontrar la Ternura como sea, donde sea, con quien sea.”
Es la historia de dos trios de personajes. Por una parte, la reina Esmeralda y sus dos hijas, las princesas Salmón y Rubí, que viajan en la armada invencible. Las princesas han sido prometidas a nobles ingleses en matrimonios de conveniencia. Para evitarlo, la reina, que odia a los hombres y practica la magia, desata una tempestad que acaba con la armada y mediante un manto mágico llega con sus hijas a una isla que cree desierta. Allí se encontrará con el leñador Marrón, y sus hijos, Verdemar y Azulcielo, que comparten una situación similar de rechazo a las mujeres, por lo que viven allí recluidos.–«cada personaje va acompañado de un color que es un reflejo de su alma»–
A partir de ahí la situación se puede imaginar. Pociones mágicas, disfraces, dobles sentidos,equívocos, mentiras, temores y, finalmente, el triunfo de la atracción entre sexos. Porque los dos sexos son diferentes pero, como decía el personaje de Spencer Tracy en La costilla de Adán, ¡Viva la diferencia!
El resultado es una comedia agradable, bien construida, que hace pasar un rato muy entretenido, apoyada en unos intérpretes eficaces,que con excepción de Paco Déniz, apenas conozco, que estuvieron con Sanzol en varios de sus montajes anteriores, incluido Edipo. Quizá, para mi gusto, un poco pasado de rosca el desenlace en un giro más cerca del vodevil que de la comedia de enredo.
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